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Los dos adultos, al igual que los chicos, se encontraba viendo una película, sí, una película. Comían palomitas y opinaban respecto a dicha película, aveces la mirada de Pedro se fijaba en ese chico tan lindo y tierno que lo enamoró. Pensaba en estar alado suyo, abrazarlo, darle besitos y mimos. Se podría en esos ojos color café, cubiertos por el plástico transparente de esos bonitos lentes. Cada vez que miraba a esa linda persona, sentía las clásicas mariposas en su estómago. Sentía como si cada vez se enamoraba más del pelinegro, es como su tuviera algo que te cautiva, que te atrapa.

Desvió sus ojos marrones hacia Martín, viendo como este miraba la pantalla atentamente mientras comía palomitas. Por otro lado, el pelinegro sintió una mirada fija en él, por lo que decidió voltear su cabecita, viendo como el castaño lo miraba fijo. Pero rápidamente volvió su vista a la televisión.

Luego de terminar la película, Marcelo y Silvia, se levantaron del cómodo mueble y empezaron a darle las buenas noches a sus hijos, porque tenían que dormir.

—buenas noches, corazón— habló la señora Kovacs, dándole un abrazo y un beso en la frente a su lindo hijo. — buenas noches, Pedrito— saludó la mujer, saludando de la misma manera al castaño.

—buenas noches, campeón— saludo el señor Parnenzini, dándole un abrazo y un apretón de manos a su hijo. — buenas noches, nenito— saludó Marcelo de igual forma que al castaño, haciendo que el pelinegro se sonroje  leve, debido al apodo.

Vieron como los adultos subían las escaleras, viendo como el cuerpo de estos desaparecía. Una vez que estos entraron a la habitación de la mujer, el pequeño volteó su cabecita hacia el más alto, viendo como este lo miraba de forma tierna. Pero rápidamente sacudió su cabeza y se levantó del sofá.

—decile a mi papá y a Silvia, que me fui a la casa de un amigo— dijo el de mechitas blancas, para luego soltar un suspiro viendo al pequeño y saliendo de la grande casa.

Martín sólo se limitó a bajar su cabecita, mirando al duro piso, con tristeza. Y sin darse cuenta, una lágrima salió de su ojito derecho. Sintiendo como las demás hacían la misma acción que la anterior, recostó su pequeña cabeza en un almohadón del sofá y cerró los ojos. Cayendo en un profundo sueño.

⚫Al otro día... ⚫

7:16

Unos sonidos en la puerta principal de la casa, hizo que el pequeño se despierte de dormir. Vio para todos los lados, algo confundido,  al parecer había dormido en el sillón., con razón se despertó con un dolor de cuello. Se paró del cómodo mueble y se dirigió a la puerta, una vez cerca de esta, la abrió. Dejando ver a un Pedro con sus ojos cerrándose y totalmente ebrio.

—holaaaa, llegó el más piola perri— dijo el castaño, arrastrando las palabras y tambaleándose de un lado a otro.

—estás borracho— dijo el pelinegro, haciendo una mueca, debido al olor de bebidas alcohólicas que salían de la boca del mayor.

—¿qué decías amigo?, yo estoy re bien— dijo el castaño, para luego lanzar una carcajada muy escandalosa. Haciendo que Marcelo y su prometida se despierten y bajen las escaleras.

—hijo, ¿por qué estás tan borracho?— preguntó el señor Parnenzini, ayudando a su hijo a entrar a la casa.

—porque me rompieron el corazón, así que, ¿que mejor que embriagarme hasta no poder más?— comentó el mayor entre risas. — Martín sabe de lo que hablo— dijo Pedro, para luego recostarse en el sillón y quedarse completamente dormido.

—cielo, ¿vos sabes algo de esto?— preguntó la mujer, acercándose a su hermoso y bueno hijo.

—no ma, no sé de que está hablando— dijo un Martín, completamente nervioso. Da gracias a dios, porque el mayor se haya dormido. Porque sí no, este podía hablar más de la cuenta.

—bueno, dejen lo que duerma. Cuando se despierte vamos a aclarar cuentas— informó Marcelo, para darse vuelta y subir las escaleras, al igual que su prometida.

El pelinegro sólo se quedó mirando al mayor, algo confundido y con tristeza. Pero simplemente miró para otro lado, para luego soltar un suspiro. Empezó a caminar lentamente hacia su habitación, para luego entrar a esta y recostarse en su suave y cómoda cama. Agarró su celular entre sus manitos, prendió el aparato electrónico y entró en WhatsApp, para enviarle un mensaje a su mejor amigo.

Martín 💊

Rod, ¿nos podemos juntar hoy en el parque?

Rodrigo 💎

tincho, tranqui. A las 15:30 nos juntamos.

Martín 💊

Gracias Rod, chau, te quiero.

Rodrigo 💎

De nada kpo, chau, yo también te quiero.

Al ver que su mejor amigo le terminó de responder, cerró la aplicación y apagó su celular. Para luego, prender la televisión y ver alguna que otra cosa que había en esta. Simplemente, para no aburrirse.

Luego de una o dos horas de estar haciendo nada en su cuarto, escuchó cómo su madre decía que el desayuno estaba listo. Por lo que se levantó de su cama, abrió la puerta de su cuarto, salió de este y bajó las escaleras. Y por último, caminó hacia el comedor. Encontrándose con su madre, Marcelo y Pedro sentados, hablando de temas variados y riendo, pero eso sí, el castaño estaba con una resaca insoportable. Se sentó en la punta de la mesa, empezando a desayunar sin decir ni una palabra. Pero el silencio se cortó, por el señor Parnenzini.

—Pedro, ¿por qué no me dijiste que Salías de fiesta?— preguntó Marcelo, luego de tomar un sorbo de jugo de naranja natural.

—no salí de joda, sólo me fui a la casa de Nahuel y tomamos unas birras— habló el castaño, con su rostro totalmente serio.

—¿y qué es eso qué Martín sabe la razón de tu borrachera?— preguntó el adulto, viendo cómo su hijo se ponía nervioso.

—e-ehh, eso es porque.. Estaba en algo con alguien, pero terminamos y Martín sabe quien es— respondió el de mechitas blancas.

—okay, pero la próxima si te vas a la casa de tus amigos avisa.

—¿perdón?, yo ya soy mayor de edad, por lo tanto puedo hacer lo que quiera, sin tu permiso. Provecho, no tengo hambre.

Habló el chico, para luego levantarse de la mesa, dirigirse a la puerta principal de la casa y salir de esta, llendose a quien sabe donde.

Caminando y caminando sin rumbo, hasta que había llegado a una bonita plaza. En donde había un montón de niños jugando y viviendo la mejor etapa de su vida, la infancia. Y sin darse cuenta una lágrima cayó por su mejilla, sintiendo como las demás la seguían. Estaba destrozado...

bienvenido dolor, te invito a formar parte "

💌 ; [ chiques, se vienen cosas muy piolardas. Voten y comenten perras, bai ]

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