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La música que estaba a todo volumen, retumbaba en sus oídos. El alcohol que había bebido estaba haciendo efecto en su cuerpo, logrando de que no este del todo consciente de lo que hacía o hablaba. En este momento se encontraba bailando con una bonita chica, esta era de tez blanca, unos hermosos rizos de color rubios, unos ojos hermosamente verdes y de contextura delgada. Los dos bailaban al ritmo de la música que sonaba, al igual que todas las personas presentes allí. Pero la chica tomó al castaño de su remera, para rápidamente juntar sus labios con pasión. Pero el mayor actuó más rápido, agarrando a la chica de su muñeca y llevándola al baño del boliche. Y una vez dentro, entró a un cubículo del baño y empezó a besar a la chica, apasionadamente. La de ojos verdes empezó a queres sacarle la remera al mayor, pero algo dentro de este se lo impedía. Y ese algo era esa maldita culpa

—perdón, pero no puedo— habló el castaño, para luego soltar la cintura de la chica y pararse. La anteriormente nombrado quedó con su ceño fruncido.

Pedro caminaba a paso rápido este toda ese gentío, con una que otra lágrima cayendo de sus ojos. No podía hacer eso sin imaginarse a su bebé apoyado en una pared, jadeando y gimiendo su nombre. Esa maldita culpa de hacer engañado al menor se lo impedía, pero ahora ya no hay nada más que hacer.

Caminaba y caminaba hacia su casa, sintiendo la suave brisa que había en el ambiente, escuchaba cómo los grillos y luciérnagas hacían ruido, haciendo la atmósfera menos silenciosa. Necesitaba una noche de ver las estrellas en su balcón y escuchar música triste, lo necesitaba y mucho. Pero sus pasos pararon al ver algo que le llamó mucho la atención, era una caja color marrón claro, en el cual había dos mini orejitas de color negro. Se acercó a dicha caja y la abrió, dejando ver a un gatito de color negro y ojos amarillos. Tomó entre sus manos al animal, escuchando como este ronrroneaba y pedía cariño. Por lo que empezó a acariciar al gatito en la parte de su pequeña cabeza, viendo como este cerraba sus ojitos lentamente. No podía dejar a ese animalito tirado en una caja, con habré y sed, o sin ningún cuidado. Por lo que agarró su campera y envolvió al gato en este, viendo como este se dormía completamente. Empezó a caminar en dirección a su casa con el gatito entre sus brazos, tratando de no hacer tanto ruido y que el animal se despierte.

Una vez que llegó a su casa, dejó al gato así como estaba en el sillón, poniéndole unas mantas para hacer un intento de cama. Miró a todos lados de su casa, visualizando de que no había absolutamente nadie dentro de la casa. Por lo que sólo suspiró, para luego subir las escaleras lentamente. Sintiendo como si tuviera dos pesas y dos cadenas en sus hombros y pies. Una vez que llegó a su habitación, simplemente se dirigió al balcón, sentándose en el suelo de este y observando el hermoso cuelo nocturno. Sacó su celular de el bolsillo de su campera y decidió colocar algo de música, tranquila. Pero sintió algo mojando sus dedos. Lágrimas y más lágrimas salían de sus ojos color café.

Así quedó por unos cuantos minutos, llorando, escuchando música triste, viendo las estrellas y pensando en cosas de la vida. Pero sus ojitos color marrón se fueron cerrando poco a poco y muy lento, por lo que se paró, se dirigió a su cama y cayó tendido en esta. Para luego caer en un profundo sueño.

Al otro día...

Su cabeza dolía, debido a la maldita resaca. Se levantó de la cama, quedando apoyado en na cabecera de la cama. Se son tenía la cabeza con sus manos, ya que el dolor era fuerte. Por lo que se levantó de la cama, salió de su habitación y bajó las escaleras. Caminó hasta el comedor y buscó una pastilla para el dolor, la tomó y caminó hacia el living. Viendo como en uno de sus sillones se despertaba el gato que había traído ayer. El alto miraba la escena con una cara tierna, viendo como el gato bostezaba. Pero ese silencio tan tranquilo, fue interrumpido por el sonido de su celular, indicándole que le estaban llamando. Por lo que agarró su celular entre sus manos y atendió la llamada.

« .' Hermanastros '. » : pedrimenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora