Capítulo diecinueve.

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La última semana pasó lenta y aburrida para Mina. Mientras que su tía salía, ella se encontraba en su habitación encerrada y estudiando.

—¡Perdón!—Había dicho por enésima vez Tae, después de lo ocurrido en la fiesta.—No sabes cuanto lo siento princesa...

—Eres un pésimo mejor amigo Tae.—Gruñó Mina.

—Lo sé. De seguro tu tía debe estar odiándome por dejarte sola.

—No tienes idea de cuanto. Por tu culpa ahora ella está enojada conmigo.

—Lo siento, sé que ella es muy importante para ti y bueno...—Suspiró.—La cagé.

—Si, la cagaste y demasiado.—Dijo molesta.

—Perdóname Mina... juro nunca más volverlo a hacer.—Dijo con arrepentimiento, y es que no le gustaba que ella estuviera enojada con él.—Lo lamento...

Mina soltó una risita.

—Está bien, ya pasó solo olvidalo. Si te perdono.

Tae soltó un suspiro de alivio.

—Prometo nunca más hacerlo, preciosa... oh, por cierto, ¿Quieres venir a mi casa hoy? Necesito hablarte sobre algo...

—No creo que pueda Tae, es que...—Y antes de que pudiera terminar la frase, el teléfono fue arrebatado de sus manos.—¡Oye!

—¿Es que acaso no fui lo suficientemente clara la última vez? Nada de llamadas hasta que llegue tu mamá Jeong.—Dijo Chaeyoung.

Mina la fulminó con la mirada glacial.

—Solamente quería tomarme un tiempo de descanso. Discúlpame por querer divertirme en mis vacaciones.—Dijo irónica-

—Pues escúchame bien, tu mamá Jeong me dejó a cargo de ti con ciertas reglas que debo hacerte cumplir, te dejé salir y hablar por teléfono y no cumpliste ninguno de los horarios ni reglas que yo te dejé solo para asegurarme de que ibas a estar bien, así que harás lo que te diga te guste o no.—Dijo Chaeyoung, más que una advertencia, parecía una amenaza.

Mina no dijo nada más. Era imposible tener una conversación normal con Son sin que se enfadara y obviamente, la que salía perdiendo era Mina. Cuánto extrañaba aquellas noches en las que Chaeyoung le hacía el amor hasta las tantas de la madrugada... el caliente contacto de su piel con la suya y sus besos, aquellos labios que le hacían gozar de placer eran únicos. Todo en ella era único, era especial. Y ahora lo veía con claridad, ahora las piezas del puzzle encajaban a la perfección. Ella la amaba. Por primera vez, la estaba viendo con otros ojos, y no como su tía amiga con la que jugaba cuando tenía trece años y Chaeyoung diecisiete años. No, era mucho más que eso. La estaba viendo como Son Chaeyoung.

Y llegó aquel día, el que jamás pensó que llegaría, pero se equivocó...

—En un rato más llegarán tu madrastra y tu mamá Jeong, Mina.—Le dijo Chaeyoung desde la cocina.

—Que bien.—dijo con sarcasmo, sin siquiera verla.

Chaeyoung suspiró y caminó hacia la sala principal. La vio ahí, sentada en el sillón y leyendo un libro que parecía de Química.

—No te noto muy contenta, ¿No te alegra saber de que llegarán?

Mina suspiró con pesadez y cerró el libro para dejarlo a un lado del sillón. Alzó el mentón y la miró.

—Para serte sincera, no. Es más, preferiría que no volvieran.

—¿Por qué?

—Porque así tendremos tiempo de terminar con todo lo que hemos empezado.

Chaeyoung se quedó mirando, tratando de encontrarle sentido a sus palabras. De pronto, se rió con amargura,

—¿De que te ríes?—Preguntó Mina frunciendo el ceño. No recordaba haber dicho algo gracioso.

—Es que me resulta gracioso, porque... tú y yo nunca hemos empezado algo. Eres mi sobrina, Mina. Jamás te miraría con otros ojos.

➤Una Tía Sucia | 𝑴𝒊𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒈 𝑮!𝑷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora