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La señora Martín salió al encuentro de Prinston a paso apresurado, cuando le localizó fue corriendo hacia él
-Prinston, tienes que salir ya bombón - Prinston tragó forzosamente notando como sus manos comenzaban a sudar, se situó ante las cortinas de terciopelo blanco que colocaron en la puerta principal de su casa.
Puso su mano sobre ella para abrirla y darse paso, tras unos minutos de shock completamente paralizado consiguió abrirla, en ese mismo instante todas las miradas de sus conocidos se dirigieron hacia él llenándose el ambiente de susurros y alagos seguidos de algunos silbidos, intento pensar que estaba durante un paseo de una gala militar, cosa que le ayudo a calmarse y andar con pasos firmes.
Al apartar la mirada de los invitados su mirada se dirigió hacia un punto, hacia las damas de honor de su futura mujer y después a sus amigos o mejor dicho sus hermanos cosa que hizo que se le erizara la piel, en el rostro de Prinston se formó una gran sonrisa con una gran cantidad de emociones que sólo le hizo querer correr pero no podía, tenía que andar tranquilo.
Cuando por fin llegó al floral altar sin dudarlo un segundo se lanzó sobre los brazos de Daniels y Zusmann acogiendolos en un fuerte abrazo. Sólo podía recordar los maravillosos años vividos juntos y que ahora se encontrarán los tres unidos en su boda, se alejó un paso de ellos observandoles detenidamente, sobre todo las medallas de sus compañeros, se fijo en unas medallas en específico, la de cabos y bajo la mirada para apreciar la suya de sargento. En un gesto rápido las retiro de la chaqueta de los jóvenes lo cual hizo a Daniels y a Zusmann mirarlo con el ceño fruncido.
En ese mismo instante Prinston introdujo la mano en sus bolsillos sacando dos nuevas y relucientes medallas, agarró una de ellas en la cual ponía "Sargento técnico" colocandosela sobre la chaqueta de Daniels
-¿Prinston es broma...?¿M-me han ascendido? - dijo con una sonrisa que no le cabía en el rostro
-No Daniels, no lo es, te lo has ganado - agarró otra en la cual ponía "Teniente"
-¿Me lo pones? - dijo dándole la medalla con nerviosismo, Daniels no lo dudo ningun segundo, la cogió colocándola orgulloso en la chaqueta de su jefe, su amigo, su padre. Zusmann miró extrañado que no quedaban más medallas pero como Prinston ya conocía sus gestos puso su mano sobre el hombro de su amigo respirando profundamente
-¿Crees que me he olvidado de ti? - con gesto nervioso retiró su chaqueta de sargento que le había acompañado por siete años "Sargento Mayor"
-Esta es tuya - dijo colocandosela para finalmente volver a abrazarlos. A duras penas logró alejarse y colocarse en su lugar.
Chris y Lydia se encontraban ante esa misma lona por la cual había salido Prinston un cuarto de hora antes
-¿Lista? - dijo ofreciendola su brazo con el cual quería expresarla que fuera donde fuera siempre tendría su brazo siempre para acompañarla
-No me sueltes - dijo apretando el agarré
-Nunca pequeña, nunca te soltare - comenzó a sonar una lenta canción cosa que hizo a Prinston ponerse mil veces más nervioso notando un gran nudo en la garganta, colocó sus dos manos unidas esperando impaciente hasta que la cortina se abrió y podría jurar que se le paró el corazón en ese mismo instante.
Se le paró el mundo a su alrededor y solo podía ver a Lydia agarrada de su padre andando hacia él, tenía una gran sonrisa formada por sus gruesos y bonitos labios pintados de rojo, su piel parecía de porcelana blanca y suave como si pudiera tocarla desde la distancia que los separaba o a lo mejor se tenía aprendido como la palma de su mano esa piel.
Bajo la mirada nervioso con una sonrisa que no podía quitar hacia el blanco y radiante vestido, el solo echo de verlo le hizo que sus nervios estuvieran a flor de piel cada milímetro de su piel, era un vestido de princesa, sin exagerar literalmente veía una princesa con esa falda con un volumen y un vuelo precioso, había leído tantos cuentos y ella era idéntica, su cintura perfectamente marcada por un cinturón lleno de cristales brillantes, andaba lento, demasiado lento, Prinston sabía que era para no tropezar con ese largo vestido además de por todas las capas que le daban ese volumen pero no podía aguantar más, lo que fue un minuto para llegar al altar a Prinston se le convirtieron en una eternidad.
Llegó, por fin llegó situándose frente a él e instintivamente llevó sus manos a las suyas, necesitaba tocarla, de cualquier forma posible. Esta vez pudo apreciar con mucho más detalle la hermosa belleza de su mujer, única e inigualable, estaba tan guapa como el día que la conoció, era ella y su sonrisa y su sonrisa peculiar, era ella y sus ojos verdes esmeralda brillantes de la ilusión, solo sabía que era ella.
Justo antes de comenzar el cura Prinston depósito un beso en ambas manos de su chica
-Queridos hermanos, estamos hoy aquí para celebrar y contraer matrimonio ante Dios nuestro señor. William Prinston, Lydia Martín, ¿venís a contraer matrimonio libres y voluntariamente?
-Si, venimos libres - dijeron al unísono
-Antes de comenzar con el escrutinio, si alguien se opone que hable ahora o que callé para siempre - ante esas palabras Zusmann pasó su brazo por los hombros de Stiles susurrandole
-Olvídalo, tu y yo estamos bien juntos
-Pues entonces comencemos - dijo el cura - así pues, ya que quieres contraer santo matrimonio, unid vuestras manos y manifestad vuestro consentimiento ante Dios y su iglesia
-Yo, Lydia Martín, te tomo a tí William Prinston como mi futuro esposo. En mi vida siempre tenía que haber una lógica, un porque, pero te ví y me desordenaste la cabeza. Te ví y se me olvidó mi propio nombre, mi dirección, todo. El haberte conocido me ha hecho cuestionarmelo absolutamente todo, cuestionarme que no siempre ahí algo que lo explique todo, que un día puede venir un completo desconocido y te pierdes, en su sonrisa, en sus preciosos ojos azules y en sus ordenes absurdas. Nunca había amado a nadie pero en un solo día me perdí en tí, desde el primer segundo que me miraste, mi universo se centró en mi, como los flechazos si son reales y maravillosos. Te agradezco que aparecieras en mi vida, que me desordenaras las ideas, te amo, desde siempre y hasta el final de mis días
-Yo, William Prinston te tomo a ti Lydia Martín
-Lydia Prinston - le interrumpió ella con una dulce sonrisa, en ese momento los nervios volvieron a aumentar
-Te tomó a ti Lydia Prinston como mi futura esposa en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, prometo respetarte y serte fiel cada segundo de mi vida. Amarte cada día un poco más aunque me sienta enfadado o insoportable, prometo mirarte cada día como te miro ahora y como te mire cuando tu maldito y precioso pelo rojo cayó sobre mi. Prometo cuidarte y poner mi vida, mi oficio y mi orgullo por detrás de ti pase lo que pase, me romperé cada hueso de mi cuerpo defendiendo un solo pelo de tu cabeza. Prometo verte igual de guapa con Channel que con Prada, te respetaré todos y cada uno del resto de mis malditos dias, te amo y se que te amaré por siempre. Que opinen, que opinen lo que quiera, si hemos ido rápido, si los flechazos no existen, que opinen, solo se que este amor es verdadero y no necesito más de un segundo para saberlo
-Lydia Martín, ¿Quiere contraer matrimonio con William Prinston?
-Si tuviera que escoger entre dejar de respirar o dejar de amarle, utilizaría mi último aliento para decirte que te quiero, y si, si quiero para siempre - dijo con sonrisa nerviosa
-William Prinston, ¿Quiere contraer matrimonio con Lydia Martín?
-Sin duda si quiero, si te escojo a ti, si escojo tus enfados, si escojo tus locuras, si escojo lo que tú escojas, si te escojo a ti total y completamente si quiero
-Por el poder que me es otorgado yo os declaró marido y mujer, puedes besar a la novia - sin dudarlo un solo segundo tiro de la cintura de Lydia uniendo sus labios en un dulce y ansioso beso, posó su mano sobre su mejilla acariciando su suave piel. La atrajo aún más hacia el acogiendola en ese beso como si se fuera a marchar, como si tuviera miedo.
Todo era silencio, solo escuchaba la lenta música, solo sentía el maravilloso roze de los labios de Lydia con los suyos y como su pulso volvía a la normalidad, sabía que solo ella le daba la calma y estabilidad que necesitaba.
Dedicado a @aby_abernatty
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Wolf of War III: Los secretos nunca acaban {Completa}
Ficção AdolescenteSEGUNDA ENTREGA DE LA SAGA Wolf of War III no leer sin haber leído la anterior -----------------Sinopsis-------------------- ¿Pensabais que había acabado? La historia continúa. La venganza, te hace perder el control, si es necesario mata, mata...