A la mañana siguiente, Elliot despertó temprano, ya no estaba en el sofá de su sala junto con Liv, si no en una silla justo al frente de la cama donde ella aún dormia profundamente, se veía tan linda.
La noche anterior cuando por fin ella recuperó su temperatura corporal normal, no pudo evitar sonreír por el hecho de tenerla tan cerca. Con cuidado se reemplazo con una almohada. Miro por la ventana, aún llovía, hacía frío. Fue a su habitación y la acomodo su cama, volvió, la levanto. Ya en la cama, la vistió con una sudadera gris y la acomodo debajo de las sabanas.
Al parecer seguía lloviendo. La morena emitió unos cuantos sonidos y una profunda respiración, abrió los ojos lentamente, sentía un fuerte dolor de cabeza por lo que se levanto para sentarse en la cama con cuidado llevándose una mano a la frente mostrando así su evidente malestar.
-A tu derecha hay una pastilla efervescente y un vaso de agua - dijo Elliot al verla confundida - bebela, te sentirás mejor.
Ella lo volteó a ver de un brinco que le provoco escucharlo, pensó en todo excepto que el hombre sentado en esa silla era Elliot
Lo que paso lo tenía borroso, recuerda estar bebiendo con Alex y discutiendo con Elliot. Es un misterio el como llego a su departamento y terminar en su cama vestida con su ropa. Un agujero en su estomago le indico que algo muy malo paso pero, Elliot parecia tan tranquilo y sereno.
-¡Vamos! Te duele la cabeza ¿no? - señaló la bandeja de nuevo.
Ella no dijo una palabra, solo obedeció, apenada tomo el vaso, dejo que el agua consumiera por completo la pastilla, Elliot no dejaba de verla y eso la tenía muy nerviosa. Bebió el fondo de su vaso, las burbujitas le hicieron efecto a unos minutos, su malestar iba disminuyendo. Volvió a recorrer la habitación con la mirada, todo al parecer estaba en orden y silencioso, solo se escuchaba el golpe de las gotas de agua sobre las ventanas.
-¿Como te sientes? - se levantó para acercarse a ella. Poso su mano en su frente para sentir su temperatura, la bajo por sus mejillas palpando como su piel se erizaba - te espero afuera para desayunar - no dijo mas, solo salió.
Estaba a su merced, ella no comprendía porque seguía sus ordenes sin titubear, solo sentir el roce de sus dedos deslizandose sobre su piel la transportaba a otra dimensión de la cual, le era difícil regresar o simplemente no quería hacerlo.
En este punto preguntas sin respuestas se apoderaron de su mente: ¿qué decirle cuando no sabes lo que hiciste? ¿por qué se porta así? ¿por qué no para de hacerlo? ¿por qué no recuerdo?. Bajo de la cama, su ropa, obviamente, le quedaba muy grande, no le encontró problema el salir con solo una sudadera cubriendo su pecho hasta un poco mas abajo de sus glúteos, tenía las piernas desnudas, fue al comedor, Elliot terminaba de servir el desayuno, una gran variedad, se nota el trabajo, olía muy bien y daban ganas de devorar todo en un segundo.
Elliot sintió la presencia de su compañera, volteo a verla con una bonita sonrisa, estaba parada en mitad del pasillo con una cola de cabello despeinada, calcetines negros y su sudadera gris.
-Disculpa el saco inmenso que tienes puesto, no tengo uno mas pequeño.
-No. No... hay problema... - levantó su mano.
-Ven, siéntate - señaló una de los puestos frente a el - ¿quieres café?
-¡Si! Gracias - bebió su primer sorbo - y... ¿mi ropa?
-Se está secando - llevo fruta picada a su boca - puedes darte una ducha y yo te llevo a tu departamento.
-¡Si, podría ser! - tomó pan tostado - ¿por qué actúa así? Sé que algo paso ayer pero, su actitud me muestra otra cosa - pensó - y... Elliot.