52. Espero equivocarme

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Elena

Me levanto de la cama, luego de dormir como si hubiera sido una eternidad, entonces me visto despacio. Adrián sigue descansando, así que decido no despertarlo. Salgo de la habitación, bajo por las escaleras y voy directo al comedor. Encuentro a mi hijo sentado en su sillita, cuando me ve se asusta.

Sonrío y me siento a su lado.

—¿Qué estás haciendo tan temprano levantado? —le pregunto.

Baja la vista avergonzado.

—Tuve, pesadilla.

—Ya veo —Miro hacia el frente.

—¿Mami se fija, monstruo en clóset?

—No hay ningún monstruo en tu armario, Ian —Lo observo de mala manera y se asusta.

—Pero papi mira —Se refriega el ojito porque va a llorar.

—Que no hay —repito.

—Mami mala, mami no me quiere —Hace puchero.

Me sobresalto.

—E... eso no es cierto —Se forma un silencio porque se me queda mirando muy fijamente —¿Qué? —digo ya que quiero salir de la incomodidad de la situación.

—¿Mami me quere?

Suspiro y lo miro seria.

—Escúchame Ian, hay muchas formas de demostrar amor, mamá es una persona complicada.

—¿Complicada? —Se lo piensa —¡Difícil! —exclama cuando entiende.

—Sí.

—¿Pero me quere o no? —Entrecierra los ojos y resulta gracioso.

Sonrío.

—Sí, te quiero.

—Bueno, pero, mira bonito —Me muestra una sonrisa.

—Eso está difícil.

Tira al cabeza sobre la mesa.

—¡Ay mamá, complicada!

Me río.

—Sí, sí que lo soy.

Se escuchan dos golpes en la puerta y Adrián entra al comedor.

—¿Interrumpo? —Hace una gran sonrisa —¿Ya te lavaste los dientes? —le pregunta al nene y este sale corriendo.

—¡Estoy yendo! —grita Ian mientras sale de mi campo de visión.

Adrián se sienta a mi lado y me sonrojo al recordar lo de anoche.

—Hola, cariño —Me da un leve beso —¿Ya desayunaste?

—Eh no —Bajo la vista —, hablaba con Ian.

—Me encanta —dice contento.

Frunzo el ceño.

—No te acostumbres, es difícil estar de humor.

Se ríe.

—¿Y yo te pongo de buen humor? —Toma mi mano.

Levanto la vista y le sonrío.

—Tú, sí.

—Genial, tendré que poner todo mi esfuerzo entonces.

A veces creo que funciona y en otras ocasiones, pues no. No confío ni en mí misma. Ojalá todo marchara bien, pero pienso que es difícil, que no lo hará, mi mente lo sabe. Espero equivocarme.

Míster Libido (R#0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora