Capítulo veintiocho.

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Mina llegó a la casa.

—Ya llegué.—Avisó, pero nadie contestó.

Caminó a la cocina y se sirvió un vaso de agua. Luego subió las escaleras y cuando caminaba hacia su habitación, se encontró con su madre.

—Hola hija, ¿Cómo te fue en la escuela?—Preguntó Jeong.

"Agotador, aburrido, cansador".

—Bien.

—¿Tienes tarea que hacer?

Mina asintió. Si algo había aprendido estos últimos días, era que debía hacerle caso a su madre en todo lo que le decía si quería que la quisiese.

—De hecho si, una tarea grupal de biología. Me juntaré en la casa de Jackson para hacerla.

Jeongyeon frunció el ceño.

—¿Ese niñito matón de tu curso?—Ella asintió.—Perdóname, pero con él no vas a hacer tu tarea. Ni con él, ni con ningún otro chico.

—Bueno, considerando de que somos once las personas que vamos a clases particulares durante las vacaciones y que soy la única mujer ahí, se me hace imposible no hacer la tarea con un hombre.

Jeong estiró su mano hasta su mejilla y la acarició con una ternura que la asustó.

—Lo lamento, Mina, pero me temo que tendrás que hacer la tarea tu sola. Eres una chica muy guapa, y no confío en ese chico y ni en ningún otro como para dejarte sola con él.

Mina lo miró sin pestañear. Era probablemente lo más acogedor que le había dicho durante todo el verano. Y su corazón se encogió con la simple idea al creer de que se estaba ganando un poco del afecto de su madre.

—Está bien, mamá. No te preocupes, haré el trabajo yo sola.

Jeongyeon asintió, satisfecha y la dejó sola en su habitación para que comenzara con su tarea. Mina sacó su libro de biología de la mochila e intentó concentrarse en su investigación, aunque sus pensamientos solo estaban puestos sobre su tía y en lo hermoso que sería tenerla a su lado en ese momento. Poder sentir sus manos vagar por cada curva de su cuerpo, el caliente contacto de su piel con la suya mientras que su lengua recorra lugares que ni ella misma sabía que existían.

Se enrojeció de calor ante el simple pensamiento de ella encima de Chaeng montándola, mientras se desliza de arriba hacia abajo, controlando el placer de ambas, disfrutando de la dulce melodía de su voz, ronca y áspera, al oírla gemir un "Mina" lleno de lujuria en su oído. Su cuerpo hervía por Chaeyoung. La deseaba, aquí y ahora.

El sonido de la puerta de su habitación sonar al tocar la sobresaltó. Pensando que era su mamá quien la llamaba para bajar a cenar, contestó con lo primero que se le vino a la mente.

—Ya estoy que termino mi trabajo mamá, lo acabo y bajo a comer.

—Tengo algo mucho mejor para darte de comer, nena.

Mina sonrió al reconocer su voz. Chaeyoung entró a la habitación. Las comisuras de sus labios se levantaron hasta formar una pícara sonrisa y acercándose hasta la orilla de su cama, tomó su mano y le quitó el lápiz para luego acercarla a sus labios y depositar dos sonoros besos en el dorso de su mano. Mina gimió al sentir la suavidad de sus labios recorrerle entre sus dedos.

—¿Qué haces aquí?—Logró formular ella, entremedio de un jadeo.

—Vine a alejarte un poco del estrés de la escuela.—Gruñó, apartando los libros y útiles escolares a un lado para sentarse a su lado.

—Me parece estupendo pero... mamá y Nayeon nos pueden escuchar...

—No te preocupes por eso, fueron a cenar y me dejaron bajo tu cuidado.—Dijo mirando los primeros botones de su camisa que cubrían sus atributos, los cuales le pedía ser desabrochados.—Joder, no hemos follado hace mucho y te necesito...

Mina bajó la mirada a la abultada erección de Chaeyoung, ella también la necesitaba. Con desesperación.

—Hazme el amor, Chaeyoung.—Le imploró ella, sus ojos oscuros por el deseo.

Y tomando a Chaeng por el cuello de la camisa, la jaló para devorarle los labios salvajemente.

➤Una Tía Sucia | 𝑴𝒊𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒈 𝑮!𝑷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora