Capítulo tres.

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Mina yacía tendida en el suelo, con la respiración agitada y los ojos cerrados. Sintió las manos de Chaeyoung posarse sobre sus pechos. Gimió y abrió los ojos de golpe.

—¿Te gusta lo que te hago muñeca?—Preguntó y apretó sus senos levemente.

—Sí...—Musitó.

Chaeyoung la miró a los ojos, buscando seguridad en ellos.

—¿De verdad?

—Sí...—Dijo más alto. Dios, ya no aguantaba. Lo deseaba. Al diablo con lo que pasaría después, lo único que le importaba era el aquí y ahora, y eso era... follar con su tía.—Te deseo, Chaeyoungie. Haz lo que quieras conmigo, soy tuya.

—No sabes lo que acabas de decir, pequeña.—Se humedeció los labios con la lengua.—Si bien recuerdo, prometí dejarte ver la televisión a cambio de que te quitaras la camisa.—Acarició sus senos sobre la tela de algodón. Mina jadeó.—Quitatela.

Sin protestar, Mina se levantó del suelo junto a la castaña quedando al frente de esta. Se levantó la camisa hacia arriba con una lentitud pasmosa que hizo estremecerse por la excitación a Chaeyoung. Son se mordió el labio al verla en sostén. Los pechos eran del tamaño perfecto para sus manos. Tragó saliva cuando la vio quitarse el sostén. Sus pezones estaban erguidos, durísimos y lo único que deseaba Chaeyoung era poder lanzarse hacia sus brazos y chuparlos hasta el amanecer. Dios, pero que vista...

—T-tócate.—dijo Chaeyoung arrastrando las palabras.

Y lo hizo, Mina se tocó los pezones logrando ligeras ondas de placer recorriendo todo su cuerpo ante la satisfactoria sensación de sus manos y la mirada penetrante de Son.

Chaeyoung gimió sin dejar de observarla, se iba a volver loca ante ese panorama. Sintió como su pene palpitaba de deseo debajo de la tela de su boxer. Le dolía y juraba que la cremallera de su pantalón se rompería por la presión que hacía su polla, la cual exigía salir.

—Sigue, no pares.—gimió Chaeyoung con una expresión de placer en su rostro.—Justo así nena, muy bien, me la pones muy dura.

—¿Más aún?—rió.

—Así es...—y se acercó hacia ella para besarla hambrientamente.

Esta vez Mina no se resistió y le correspondió el beso. Enredó sus dedos en el corto y sedoso cabello de su tía, mientras que sus labios se movían rítmicamente, desatando una guerra de lenguas en el interior de sus bocas.

Chaeyoung la levantó tomándola de los muslos mientras que Mina enrollaba sus piernas en sus caderas. Ella gimió al sentir su erección haciendo presión en su vientre. Sus labios jamás se despegaron. Caminando hacia la habitación matrimonial de su hermana, Chaeyoung la dejó delicadamente sobre la cama y terminó por desnudarse. Mina se tensó cuando Chaeyoung le separó los muslos, acomodándose al medio de ella.

—No cariño, no te tenses cariño. Porque te haré disfrutar.

➤Una Tía Sucia | 𝑴𝒊𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒈 𝑮!𝑷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora