Adrián
3 años después...
He probado de todo, pero con todos los andrólogos que he ido, ninguno ha encontrado forma de apaciguar mi libido. Para algunos sonará gracioso, pero no he tenido sexo en años y eso me está matando.
De hecho, estoy estresado.
Resisto a cada tentación que se me cruza en mi camino, mis amigos no entienden mis acciones y dicen que mi relación con Elena es tóxica, intento distraerme con el trabajo o saliendo con Ian un rato a la plaza.
Estoy cansado, harto, no sé. Creo que me van a salir ojeras o me volveré viejo pronto. Necesito regresar a mi alegre personalidad, o al menos cambiar la rutina.
Llego a la casa y veo a mi fría esposa sentada en una de las sillas del comedor, leyendo un libro sobre la mesa, mueve sus delicados dedos cada página con tal refinamiento que me vuelvo a enamorar.
Y excitar.
—Hola, ya regresé —Me muerdo el labio inferior.
Alza la vista y despacio revolotea sus largas pestañas.
—¿Cómo te ha ido? —pregunta sin expresión en el rostro.
Suspiro, camino hasta ella y me siento a su lado.
—Uf, no sé por dónde empezar —Apoyo mi mano en la suya y la aleja —. Pues... hay que descartar a este doctor, tampoco puede ayudarme, el trabajo ha ido tranquilo y... ¿Cómo ha ido tu día?
—Nada nuevo, desde que discutí con Zaray no salgo mucho, también he ido al trabajo, aunque sólo un rato, no tenía ganas de estar entre tanta gente, eso es todo.
Se forma un silencio.
Un silencio incómodo.
¡Ah que incómodo!
—¿Ian? —pregunto.
—Jugando con la niñera, supongo.
—Ya veo... —Se hace otro silencio incómodo —te molesta si...
—Ve, no importa —Vuelve a mirar su libro.
—¿Qué lees? —pregunto por curiosidad y otra vez alza la vista hacia mí, así que se me acelera el corazón.
—Algo —Cierra la tapa.
—Que desconfianza —Me río.
Frunce el ceño.
—¿Me quieres mandar al psicólogo otra vez? Porque no va a funcionar.
—Lees psicología —Chasqueo los dedos al ver su expresión de sorpresa —¡Adiviné!
Se sonroja.
—Cállate.
—Es que fuiste muy obvia, pero yo no te obligué, te lo ofrecí —Bufo y me inclino en la silla, apoyando las manos en mi nuca —. Aunque creo que soy yo el que necesita uno.
Rueda los ojos.
—¿Y tú para que quieres uno?
—Bueno, no eres tú la única que sufre.
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Míster Libido (R#0)
Short StoryAdrián Ricoy tiene un serio problema con su deseo sexual, no puede parar. Tanto es así, qué en su barrio hasta le pusieron un apodo. Míster Libido, es divertido, carismático. Esa emoción que tiene es lo que le falta a Elena ¿Será qué la correcta y s...