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-Grace, nena. No puedes seguir así. Llevas mucho tiempo llorando por él.-

-¡No!, ¡Él volverá!, ¡Tiene que volver!. Yo...- Sollozo contra Iker.

Todos se encuentran en el apartamento. Con todos me refiero a Mateo, Sav, Iker y Cameron.

Si, Cameron.

La última vez que la vi fue en San Francisco por su trabajo de modelo pero ahora que está de regreso en Miami ha seguido manteniendo el contacto con Iker y según me contó él, ya son algo más que amigos. Me alegro muchísimo por él y porque por fin pueda ser feliz.

Se lo merece.

Pero desgraciadamente yo me siento como una mierd.a. No se hace cuanto tiempo que Ian se fue si un mes, tres semanas o dos años. Se me hace imposible el no verlo por el apartamento a todas horas solo vestido con sus bóxers.

-Grace, si te digo la verdad, yo tampoco sé que pudistes hacer mal, pero si Ian no te supo valorar déjalo, no vale la pena. Aunque sea mi amigo, déjame decirte que es un completo idiota- Dice intentando animarme, pero lo único que consigue es que haga justo el efecto contrario.

-Un idiota del cual estoy enamorada, Iker. No puedo olvidarlo, simplemente no puedo.- Sorbo mi nariz mientras Savanah me pasa un pañuelo y yo le agradezco.

-Ya sé que haremos para hacerte olvidar aunque sea un rato- Comenta Cameron que desde hace un rato ha estado sin pronunciar palabra.

-¿Ah, si?, ¿Y qué és? -Digo fingiendo entusiasmo-. ¿El típico cliché de llevarme a una fiesta y encontrármelo casualmente ahí o, por el contrario llevarme a una fiesta y hacer que me enrrolle con el tío que esté más bueno?- Después de mi "razonamiento" Cameron se queda sin respuesta. -Eso no pasa en la vida real, Cam no te ofendas.-

-¿Y... Qué os parece una partida de Paintball?- Y ya estamos con Mateo y su sonrisilla de picardía en la cara.

-¿Paintball?, ¿Qué es eso amor?- Pregunta Savanah mientras lo mira frunciendo el ceño.

-Es un deporte en el que los participantes utilizan pistolas de aire comprimido para disparar pequeñas bolas de pinturas contra los otros jugadores. Pero, los jugadores tocados por bolas de pintura durante el juego son eliminados. ¿Qué os parece?- Dice sonriente.

-A mi me parece bien- Contesta Cameron. Todos asintieron y luego centraron sus miradas en mí. Me intimido un poco porque tengo a cuatro pares de ojos mirando hacia...

En fin.

-Venga va...- Acabo cediendo.

Total ¿Que pierdo por divertirme un poco?-

(...)

-¡Cuidado Grace!- Grita Iker detrás de un pequeño muro a mi lado. Justo al lado de mi cabeza pasa a toda velocidad una bola de pintura. Miro hacia al frente y Mateo maldice en voz baja. Me escondo rápidamente detrás de unos barriles oxidados que hay para cubrirse. Miro a mi derecha donde se encuentra Iker y asiente sonriendo con complicidad. Solo quedábamos Mateo, Iker y yo. Lo mejor es que nuestro equipo iba ganando. En nuestro equipo sólo estábamos Iker y yo mientras que en el otro estaban Mateo, Savanah y Cameron. Pero como ellas habían sido eliminadas solo quedaba eliminar a Mateo para que ganásemos.

Me asomo un poco para ver en qué posición se encontraba Mateo pero no lo veo por ningún lado.

¡Mierd.a! ¿Dónde se ha metido ahora?.

Será...

Noto algo en la parte baja de mi espalda.

-¿Me buscabas a mí?-

¡¡¡SERÁ HIJO DE...!!!.

-Tus últimas palabras Grace...- De la nada escucho como lanzan una última bola de pintura pero...

Epera. Yo no he recibido nada.

-¡¡GRACEE!!, ¡GANAMOS GRACE!- Iker grita mientras me sujeta de las caderas y da vueltas sobre sí mismo haciéndonos girar a los dos. Reímos mientras él me baja y Mateo nos mira con cara de pocos amigos, pero no tarda mucho en que esa cara se cambiase por una sonrisa.

-Buena partida pequeña- Mateo choca sus puños con los míos pero me tenso al oir el apodo con el que me ha llamado.

Pequeña.

Así me llamaba Ian.

-¿Qué tal si vamos a comer a Peggie Sue's y lo celebramos?- Todos estuvimos de acuerdo y nos fuimos en el coche de Mateo hacia una pequeña pero acogedora hamburguesería un poco alejada del centro. Me enamoré completamente del lugar. Era la típica hamburguesería retro de los 60. Con los asientos tapizados en rojo y las paredes pintadas en un color azul cielo. Me encanta lo retro.

Cenamos hamburguesas (Ahora direis: Duh, que lógico pues están en una hamburguesería, Pues dejenme decirle una cosa; tienen razón, No se me ocurría otra cosa ) Entre Bromas, Típicos chistes malos de Savanah y risas cenamos en familia.

(Mientras tanto...)

Londres, 16,45h. (Punto de vista de Ian)

Salgo lo más rápido que puedo de la oficina. Este trabajo es un asco, pero es lo que he podido encontrar. Trabajo de oficinista en una conocida empresa de publicidad de Londres.

Zoe, la hermana de Byron me consiguió el trabajo. Me he adaptado muy bien a todo el entorno Londinense. Tanto a la casa, como a las personas, como al trabajo.

Cuando llegué a Londres me sentí atraido por Zoe, pero he de reconocer que soy un completo Idiota y no he podido olvidar a Grace en este tiempo que llevo sin ella. La echo muchísimo de menos. Tanto, que a veces imagino que está conmigo para no sentirme tan vacío.

Soy un psicópata. Lo sé.

En la oficina tengo que decir que las chicas son guapas y me miran de reojo pero también hay que decir que son una verdaderas...

Es decir, no voy a insultar a ninguna mujer, ni tampoco a juzgar a nadie, pero digamos que no tienen respeto por si mismas.

Vienen a trabajar con ropa que parece que les vaya a explotar. ¿Cómo no se compran una de su talla?. Parece que ninguna se tiene un mínimo de respeto a sí mismas. Grace, nunca se pondría una cosa así.
Jod.er siempre acabo pensando en ella.

Salgo lo más rápido que puedo de la oficina y me dirijo a la cafetería que queda cerca de la empresa. Al entrar un amargo olor a café inunda mis fosas nasales. Me pongo en la cola y mientras reviso mi teléfono. Tengo algún que otro e-mail y algunos mensajes de Whatsapp. Mientras los leo, llega mi turno. Pido mi café y mientras lo preparan respondo a uno de los correos electrónicos. Pago, cojo la bebida y me dirijo a la salida. Iba a abrir la puerta cuando sin querer choqué contra algo. Mejor dicho contra alguien.

Esto me recuerda a Grace y a lo torpe que era siempre. Levanto mi vista y veo que una chica morena de baja estatura me mira con el ceño fruncido y a la vez enojada. Le he tirado un poco de café sobre su camisa de ejecutiva blanca. Sonrío y pongo mi mejor cara de niño bueno:

-Lo... ¿Siento?.-

-Serás...-Me Suelta una cachetada mientras sale de la cafetería. Corro detrás de ella y consigo detenerle el paso poniéndome justo delante. Ella me mira confundida.

-Venga... perdoname... Te invito a café.- Sonrío. Me dedica una mirada asina y se va meneando exageradamente sus caderas por la calle.

Okay.

Eso ha sido raro...

Rodeada De IdiotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora