08.

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Una situación hermosa, para el castaño significaba mucho. Le costó aceptarlo y encontrar sus gustos, pero sabía que estaba muy enamorado del pelinegro. Su carita de ángel lo enamoraba, lo tierno que es cuando se enoja, hasta sus movimientos son tiernos. Siempre pensó es esa persona especial, que lo haga sentir amado y querido. Que pase todas las tardes con esa persona, que se diviertan y que sean felices. Nunca se paró a que realmente se enamore de Martín, desde que lo vio pensó que serían mejores amigos. Pero ahora está perdidamente enamorado de Martín Kovacs.

El pelinegro se removió en su lugar, haciendo que Parnenzini sonreía enamorado. Se quedó observando el hermoso rostro del pequeño, sus pestañas, sus cejas, sus ojitos cerrados, sus labios y su nariz. Todo en Martín era perfecto, hasta sus defectos. Pero sabía que en Martín, defectos no había, porque todo en el es hermoso. Pero su mirada se fijó en la película, al ver como el de lentes se despertaba poco a poco, ya que se había dormido en su pecho. Trató de disimular, y la verdad es que le salió muy bien, porque Martín no se dio cuenta de que lo estaba mirando.

Vio como se despertaba por completo. Largó un bostezo y se estiró el lugar. El castaño sonrió de la ternura. Martín salió del pecho del mayor y se sentó en la cama. Se quedó quieto mirando a un punto fijo, pero sacudió su cabeza y quedó confundido por unos segundos.¿En qué momento se hizo de noche?. Se recostó otra vez y agarró su celular que estaba en la mesita de luz. Se fijó la hora y, eran las 9:30. Suspiro y dejó el aparato donde estaba. El mayor solo miraba lo que hacía el pelinegro, con una sonrisa boba. Sus miradas se conectaron entre sí, haciendo que el menor sienta una sensación rara en su estómago.

—hola— saludo con dulzura. Pedro se levantó y quedó sentado en la cama, al igual que Martín.

—hola... Ehhh, Martín ¿Podemos hablar— un lado de él decía que no le diga nada, pero el otro decía que sí. Así que dejó sus nervios de un lado y preguntó.

—sí— se acomodó en su cama y le prestó atención a lo que diga el castaño.

—ok— largó un suspiro pesado— ¿vos sos el novio de Felipe, no? —el contrario solo asintió con su cabeza— y cuando empezaste a andar con el, no notaste que es medio... Celoso?.— Martín volvió a asentir— sólo te quiero pedir, que por favor termines con Felipe. Yo sé que no soy nada tuyo y que tus relaciones amorosas no me tienen que importar, pero yo conocí a Felipe más antes que vos y también a sus parejas. Y ellas me han dicho que Felipe era... Tóxico.

¿cómo es eso que lo conoces más antes que yo?, porque no entendí— capaz sonará un poco celoso, pero no lo estaba en absoluto.

—cuando yo tenía como 14 años, era mejor amigo de él. Un día me dijo que empezó a andar de novio, cuestión que pasaban los meses y ellos seguían en la relación. Pero un día, se me acerca la novio y me dijo que Felipe la celaba demasiado y que aveces le pegaba, pero no tanto. Por eso no quiero que estés con el, no te imaginas de las cosas que puede llegar a hacer y no quiero que te pase algo mal. Y lo de hoy, lo puede hacer otra vez— agachó su cabeza y luego la levantó otra vez.

—tenés razón, voy a terminar con él— cuando terminó de decir eso, la felicidad invadió el cuerpo de Pedro— pero, ¿me podrías ayudar?— posó una de sus labios arriba del otro, formando un pucherito.

—jaja, sí te voy a ayudar— se rió por lo lindo que se veía el pelinegro.

—gracias— le dio un cálido abrazo a Pedro, haciendo que su corazón empiece a latir a mil.

—bueno hablando de otro tema, ¿Qué querés comer?.

—mmm... Arroz y milanesas— sonrió.

—bueno, comemos eso— se levantó de la cama, al igual que el de lentes. Salieron de la habitación y bajaron las escaleras.

A pesar de que llevan pocos días conociéndose, se tenían mucha confianza entre ellos. Se podría decir que son amigos, pero Pedro quería ser algo más que eso. Agarraron las cosas necesarias para cocinar y empezaron.
Aveces se tiraban con el pan rallado que caía de la milanesa, ya que como la cortaban, caían pan rallado a la mesa y se tiraban.

Cuando terminaron de hacer su comida. Pusieron platos en la mesa, tenedores, cuchillos, vasos y una jarra con jugo de naranja. Prendieron la televisión y se pusieron a ver Disney mientras comían. Estaban viendo Buscando a Dory, esta era muy entretenida y había unas partes graciosas, por las que lanzaban una que otra carcajada.

Cuando terminaron de comer, dejaron los utensilios en el lavaplatos y se pusieron a lavarlos. El pelinegro estaba lavando los cuchillos, pero sintió un ardor en su dedo índice, seguido por un poco de sangre. Se fijó y era una cortadura media profunda pero no tanto. Rápidamente soltó los cuchillos.

—¿qué pasó?— dejo de lavar y se secó las manos con un trapo.

—me corté un dedo— dijo agarrándose el dedo índice por el ardor. Inmediatamente el castaño se preocupó ya que se le puede infectar. Sí, es medio... Exagerado.

—espera que te traigo algo para curarte— corrió hacia el baño y buscó por todos lados un botiquín. Hasta que encontró uno dentro de un mueble. Sacó alcohol, curitas y un pedazo de algodón para aplicar el alcohol.

Fue otra vez con el de lentes y, este estaba sentado en el piso, agarrándose y soplando su dedo para que no le arda tanto. Se acercó a Martín i le agarró con delicadeza su manito con el corte. Destapó el alcohol y echó un poco en un pedazito de algodón. Y lo puso en la cortadora.

—ay,ay,aya, ¡Arde!.

—bueno, quedate quietito— la palabra "quietito" hizo que el de lentes se sonroje. Sacó el algodón y le colocó una curita.—¡listo!— se levantó y le dedicó una sonrisa al menor.

—gracias— se levantó del piso y le dio un abrazo a Pedro. Este lo correspondió.

—de nada tin.

Se separaron del abrazo y fueron para el living. Se sentaron en el sofá y pusieron play otra vez a la película para poder seguir viéndola.

"digo, desde el primer momento en que te , sigo, te ves tan lindo como cuando sonreís"

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