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Todas sus pertenencias estaban guardadas perfectamente en grandes cajas de cartón. Él sólo podía pensar en lo que estaba por hacer, era un era paso para él. Ya que nunca se imaginó viviendo completamente sólo, y las pocas que lo imaginó, era un desastre. Pero tenía que cambiar de pagina, hacer algo nuevo y empezar de cero. Olvidar todo lo malo que pasión en su vida y empezar una vida completamente nueva.

Estaba respondiendo unos mensajes que le había mandado su mejor amigo. Hasta que por fin, llegó el camión de mudanzas. De este salió un hombre de barba y bigote con tatuajes en los brazos, que a plena vista, parecía amable. Por lo que saludó al hombre y le dio las cajas que contenían sus pertenencias, y alguna que otra bolsa. Luego de unos cuantos minutos, el hombre terminó de colocar las cajas dentro del camión, con ayuda del castaño claro. Antes de subirse al taxi que había pedido anteriormente, le echó un vistazo a esa grande casa que vivió por muchos años. Esa casa que vivió toda su infancia, recordaba un montón de cosa que habían pasado allí. Soltó un suspiro, algo triste, ya que su padre no estaba para despedirse. Al parecer estaba ocupado con su nueva familia. Y sí, tal ven pueda sonar algo egoísta, pero él no lo estaba en lo más mínimo. Porque sentía y pensaba que si no estaba, no molestaría a nadie.

Dejó todos esos pensamientos y recuerdos de lado, y finalmente se subió al taxi, colocándose sus auriculares y sintiendo como comenzaba su camino hacía el departamento. Viendo en el espejo de atrás del auto, el camión de mudanzas.

Luego de corto pero tampoco largo viaje en dicho taxi, llegó al edificio donde se encontraba su departamento. Bajó todas sus cajas y comenzó a dejarlas dentro de su departamento. Una vez que hizo aquella acción, le dio las gracias al hombre de mudanzas y entró a su departamento, viendo como las paredes de este eran de color blancas y de tonos claros. Había un sofá d tamaño normal y color negro, este ya lo había comprado unos días antes. Caminó hasta la cocina y vio todo normal, así que se dirigió al living otra vez, colocó un poco de música en su parlante y empezó a acomodar sus pertenencias.

—yo nunca te podré olvidar, te lo juró por dios. Porque me enseñaste a amar, separarnos fue un error— cantaba el castaño, colocando algunos adornos en una repisa. Pero el pelinegro se le cruzó por la mente, si que esas palabras lo identificaban mucho. Pero rápidamente sacudió su cabeza, sacando esos pensamientos.

Luego de una hora, pudo ordenar las cosas del living, cocina y baño, pero ahora sólo faltaba su habitación. Por lo que agarró sus pertenencias personales y caminó hacia el cuarto. Empezaba a ordenar toda su ropa, pero una música apareció en la reproducción de Spotify.

—Pido un cohete y voy directo por ti— cantó la famosa cantante llamada Karol G. Haciendo que recuerdos vengan a la mente del castaño. Pero rápidamente sacudió la cabeza, para luego acercarse a su celular y saltear la canción.

Después de una hora ordenando su habitación, por fin quedó perfectamente ordenada y limpia. Haciendo que largue un suspiro, algo cansado. Por lo que caminó hacia su living y se recostó en el sofá, cerrando sus ojos color marrón y cayendo en un profundo sueño.

Estaba en el parque, disfrutando de un buen momento de mejores amigos. Cruzaban algunas palabras y reían, por los geniales chistes que hacían. Todo estaba tranquilo, hasta que un Damián lleno de golpes en su rostro , pasó por adelante de los chicos. Haciendo que el pelinegro se levante rápidamente de dónde estaba sentado y acercándose a su amigo con preocupación.

—Dami, ¿Qué te pasó?— habló el pequeño, agarrando la muñeca del mayor, ya que este quería seguir caminando, por lo que forcejeaba.

—nada Martín, no te importa—  contestó el de cabello marrón, con un tono muy íntimadamente y seco.

—obvio que me importa Damián, mira como tenés la cara— dijo el pequeño Martincito, tocando leve los moretones de la cara del mayor. Pero este rápidamente se soltó del agarre del menor y se hizo para atrás.

—Déjame Martín, deja de molestarme—
Contestó el de ojos oscuros, para mirar al pelinegro de forma triste y comenzar nuevamente camino. El menor sólo frunció el ceño, para luego sentarse en el lugar que estaba anteriormente.

—¿Y a este que bicho le picó?— preguntó el del septum, haciendo que su novio ría leve.

—No sé, pero está muy raro. La otra vez me había ducho que estaba enamorado de mí, pero yo le dijo que no sentía lo mismo. Esa vez que no nos juntamos, ¿Se acuerdan?.

—Sí, pero seguro es porque le dijiste que no, ya se va a calmar— contestó el de cabello azabache, sintiendo el brazo de su novio en su cintura.

—por dos a este emo hermoso— dijo el Otaku, dándole un leve beso en la mejilla de su Mati. Haciendo que a este se le coloreen las mejillas de rosa.

—no coman frente de los pobres, hijos de puta— dijo Martín, para luego lanzar unas risas, al igual que sus amigos.

Y mientras tanto Pedro, estaba por despertarse de un sueño que diesiaría volver a soñar y no despertarse. Había soñado con Martín, y otra vez. Comenzó s negar con su cabeza levemente, esto ya se le hacía muy abrumador. Soñar desde que se separó de Martín, con Martín, era raro.

Hoy he vuelto a soñarte, quieto ser la  primera persona que veas al despertarte ”.

[[  sorry si es corto, es que no tengo inspiración. Y también perdón por no actualizar. ]]

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