(Apartamento de la detective Benson)
-Estoy esperando una respuesta, Olivia - insistía Porter. Él estaba de pie mirando a Olivia quien permanecía en el sofá - dime, ¿por qué me llamaste así?
-¿Qué es lo que te resulta extraño? - se levantó y se puso su blusa - trabajo con Stabler más de 8 horas diarias.
-También trabajo con mucha gente, Olivia. Y no por eso voy a confundir los nombres o es que acaso... ¿Pensabas en él mientras te besaba?
-¡No digas estupideces! Deja de crearte historias; mencioné su nombre en el momento menos preciso. Es que pensé que... Bueno has sido tú el que me ha estado preguntando toda la noche sobre el caso de Cotler, creí que te interesaría saber que amenazaron a la familia de Elliot.
-¿Cómo? ¿En serio? - frunció el ceño - ¿Cotler lo hizo?
-De alguna manera, es decir, no fue una amenaza directa, estábamos en la sala de interrogación y él mencionó a su familia, por precaucion prefirió ponerla a salvo.
-¡Vaya! Eso cambia las cosas... Escucha Liv, disculpa por decir eso, ven olvida todo y que tal si nos terminamos esa botella de vino.
-Sabes Dean, no creo que sea correcto.
-¿Por qué dices eso?
-Dean tu llevarás mi caso ahora, vas detrás del dinero y de los peces más grandes, yo quiero justicia para esas chicas, sería un problema de intereses y podría arruinar el caso.
-Bueno, nadie tiene por qué saberlo. Piensas siempre como policia, podrías ser solo una mujer está noche.
-Lo siento Dean, solo creo que no es correcto - insistió - voy a pedirte por favor que te vayas.
-Está bien, será como tu quieras... - se levantó y caminó hacía la puerta - ¿puedo llamarte luego?
-Puedes... Hacerlo, si - caminó a la puerta y él la siguió.
-Esta bien, te llamaré - caminó a su lado y se puso debajo del marco de la puerta, se acercó para besar sus labios pero ella se fue en dirección opuesta, así que él opto por dejar un leve beso en una de sus mejillas - buenas noches, Liv.
-Buenas noches... - cerró la puerta - eso fue una estupidez... - cubrió su rostro con sus manos - ¿En qué estabas pensando Olivia Benson?
Caminó a la cocina, sacó otra botella de vino y una copa. Regresó a la sala y rebosó su copa, la bebió al instante como si solo se tratase de agua. Hizo lo mismo varias veces, rebosaba su copa y pasaba el líquido por su garganta sin hacer ningún gesto, pensó en poner algo de música, pero se sentía tan mareada que no quiso tan siquiera intentarlo. De repente se preguntó cómo había llegado hasta ahí, cómo era que había terminado, ahora, sentada en la alfombra peluda de su sala con dos botellas de vino casi terminadas. Reía a veces, otras más se enojaba, y una que otra lagrimita se le escapaba sin tener idea por qué, todo esto pasaba en el mismo momento, así como algunos hombres considerarían, una mujer esquizofrénica (y no es que las mujeres sean, o más bien, seamos esquizofrénicas) simplemente, ese instante se sentía diferente (tal vez había hecho caso y se comportaba como mujer) empezaba a extrañar algo (o alguien) pero no sabía que (o a quién).
Por un momento, se sintió tranquila, no había nada en su mente que la atormentara, su cabeza dejó de dolerle, no había un solo pensamiento vagando por ahí, solo era ella y sus botellas prácticamente vacías, algo muy común que usualmente hacía después de una muy larga jornada laboral.Había pasado ahí tanto tiempo que ni cuenta se daba que los primeros rayos del sol empezaban a asomarse por su ventana. La morena simplemente se levantó <tambaleando> despojó su cuerpo de casi toda su ropa y se tumbó en la cama, así como cayó en las cómodas cobijas blancas, fue cerrando los ojos y al mismo ritmo sucumbió ante un sueño casi que profundo de inmediato.