El castaño se encontraba llorando, tomando alcohol y viendo todas las hermosas fotos que se había sacado con el pelinegro, cuándo Esteban juntos. Se sentía destrozado, sentía que era un estorbo para todos sus seres queridos. Sin él su vida es una mierda, todos sus días felices se basaban en ese chico tan hermoso. Recordaba todas las bese que se decías esos bonitos “te amo” o cuando juntaban sus suaves labios en un beso. Pero y ahora, ¿Qué haría sin él? ¿Qué haría sin ese chico que era como un complemento de felicidad para su vida? ¿Qué haría sin despertar y ver la carita de ángel del pelinegro?.
Estaba tan concentrado pensando en eso, que nisiquiera se había dado cuenta que su celular estaba sonando escandalosamente. Así que, tomó el aparato y decidió atender a la llamada, que al parecer, era su amigo llamado Santiago.
—che jefe. Hoy, a las 22:15, en el boliche de a la vuelta de mi casa, alcohol y minas. ¿venís?.
—bueno, pero pasenme a buscar.
—dale dumbo, nos vemos hoy en la party. Chau bebeto.
—chau.
Respondió el castaño, para luego cerrar la aplicación y apagar su celular. Dejó a este en algún lado de el sofá de su casa y cerró sus ojos color marrón, sintiendo como de estos, todavía, salían lágrimas de agua salada. Al parecer hoy, y otra vez, saldría divertirse y a beber alcohol.
El pelinegro se encontraba sentado en el sillón de color negro de su casa, esperando a que llegue su madre y su “padre”, para así, contarle a este de lo de su hijo. Pero estaba muy concentrado en la película romántica que estaba viendo, que no se dio ni cuenta de que estaban golpeando la puerta de su casa, por lo que cuando escuchó el sonido que provenía de afuera de su casa, pausó la dicha película y se paró del sofá, para acercarse a la puerta y abrirla. Dejando ve a su madre y a Marcelo. Estos estaban con un montón de bolsas en sus manos, haciendo imposible que puedan abrir la puerta.
—mamá, ¿por qué tantas bolsas?— preguntó el pelinegro, agarrando dos bolsa en cada una de sus manos, para ayudarle a su madre.
—porque compramos un montón de cosas, además, te tengo que dar un regalo y lo que te compré recién.
Dijo la mujer, sonriendo por la emoción y felicidad que se reflejaban en su bonitos hijo. Dejaron todas las bolsas en la cocina, para que luego, al pelinegro le tapen sus ojitos color café, con una pañuelo. Su madre lo llevó hacia el living y lo sentó en el sofá, para que luego venga el señor Parnenzini y de los regalos en la mesita ratonera del grande living.
—A la cuenta de tres te sacas el pañuelo abrís tus ojos. Uno.. Dos.. ¡Tres!— dijo la mujer, para luego ver cómo su hijo se sacaba el pañuelo con emoción. Al terminar de sacárselo, sus ojitos se fijaron en la mesa ratonera, en esta se encontraba una caja pequeña de muchos colores, ya que estaba forrada con un papel de regalo. Y en la otra bolsa, era ropa y un par de zapatillas, por lo que se veía.
El pelinegro primero empezó por abrir la caja más pequeña. Pero al sacarle el papel de regalo quedó atónito, ¡era un celular nuevo! ¡Y lo mejor, es que era un IPhone 7!
—¿encerio?— preguntó el pequeño, con felicidad. Y al ver que su madre asintió, rápidamente la abrazó. — gracias, gracias, gracias. Te quiero mucho mamá, sos la mejor.
—¿Y a tu nuevo papá no lo vas a abrazar?— preguntó Marcelo, abriendo sus brazos y viendo cómo el de lentes lo abrazaba con todas sus fuerzas.
—Muchísimas gracias, son lo mejor que me pasó en la vida. Los quiero mucho.
—nosotros también te queremos hijito— dijo la mujer, con una linda sonrisa y uniéndose al abrazo.
Después de que el pelinegro abriera la ropa y las zapatillas, y que ya se calmaron. El pelinegro pensó que ya era el momento para decirles lo de el viaje que tiene organizado para ir a Entre Ríos con sus amigos. Por lo que decidió hablar.
—mamá y mi nuevo padre— dijo el pelinegro lo más serio posible. Pero la gracia le ganó y se rió leve, al igual que Silvia y Marcelo. — ¿ustedes me dejarían ir a un viaje, osea a salir de Buenos Aires?.
—¿a dónde?.
—a Entre Ríos, con Rod, Matías y Kevin— dijo el pelinegro, refiriéndose al nuevo amigo que había echo Teniente.
—Lo vamos a pensar— contestó Marcelo, entrelazando sus manos con la de su prometida. —y nosotros re vamos a decir alfo también.
—de una, digan.
—bueno, la boda va a ser el 17 de enero, como ese día también es el cumpleaños de Pedro, vamos a festejar el casamiento de nosotros y el cumpleaños de Pedro, ¿Qué te parece?.
—Me parece genial, yo quiero que ustedes sean felices y con que se casen y hagan lo que les parezca más bien, es suficiente.
—awww, gracias hijo. No cabe duda de que sos una persona con un enorme corazoncito— dijo la mujer, para luego abrazar a su bonito hijo. Sintiendo cómo el señor Parnenzini se sumara al abrazo.
—bueno, yo voy a hacer la comida— formuló la señora Kovacs, separándose del abrazo y dirigiéndose hacia la cocina.
—okay, yo voy a llamar a mi hijo, voy a ver si quiere venir a comer en familia— habló el señor de bigote, para luego tomar su celular y marcarle a su hijo.
El pelinegro sólo se quedó sentado en el sofá, tratando de disimular su curiosidad. Hasta que el sonido de llamada se escucha, haciendo que sus nervios aparezcan. Hasta que atendieron
—hola hijo.. Quería decirte si querés venir a comer en familia, tenemos una noticia muy linda.
—perdón papá, pero no puedo ir— dijo el castaño desde la otra línea, con un tono muy seco.
—ah bueno, entonces otra será.
—sisi, bueno chau.
Dijo el mayor, para luego cortar la llamada y largar un suspiro, algo pesado. Por otro lado su padre, al cortar la llamada sólo se dedicó a prender la televisión y poner el partido de Fútbol.
Luego de un gran tiempo, la cena más esperada estaba lista. Haciendo que RL pelinegro y Marcelo se levantaran de el sofá y valle directo a la cocina. Al llegar allí, sintieron el delicioso aroma de comida. Así que, se sentaron y empezaron a comer. Cruzaban algunas palabras y se reían de algunas anécdotas que contaba Marcelo, hasta que por fin terminaron de comer.
El pelinegro le dio las buenas noches a su madre y a su padrastro, para luego subir las escaleras. Se cepilló sus dientes, se colocó su pijama de color celeste pastel y se recostó en su cama. Cerró sus ojitos color café y cayó en un profundo sueño.
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[[ bebés, no puedo cree que ya estoy en el capítulo 30. Pero bueno, quiero decirles que hice una historia de Pauki esta en mi perfil, vallan a leerla. Chat bebés ]]
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« .' Hermanastros '. » : pedrimente
RomansaSus manos fueron echas para entrelazar perfectamente el una con la otra, sus labios encajaban tan bien como si de un rompecabezas se tratara. Sus ojos de color marrón, fueron hechos para ver lo hermoso de los dos y sus sentimientos de el uno al otro...