Capítulo treinta.

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Chaeyoung negó con la cabeza una vez más. Mina se quejó, como si fuese una niña pequeña a la que le arrebataron su osito de peluche favorito.

—Por favor.—Pidió ella mientras daba pequeños saltitos, en gesto infantil, que a Chaeyoung le divertía.

—Ya te dije que no.

Chaeyoung se giró para irse, pero antes de que pudiera caminar, se dio cuenta de que algo la molestaba. Se volvió y vio a Mina, quien la estaba abrazando fuertemente y al parecer no tenía la intención de soltarla.

—¿Qué haces?—Dijo Chaeyoung frunciendo el ceño.—Suéltame.

—No hasta que me digas que me vas a acompañar.

—Pídele a tu Mamá o a Nayeon.

—Ya les dije, no me dejan ir sola y me dijeron que te pidiera a ti.

Chaeyoung pensó en lo insoportable que debió haber sido Mina con ellas. Conociendo lo terca que podía llegar a ser su princesa, no le extrañaba que hubieran preferido dejársela a su cargo. Mina la abrazó tan fuerte que pensó que se le iban a salir los pulmones de la boca.

—Voy a estar pegada a ti hasta que me digas que si.—Le amenazó Mina.

—Dios, eres tan terca.

—Llámame chicle.

Chaeyoung rió. Vale, al final siempre terminaba cediendo ante ella.

—Está bien.

Mina chilló tan fuerte que Chaeyoung juró que iba a tener una sordera de por vida. Ella la soltó sólo para tirarsele encima y repartir una lluvia de besos por toda su cara. Chaeyoung jadeó en busca de aire y apenas cuando pestañeó, Mina la había soltado para correr hacia su cuarto.

Conmocionada, Chaeyoung sólo reaccionó cuando su celular comenzó a sonar en el bolsillo de su pantalón.

—¡Hola hermanita!

Chaeyoung siseó de dolor al escuchar la aguda voz de su hermana saludarla.

—Joder, ¿Es que acaso todas las mujeres que me cruzo tienen que gritar? Ya bastante tengo con Mina.

—Uy, ue gruñona. Solo venía a decirte que si vas a acompañar a Mina al centro comercial la traigas a casa antes del anochecer.

—Vale, vale, ¿Algo más?

—No, eso nada más, ¡Adioooooooos!

Chaeyoung siseó de dolor una vez más al escuchar el chillido de Nayeon. Cuando había acercado el celular hacia su oreja para insultarla, se dio cuenta de que había colgado. Lo había hecho a propósito sólo para molestarla. Aún así, no pudo evitar reír.

—Ya estoy lista.—Dijo Mina bajando las escaleras.—¿Vamos?

—Sí, sólo déjame buscar mis llaves. Espérame en el auto.

Mina asintió y Chaeyoung fue a la cocina para coger sus llaves. Cuando regresó hacia la sala principal, se miró en el espejo que estaba colgado en la pared y quedó con la boca abierta. Se acercó hacia el espejo y tocó su rostro sin poder creerlo. La marca del lápiz labial de Mina en forma de besos había quedado alrededor de toda su cara. Negó con la cabeza y riéndose, cogió una servilleta y se limpió el rostro mientras salía de la casa.

➤Una Tía Sucia | 𝑴𝒊𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒈 𝑮!𝑷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora