Elena
Al final del muelle hay un restaurante de mariscos y yo como "¿En serio?".
—¿Qué clase de idiotez es esta? —Señalo el lugar.
—Como gran hacedor sexual, sé potentemente que los mariscos son afrodisíacos —Me guiña el ojo —aunque obvio, yo no voy a comer porque explotaré —Ríe.
—¡No necesito saber que estás excitado! —le grito sonrojada.
—Pero Amor, es parte del ser humano aunque... —Levanta un dedo —más mío, por supuesto —Se acerca a mi espalda y me empuja para hacerme caminar —¡¡Ahora vamos a comer!!
—¡¿En serio?! —expreso desconcertada.
Tiene que ser una broma.
Terminamos por sentarnos en una mesa, el camarero nos entrega el menú y observo el lugar sospechando.
—¿No hay nadie aquí? —pregunto viendo sólo al personal.
—Reserve todo el edificio, baby —Mueve las cejas.
—Que desperdicio de dinero.
—No te conformas con nada —Hace puchero —pero yo no me rindo.
Lo miro mal.
—¿Me secuestras y quieres que esté de buen humor? Eso es pedir demasiado —Intento ignorarlo, observando el menú.
—Elena —Me toca la mano.
Que bien suena mi nombre en su boca. Estúpida, ese no es el punto en cuestión. Bajo el papel y lo miro frunciendo el ceño, molesta.
—¿Qué?
Me regala una bonita sonrisa.
—No tengo malas intenciones, no estoy aquí para lastimarte ni nada, sólo para pasar un buen rato contigo —Suelta mi mano y mira su menú —. Tenía que aclararlo —exclama y luego se centra en lo que lee —. Yo pediré fruta —Se ríe y no sé por qué, pero una sonrisa se forma en mí también.
«De acuerdo». Me digo a mí misma. Una cena no debe ser nada malo.
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Míster Libido (R#0)
Storie breviAdrián Ricoy tiene un serio problema con su deseo sexual, no puede parar. Tanto es así, qué en su barrio hasta le pusieron un apodo. Míster Libido, es divertido, carismático. Esa emoción que tiene es lo que le falta a Elena ¿Será qué la correcta y s...