Elena
He perdido la cuenta de la cantidad de veces que este hombre me ha secuestrado, pero esta vez ha cruzado la línea.
¡¿Un crucero?!
No puedo creer que permití que me adentrará a esta embarcación, lo peor es que ni estoy molesta. No quería casarme, aunque tampoco deseaba involucrarme más con Adrián. Es que, desde la vez que Edel planteó que Adrián me coqueteaba por la empresa, porque es la competencia, me entraron las dudas. He estado tan confundida que terminé por aceptar el casamiento con mi prometido definitivamente. Sin embargo he sido llevada otra vez por este Ricoy y ya no sé qué pensar.
—Baby, quita esa cara —Me sonríe el rubio y yo lo miro frunciendo el ceño —. No estés enfadada, yo te amo, de verdad.
—Si me amarás, no me raptarías —le aclaro.
—Solo evito que cometas un error —Me agarra las manos.
—No hay error —dictamino y me suelto rápidamente alejándome.
—Claro que sí, protejo tu felicidad, ambos sabemos que no querías estar con ese hombre.
Me giro caminando por la cubierta hasta estribor y apoyo las manos en el barandal, mirando al mar, el viento mueve mis cabellos rubios, entonces suspiro.
—No pero...
—Elena —Hace una pausa —sé que piensas que como nuestras familias son competencia en el campo laboral, crees que somos enemigos, pero no es así, esta no es la época medieval, ni somos Romeo y Julieta, te lo aseguro.
Me río, y me giro a mirarlo raro.
—¿Romeo y Julieta? —Alzo una ceja.
—Sí —Hace una sonrisa amplia —los Richerd y los Ricoy no se llevan bien, pero no somos los Capuleto ni los Montesco, así que no puede haber tragedia entre nosotros dos.
—¿Eres idiota o qué? —me burlo.
Da dos pasos hacia mí y toma mis manos sonriente.
—Si ser idiota significa que me sonrías y me creas, soy el más idiota de todos los tiempos.
Bajo la vista sin dejar de sonreír.
—De acuerdo, acepto tu declaración —Lo miro otra vez —, señor idiota.
Acerca su rostro al mío, entonces une sus labios, siento el suave tacto al ser un beso lento, aunque luego me come la boca de manera apresurada, lo que me hace acalorar cuando empuja mi cuerpo al suyo, agarrando mi cintura.
Pronto terminamos en el camarote, perdiendo nuestras ropas y teniendo sexo en una de las camas de allí.
—Mierda —se queja Adrián mientras está sobre mí y nuestras respiraciones se sofocan por el calor que emanan nuestros cuerpos rozándose.
—¿Qué sucede? —pregunto sonrojada.
—Olvidé lo más importante —expresa preocupado.
Lo miro confundida.
—¿Q... ¿Qué es? —digo nerviosa.
—El preservativo.
Oh rayos.
—¿Te importa si yo... —Desliza sus dedos suavemente por mi pierna.
Trago saliva.
—Hazlo —expreso sin planteármelo bien, entonces rápido me besa.
Quizás sea una mala decisión, pero no puedo pensar con tanto calor. Mi lado estructurado y responsable se perdió en alguna parte, pero la verdad, no lo quiero encontrar.
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Míster Libido (R#0)
Short StoryAdrián Ricoy tiene un serio problema con su deseo sexual, no puede parar. Tanto es así, qué en su barrio hasta le pusieron un apodo. Míster Libido, es divertido, carismático. Esa emoción que tiene es lo que le falta a Elena ¿Será qué la correcta y s...