« .' Hermanastros '. » : pedrimente

42.

Todas sus noches se basaban en ir de boliches en boliches. Era cómo la típica persona con su corazón roto y ahogaba su tristeza con el alcohol.  Los largos días eran como una tortura sin esa hermosa sonrisa que le alegraba la semana. Su corazón estaba destrozado en mil pedacitos, y que más mejor que beber y fumar. En unas semanas exactamente era el casamiento de Silvia y su padre, de tan dolo pensarlo se le salían las lágrimas al recordar que su padre no se acuerdo de su cumpleaños número 19. Recordaba como si fuese sido ayer que se encontró una doto en Instagram de Martín, es esta estaba celebrando su cumpleaños. Cuando estuvieron juntos, esa día planeaba darle el mejor regalo, pero ahora todo está derrumbado.

En estos últimos y desastrosos seis meses se la pasaba casi todos los días de joda, tomando alcohol y fumando. Aveces estaba en su balcón por largas horas de la noche, viendo las estrellas, escuchando música de desamor y llorando. Ahora hizo un gran paso para su vida, se puso de novio con una chica llamada Natasha Biglione, una chica de cabello en forma de rizos rubios, de unos bonitos ojos color verde y contextura delgada. Sinceramente no estaba enamorado de ella, sólo se puso de novio con ella porque quería olvidar al pelinegro, pero todavía eso no se hizo posible.

Porque se enamoró de esa hermosa sonrisa que con tal sólo verla le alegraba la semana entera. Era cómo un hermoso rayo de un tipo de luz color amarillo, cómo un bonito complemente para su vida.  Recordaba cómo el pelinegro sonreía con algo que le decía algo muy chistoso, o cuando le decía cosas bonitas. Se enamoró Dr cuando se enojaba y hacía pucheritos inconscientemente, que le agarran unas inmensas ganas de abrazarlo y no soltarlo nunca más.

Se enamoró de esos hermosos ojos de color café, que con tal sólo mirarlos fijamente te enamoraba de una manera bastante fuerte. Se enamoró de él, de su esencia para tratar a las personas, se enamoró de aquel chico tan tierno y hermoso. Se enamoró de cuando dormía y tenía esa linda carita de un bebé.  Se enamoró de cuando estaba inmensamente feliz y cantaba muy bajito, porque no quería que lo escuchara. Se enamoró de esos bonitos y llenos de sentimientos, “te amo", de cuando se lo decía todos los días. Se enamoró de que todo le importaba una mierda de lo que hablaban los demás y sólo le importaba estar feliz a su lado.

Se enamoró joder,se enamoró de lo tierno que se veía cuando se asustaba con las películas de terror. Se enamoró de todas las veces que se ponía nervioso y sus mejillas regordetas de coloreaban un un color carmesí.  Se enamoró de cuando le decían una buena noticia y pegaba leves saltitos, debido a la felicidad en su pequeño cuerpo. Se enamoró de todas las veces que juntaban sus cálidos labios y se besaban, o de cuando lo abrazaba porque tenía miedo de perderlo. Se enamoró, y todavía seguía enamorado de él.

Su novia siempre le pregunta si se siente bien, ya que tomaba más de la cuenta y lloraba en el balcón. Pero él sólo respondía que estaba bien y que no se preocupara. Pero de todas formas la chica rubia estaba algo preocupada, por lo forma en la que estaba su novio. No sentía ningún tipo de atracción hacia Biglione, sólo estaba con ella para tratar de olvidarlo.

Ahora estaba sentado en el sofá de su departamento, escuchando música triste en inglés, llorando a mares y viendo fotos de él y Martín juntos. Pensaba en cuando su vida era feliz y estaba a su lado, sonriendo e imaginaba una vida totalmente feliz estando juntos. Sus pies estaban por sobre su mesa ratonera, sus brazos estaban casi que tocaban el suelo y él estaba sentado en ese gran sillón, no teniendo muchas ganas de seguir viviendo y deprimiéndose sólo. En esa pequeña habitación sólo se podía escuchar la relajante melodía y tonos e las canciones que escuchaba, hasta su su celular/teléfono comenzó a sonar, marcando una llamada.

Lo agarró con mucha tristeza, viendo que en la pantalla marcaba el contacto de su querido padre. Que en estos menes ni ha ido a visitar, por lo que ya sabemos. Decidió atender, ya que por ahí podría ser algo importante.

—¿hola?— dijo con su voz totalmente apagada. Sintiendo cómo en el ambiente se ponis algo incómodo. Ya que no se escuchaba más las músicas.

—¡hijo!, ¡tanto tiempo sin hablar!. En estos últimos deis meses han pasado un montón de cosas las cuales queremos decirte. Pero eso te invitaba a comer un asadito, que vamos a hacer e casa de Silvia, ya que su familia viene a visitarnos.

—sí papá, así de paso te presento a mi novia y charlamos— decía Pedro, un tanto feliz de ver al pelinegro.

—bueno hijo, nos vemos. Ah, y traete unas birras, así tomamos ente los dos— dijo el adulto, feliz de que va a ver a si hijo luego de meses.

—De una viejo, me baño, me cambió voy a comprar y voy para allá. Nos vemos, chau— dijo para luego, cortar la llamada.

Buscó con su vista el contacto de su novia, para luego mandarle un pequeño mensaje diciendo que venga a su departamento, así se iban a la nueva casa de su padre. Una vez con eso listo, se levantó del sofá y comenzó a buscar un buen conjunto para cambiarse. Estaba muy feliz, ya que por fin podría ver al pelinegro, aunque a este no sabía si le agradaría su visita.

Había estado unos cuantos minutos buscando un conjunto de ropa, pero después de unos minutos se decidió por: un jean de color blanco con la parte de las rodillas rajadas, una remera color negra con un estampado que decía Jack Daniels y unas zapatillas a su típico estilo Yankee.

Se adentró al baño, para luego desvestirse y meterse en la ducha para poder bañarse. Al terminar de hacer dicha acción, salió del gran cuarto Dr higiene con una toalla color blanco enrollada en su cintura y con su cabello húmedo. Comenzó a vestirse con la ropa que había elegido anteriormente y se arregló un poco su cabello. Se colocó un tanto de su perfume favorito y salió del departamento. Para luego bajar por el ascensor, salir del edificio y encontrándose con su obvia esperándolo. Le dio un pico a esta y comenzaron a caminar en dirección a la casa de los Kovacs.

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