18.

257 38 1
                                    

Después de haberle echo un delicioso plato de comida a Parnenzini. Fue al baño, ya que tenía ganas de hacer pis. Subió las escaleras, se dirigió al baño de la casa y entró. Hizo sus necesidades, se lavó sus manitas y salió de el cuarto de higiene. Como su habitación quedaba a unos pasos del baño, decidió ir a su cuarto para ver si su novio estaba dormido o despierto. Entró a su cuarto y, efectivamente, Pedro estaba durmiendo. Sonrió para sus adentros y se acercó al mayor, tocó la suave piel de Pedro, con una sonrisa en su carita. Estaba tan enamorado de él. Pero, sería una lastima despertar a el más alto, ahora que está durmiendo tan plácidamente.

Se acercó a la computadora de escritorio que tiene, la prendió y puso música a todo lo que daba. También empezó a gritar ~ “ ¡Pedro levantate forro! "~. Hasta que logró su cometido, despertó a su novio con la música y gritándole.

—¿qué pasó bebé?.

—nada, solamente te desperté porque el almuerzo está listo— dijo el pelinegro mirando al mayor.

—bueno bebé, ahora me levanto— habló el castaño. Martín frunció el ceño al ver que Pedro siguió acostado.

—te me levantas ahora— se sorprendió de el mismo, ya estaba sonando como su madre.

—obligame— dijo Pedro con cara desafiante. Se tapó con todas las mantitas de el pequeño y lo miró con una sonrisa.

—ah no te queres levantar— contestó el pequeño. Para después subirse arriba de Pedro y empezar a pegarle, no tan fuerte, con un almohadón.

El mayor solo se reía y tapaba su hermoso rostro con sus brazos. Estaba muy feliz de ser el novio de Martín, feliz de que pueda compartir momentos lindos, tiernos, de pequeñas peleas no tan fuertes y por sobre todas las cosas, de que puedan mostrarse al mundo como pareja. Solo faltaba decirle a sus familias que don pareja.

Después de unos minutos de Martín pegándole a el castaño. El anteriormente nombrado, se había cansado de pegarle, por lo que dejó el almohadón a un lado y se recostó arriba de Pedro con su cabecita en el pecho de este.

—¿estás cómodo?— preguntó el más alto, con un tono chistoso.

—sip, sos muy cómodo— acercó su cabeza al cuello de Pedro y depositó un beso en esa zona. Se levantó de arriba de el castaño y se paró.—dale levantate.

—buenooo— se destapó, y se quedó parado, sintiendo frío. Agarró a el pequeño de la cintura y le dio un beso, siendo respondido.—te amo.

—¿cuanto?.

—mucho, mucho, muchísimo— le dio otro beso al pelinegro, haciendo que sus mejillas se tornen de un color carmesí muy lindo.

—yo también— respondió sonrojado y con una sonrisa. El mayor sonrió de lo lindo y tierno que es Martín.

—sos hermoso tomatito.

—bastaaaa— dijo el pequeño sumamente sonrojado. El más alto soltó unas risitas. Para después soltar la cintura de el de lentes y salir detrás de este para ir a el comedor.

Una vez allí, se sentaron en la silla que hay en la mesa y empezaron a comer su almuerzo. Eran unos sandwiches de fiambre y queso, y el pan de miga. La verdad es que estaba muy bueno, el pelinegro siempre tuvo mano para la cocina. Aprendió de la mejor, su madre.

Una vez que terminaron el delicioso almuerzo que había preparado el menor con mucho amor. Tenían planeado ordenar la casa, ya que esta estaba muy desordenada y con residuos. Así que, se levantaron de las sillas y la dejaron acomodadas. El pelinegro caminó hasta el living, agarró el control de la televisión y pusó un poco de música, para alegrar el ambiente. Caminó otra vez a el comedor y miró a Pedro.

—vamos a jugar un juego— dijo Martín con una hermosa sonrisa, el mayor simplemente asintió.—vos tenes que limpiar: el comedor, el living y la habitación de invitados. Mientras que yo voy a limpiar: mi cuarto, el baño y la pieza de me mamá. El que termina de limpiar todo primero gana.

—¿y qué gana?.

—el otro va a ser todo lo que vos le digas— respondió el pequeño, sabiendo que iba a ganar.

—hecho— dijo Pedro, para darle la mano a el pelinegro en modo de aceptación. Y con su otro brazo, tomó la cintura de Martín y lo atrajo hacia él.—vas a perder bebé.—dijo Pedro en un susurro, en la oreja de el pequeño.

—eso ya lo vamos a ver.

Dijo para darse vuelta y dirigirse a su cuarto. Una vez en aquel lugar, empezó a ordenar y limpiar las cosas de su habitación. Se encontraba con cosas que ni él sabía que estaban ahí, vaya, si que se olvidado de limpiar su cuarto estas semanas. Bajó las escaleras para buscar la escoba y así poder barrer el suelo de su cuarto, y al bajar se encontró con el living limpio, caminó hasta el comedor y también estaba limpio. ¿Es una broma verdad? ¡Diablos! Claro ya estaba todo limpio, porque Martín le había dado dos lugares que no estaban tan desordenados. Se estaba abofeteándole a si mismo mentalmente. Subió las escaleras y siguió con lo suyo.

Por otro lado, Pedro estaba limpiando la habitación de huéspedes. Ya había limpiado el comedor y el living, ya que Martín le dio dos lugares que no estaban tan sucios. Al parecer alguien va a tener que hacer lo que yo le diga, pensó Pedro. Este salió de la habitación, pero al ver a Martín que recién estaba limpiando el baño sonrió para sus adentros. Se dio la vuelta y fue otra vez a el cuarto de invitados, para sentarse en uno de los sofás.

Estaba jugando a un juego en su celular, hasta que escuchó un grito.

—¡terminé!— gritó Martín desde la habitación de sus padres. Salió de esta y fue a el cuarto de invitados para buscar su novio.

—te estaba esperando, yo ya había terminado hacer rato— en castaño sonrió al ver la cara de Martín. —¿quién ganó?.

—vos..— dijo el pequeño con un puchero y su cabecita gacha.

—ay, te pongas así bebé— el mayor se levantó del sofá y se dirigió a Martín, abrazándolo por la cintura.—aunque no quiera obligarte a algo que no quieras hacer, vas a tener que cumplir un reto.

—¿cuál?.

—vas a tener que salir al parque conmigo, pero, con lo que yo te elija de ropa— respondió Pedro, y le robó un poco a el pelinegro.

—aaahhhh, no.

—sí, lo vas a tener que cumplir.

—bueno— habló el pequeño con un pucherito, el cuál Pedro besó.— pero no te pases.

—lo prometo—sonrió y soltó la cintura de Martín, para ir a el cuarto de este y sacar una prenda de ropa.

“ un hermoso cuerpo, yo te aseguro que como él no hay dos "

« .' Hermanastros '. » : pedrimenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora