~Cap. XXVI~

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Ya era por la mañana, Prinston se encontraba acostado junto con Lydia apoyada en su pecho, abrió lentamente sus ojos azulados viendo nada más abrirlos esa preciosa melena rojiza.

         La ventana se encontraba abierta dejando entrar una maravillosa brisa de finales de octubre que hizo a Prinston entrar en calma volviendo a cerrar los ojos hasta que un ruido perteneciente del patio hizo que se levantará de golpe dejando a Lydia arropada y depositando un dulce y rápido beso en su rosada y delicada mejilla.

    Hacia buen tiempo a pesar de ser otoño con lo cual Prinston se puso unos pantalones ligeros y bajo rápidamente para ver de donde provenía el sonido, en cuanto llegó a la puerta y la abrió se topó con todo un caos.

       Había unos diez hombres que se guiaban por los chillidos de la madre de Lydia. Estaban colocando sobre una enorme plataforma de madera, que se encontraba flotando sobre el lago, unos largos bancos tapizados con una bonita tela y cojines blancos con ambos lados llenos de pétalos de rosa rojos que hacían un recorrido hasta el enorme y precioso altar.

     Tenía una forma rectangular cuyo marco eran gruesas y plateadas columnas adornadas con espirales de rosas rojas y blancas junto con toques dorados.

   El simple echo de ver esa imagen y lo que significa provocó que se le revolviera el estómago y se le paralizará la mente, no podía retirar esa gran sonrisa tonta que tenía en su rostro. La madre de Lydia al ver ahí a Prinston patidifuso parado y sonriendo se acercó a él

-¿Ya estás despierto?, bien, ¡vamos!, que me vas a ayudar. Esos ramos de flores, van allí, estás tardando jardín del Edén

-¿P-por qué usted no se siente nerviosa? - dijo agarrando la enorme caja y llevándola a una gran carpa blanca que estaba a unos metros de la plataforma que al abrir la puerta de tela en su interior estaba llena de pequeñas pero decoradas muy mesas

-Pues claro que estoy nerviosa, pero alguien tiene que preparar todo esto, que te crees, ¿Qué va a venir Mary Poppins a preparar esto? - Prinston agarró unas cuantas sillas que faltaban en el salón siguiendo a la señora Martín

-Siento que se me va a salir el corazón... M-me tiemblan las manos, las rodillas, nunca me había sentido así, ¿Qué significa esto? - la señora Martín soltó una risita

-Mi marido lo llamaba "la enfermedad que no tiene cura"

-Suena mal, no me gusta sentirme así, es como un nudo en la garganta incómodo pero lleno de la mayor felicidad del mundo que he sentido nunca, n-ni siquiera en la guerra sentía tantísimo miedo

-Es lo que hace el amor Prinston, hace que te tiemblen todos los huesos del cuerpo, que te suden las manos, te hace sentir que se te va a salir el corazón del pecho, pero cuando la veas caminando hacia tí en el altar, te prometo que vale la pena. Es la mejor enfermedad que podrás contraer - dijo dándole un golpecito en el hombro - y ahora, lleva esa mesa al otro rincón, ahí queda horrible - el la cogió y justo cuando iba a levantar la mirada se topó con los ojos verdes de su dentro de poco esposa

-Rubí... - Lydia se acercó a él sonriente

-Dime que tu también estas nervioso...

-Como va a estar nervioso tu fuerte sargento - dijo de manera chulesca rodeando su cintura con su brazo tirando de ella

-Entonces a mi maravilloso sargento no le importaría decirme porque le tiemblan las manos ¿verdad? - él rápidamente agarró la cintura de Lydia haciendo mayor presión consiguiendo calmar los temblores por la fuerza

-Eso es imposible, tengo que disparar bien, mi trabajo no me permite que me tiemblen las manos mi pequeño Rubí - Lydia bajó la mirada aparentando estar desilusiónada

-¿Entonces no estas nervioso porque nos vayamos a casar? - Prinston abrió los ojos preocupado agarrando con ambas manos el rostro de su prometida

-E-estoy, estoy tremendamente emocionado

-¿Sabes que?

-Dime... - dijo extrañado

-Creo que me falla el oído...

-Por... ¿Por qué?

-Juraria que le has dicho a mi madre que estabas nervioso y que ni en la guerra te habías sentido así de nervioso, en fin - dijo encogiendose de hombros

-Mierda... - dijo rascandose la nuca. De repente se escucharon gran cantidad de gritos y acto seguido aparecieron Daniels, Derek, Chris, Stiles y el último Zusmann gritando por todo lo alto

-¡Venimos a por el sargento que se va a casar para vivir su último día libre! - dijo el chico de ojos verdes con una amplia sonrisa. Lydia se giro sería hacia Prinston

-¿Perdona?

-No me mires así yo todavía no se nada - se giro hacia ellos - ¿Qué hacéis? - Daniels pasó su brazo por los hombros de Prinston con una sonrisa pícara

-Nos hemos enterado que Lydia tenía una despedida de soltera con sus amigas y aquí venimos nosotros a concederte la tuya, no querrás quedarte virgen hasta el matrimonio - Prinston abrió los ojos como platos atragantandose. Lydia miró a Daniels con furia, se acercó a él y le cogió de la oreja tirando de ella

-Ni se os ocurra, como hagáis eso, os quedáis todos sin tarta y con una zona del cuerpo muy dolorida, ¿ha quedado claro chicos? - Chris sonrió al ver la reacción de su hija

-No te preocupes, si se les ocurre algo de eso ya los mato yo - Zusmann agarró a Prinston dándole unas palmadas en el pecho desnudo

-Pechomen, a las ocho te recogemos, ponte guapo. Vas a beber tanto que está noche no recordarás ni tu apellido - Antes de que todos se fueron arrastraron a Prinston hasta la puerta de su casa

Wolf of War III: Los secretos nunca acaban {Completa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora