Jefatura
Unidad de Víctimas EspecialesEn todo el camino, Elliot iba preguntándole a Liv sobre cómo se sentía, insistía en llevarla al hospital pero ella respondía con una negativa, decía que estaba bien gracias a su enfermero de cabecera y a sus cuidados. Kathe estuvo en el asiento trasero, a ratos comentaba sobre que se escuchaban estúpidos hablando como una pareja de recién casados y que era obvio que se amaban pero que a nadie le interesaba, eso los dejaba sin palabras en un silencio incómodo muy sonrojados hasta que Elliot volvía a preguntar su estado y que si la llevaba al hospital, volvían a empezar.
-Por fin llegamos, el aire del maldito auto estaba muy dulce, por poco vomito - dijo Kathe apenas ingresaron.
-¿Qué diablos pasó, Liv? - preguntó Cragen al ver su mano izquierda vendada.
-Nada, Capitán.
-¿Cómo que nada? - intervino Elliot - quisimos hablar con esta de aquí pero, cometió el grave error de lanzarle el café a mi pareja.
-¡Vete a la mierda imbécil! Fue un accidente.
-¿Ahora insultas a la autoridad? Amiga, estás perdida - caminó hacía una sala de interrogatorio - espero te guste la habitación, claro que no es tan lujosa como las de tu amante, el Sr. Cotler - hizo que se sentara, ella le gritó pero el no prestó atención y salió de ahí - ¿dónde está Liv?
-Arriba, en las cunas - señaló Fin.
Se escuchaba el sonido de un grifo abierto.
-Olivia... - llamó pero no recibió una respuesta - Liv, soy yo, voy a pasar - abrió con cuidado la puerta de los baños.
Ella estaba ahí. Era evidente que le dolía la quedadura, no hacía sonidos pero las expresiones de su rostro lo decían todo. Él se acercó con cuidado por detrás, ella se estremeció al sentir sus manos en su cintura.
-Elliot... me espantaste - rió.
-¿Cómo te sientes?
-Bien.
-No lo estás - tomó su mano. La tenía bajo un chorro de agua fría - está muy roja.
-¡Auch!
-Deja que te lleve al hospital, Liv.
-Ni lo pienses. Además fue la izquierda, puedo escribir. Soy diestra ¿recuerdas?
-Lo sé - tomó unas toallas que estaban a su lado y las pasó con cuidado por su mano para secarla - voy a traer unas vendas. Espera aquí - salió.
-<¿Por qué demonios hace esto? Elliot se está comportando tan atento y tierno. ¡Y creo que me gusta que lo sea! ¡me gusta!> - pensaba mirándose en el espejo.
-¡Aquí esta! - dijo Elliot entrando.
-¡Ok! - sonrió.
-¿Segura que estás bien? Aún tenemos tiempo.
-Voy a golpearte si me dices otra vez que vaya al hospital, es una promesa.
-Esta bien, linda. No me grites - dramátizo.
-Sabes que eres un idiota, y no me llames así.
-Lo sé. Dame tu mano - sintió la suavidad de su palma. La limpió con cuidado y la enrolló con la venda - ya casi esta listo - mantenía la cabeza baja. Estaba hechizado por el aroma de su perfume y la suavidad de su piel. Levantó la mirada, ella lo veía muy atenta sonriendo, sus ojos café brillaban tan lindos - ¿qué sucede?
-Nada.
-Y listo - llevó su mano a sus labios y dejó un cálido beso - ya está.
-¡Gracias! - se soltó de su agarre y dió vuelta - <¿Qué estás haciendo, Olivia? No puedes irte así solamente> - pensó. Retrocedió y eliminó los centímetros que los separaban, lo abrazó lo más fuerte que pudo - gracias, Ell - susurró en su oído y besó su mejilla - te lo agradezco - iba a irse pero él la haló para abrazarla nuevamente, se aferró a sus caderas. Pedía por mucho más tiempo así - Ell... vamos, tenemos a una chica en interrogatorio ¿recuerdas? - dijo bajito.