37. Corrupción

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Adrián

El desgraciado de Edel no tiene antecedentes, está limpito para la policía. Aunque en realidad está bien sucio, sucio y asqueroso. Pero si Elena no lo denuncia, yo no puedo hacer nada.

—Quiero golpearlo —Apoyo mi codo en el escritorio de mi oficina y mi cabeza en mi mano, mientras me mantengo sentado.

—Al final vas a terminar tú en la cárcel —se burla Jacob.

Jairo le pega un codazo y luego me pregunta, mientras el otro se soba el brazo.

—¿Y qué piensas hacer?

Sonrío con malicia.

—Voy a meterlo en la cárcel por fraude.

Alza una ceja.

—Pero dijiste que no encontraste nada en su contra.

Levanto un dedo.

—Sí, pero las autoridades no van a saber eso.

Elena

Han pasado los días y el médico me ha dado el resultado. Me encuentro impactada con este.

Estoy embarazada.

Entro a hurtadillas a mi casa, pero me hallo con mi madre en la entrada de todas formas, estaba esperándome. Me mira como acusándome y deja de cruzar los brazos, para mostrarme el almanaque que había en mi cuarto.

Maldición.

—Madre, yo...

—No me digas, ya lo sé —expresa molesta —. Ya averigüé con tu médico y hasta me dijo quien es el padre de esa cosa.

Doble maldición.

—Sabía que no podía confiar en un hombre —Bufo.

—Excelente, porque quiero que abortes —exclama directo.

—¡¿Qué?! —expreso alarmada y luego me quedo callada por un momento —¿Eso es legal?

—No, pero puedo conseguir a un médico que lo haga de todas maneras.

—Yo... no estoy segura —Niego moviendo la cabeza.

—Confía en mí, es lo mejor.

—No sé...

—Elena...

La puerta se abre de repente y veo entrar a mi padre agitado a la casa.

—Arrestaron a Edel —declara.

—¿Arrestaron? —expreso confundida.

—Oh cielos —chilla mi madre —¿Por qué?

—Fraude —Camina en círculos —, y pensar que casi es parte de nuestra familia, que horror.

—Debe ser un error —Mamá agarra las manos de papá —. Hay que ir donde su familia para darles nuestro apoyo.

Mi padre se suelta.

—Sea o no, hay que cuidar nuestra reputación, primero es nuestra familia, además Elena está enojada con él, así que nos viene perfecto no saber nada de los Sachman.

Mi madre suspira.

—De acuerdo, siento sacar el tema ahora, pero debo decirte algo.

—¿Qué sucede? —Alza una ceja.

—Es sobre nuestra hija y Adrián Ricoy.

—¿Adrián Ricoy?

—¡Mamá, no! —suplico.

—Se dice madre —ella me corrige.

—Los Ricoy son unos corruptos —expresa papá y me observa —, más vale que no estés involucrada con ese tipo de gente o me veré obligado a no hablarte nunca más.

—Papá, yo no, jamás —Niego rotundamente y veo como se retira.

Siempre está ocupado.

—¡Madre! —la llamo para replicarle.

Ella me mira amenazante.

—Tienes que abortar o le diré a tu padre lo que has hecho.

—¿Quieres romper la poca relación que tengo con mi padre? —digo angustiada.

—Yo no, cariño, tú sola te estás hundiendo, desde que te revolcaste con ese hombre, te has convertido en una promiscua, ni te reconozco.

Oh Dios, no puedo creerlo.

Míster Libido (R#0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora