~Cap. XXXIV~

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Stiles entró corriendo al baño de la casa cerrando el pestillo sintiendo que ese era el lugar más seguro en esos momentos hasta que los militares consiguieran hacer algo. Con una mano buscaba el teléfono desesperadamente y con la otra sujetaba a Lydia aferrandola en un fuerte agarre

-¿Te encuentras bien?

-Si... Yo si, pero ¿y los demás?. Tenemos que encontrarlos, tenemos que reunirnos con ellos - dijo ella hiperventilando de lo asustada que estaba. Stiles puso sus manos temblorosas sobre las mejillas de la chica

-Van a estar bien, tienen que estar bien pero, ¿seguro que estas bien?, estas muy pálida

-Noto la muerte, la siento taladrando mi cabeza, eso me está mareando ¿y tu?, ¿estás bien? - Stiles miró sus manos que temblaban con euphoria. Las ocultó rápidamente en los bolsillos de su pantalón

-Si, solo necesito saber si mi hermano estaba bien pero desde que nos conocimos no ha parado de insistirme que ante estas cosas me tengo que quedar lo más cerca y seguro posible del último lugar en el que nos vimos.

Lydia se llevó una mano al abdomen y fue corriendo aún más mareada al inodoro donde se arrodilló y expulsó todo lo que había comido de su estómago. El chico de ojos oscuros se puso de cuclillas junto con ella agarrando el pelo rojizo de Lydia.

-¿Qué ocurre?

-Estoy mareada, no me siento bien Stiles. No se si es por lo de banshee o el humo que he tragado - dijo en un susurro

-Estás asustada, Lydia calmate, estarán bien.

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Prinston se encontraba escondido entre unos arbustos intentando acercarse a la entrada de la base para reunirse con su tropa con mucho cuidado de no ser descubierto por el equipo enemigo. Unos tiros resonaban en el ambiente, observó a su alrededor unos seis o siete contrincantes a lo lejos cargando sus armas.

Comenzó a moverse lo más despacio que recordando las instrucciones de su exsargento Turner "Despacio, Talón, punta. Que podamos ir cien personas a la vez sin que se escuché un solo crujido" y eso mismo hizo intentando calmar su acelerado pulso. Andaba en cuclillas hasta que por fin consiguió apartarse totalmente de aquellos hombres, estaba de espaldas a la base mientras revisaba el único arma que tenía junto con él, una navaja táctica marine con estampado militar.

Se giró para ver salir de la base a un pequeño grupo de militares dirigidos por Zusmann, cuando volvió a girarse sus ojos se toparon con un cañón de un Subfusil Heckler & Koch MP5 de defensa personal agarrada por un muchacho de unos dieciséis años el cual no podía mantener el arma firme del pánico que sentía, se notaba que era un recluta sin experiencia. Podía enfrentarse a él perfectamente pero sabía que solo causaría escándalo y seguramente la muerte de aquel pobre muchacho

-Hola pequeñajo - dijo Prinston con una pequeña sonrisa

-N-no no me hables, tengo órdenes de matar

-¿Quieres matarme? Mira - dijo mostrándole las manos vacías - no soy malo, estoy desarmado y no quiero hacerte daño

-Me han dicho que vosotros estáis destruyendo Brasil y yo tengo que defender a mi país, vosotros matais a los nuestros, por eso os hemos atacado

-Dos cosas pequeñajo, a vuestro país lo está destruyendo vuestro presidente con su dictadura y lo segundo es que yo soy el teniente de esta gente y hoy era mi boda y todo el país lo sabía. Tu presidente os ha engañado y ha mandado quemar la carpa donde estaban todos mis invitados, amigos y sobre todo mi esposa - el chico bajó el arma con los ojos llorosos

-Si te dejo ir me matarán

-No, no, no - dijo posando su mano firme sobre su hombro - ven conmigo, yo mismo te defenderé, nos vendrá muy bien un chico como tu en nuestra tropa - dijo levantándose y tendiendole la mano, el chico deposito el arma sobre la palma de Prinston para posteriormente abrazarlo por la cintura.

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Derek buscaba con la mirada perdida a Daniels en medio de aquel caos, hasta que se quedó petrificado, en sus ojos se reflejaban las llamas que arrasaban con la blanca carpa.

Sin poder evitarlo el recuerdo de su casa arder y los chillidos de dolor de su familia se apoderó de su mente, se aflojo la corbata, su temperatura aumentaba por momentos, sus latidos se aceleraban, sus garras y dientes salieron a relucir. Intentó pararlo, intentó detenerlo, pero el chillido desgarrador de su madre en su mente fue el detonante de todo.

De un solo salto hacia el interior del bosque su smoking se había desgarrado dando paso a un enorme lobo negro que corría bosque adentro gruñendo y sacudiendo la cabeza desapareciendo en la maleza.

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Horas después Derek seguía en el mismo estado, incluso la ira aumentaba por segundos. Todo a su alrededor era silencio, un ambiente tranquilo, los tiros y el crepitar pero en su mente permanecia aquel escenario que tanto le había marcado y que tantas veces había sido el protagonista de sus pesadillas. Su casa. Su familia. Todo reducido a cenizas siendo el, el único superviviente, seguía corriendo, gruñendo, rápido, incansable, pero su cuerpo se chocó contra algo haciendole caer y levantándose rápidamente gruñendo en dirección hacia aquello.

Resultó ser Daniels, su Daniels, pero el terror le nublaba la vista viendo todo teñido de rojo sangre, y solo veía una sombra negra, por lo que se alteró aún más y se sintió acorralado por aquella sombra.

Daniels al instante reconoció a Derek, pero no era su Derek de siempre, sus pelos en punta revelaban que estaba nervioso, la espuma de su boca que estaba enfadado. Quiso acercar su mano hacia el lo que provocó que abriera sus fauces mostrando sus afilados dientes intentando morderle, eso le confirmó sus sospechas, algo no iba bien.

-Derek soy yo, soy Daniels. Tu mate, tu compañero, tu alma gemela. No se que narices ha pasado pero estoy aquí para ti sea lo que sea - vio una cierta relajación en la mirada del animal cosa que hizo a Daniels volver a intentar acariciar su hocico.

En cuanto sus dedos entraron en contacto con su pelo el animal hizo un gesto rápido revolviendose mordiendo a Daniels en el muslo derecho causando que cayera soltando un fuerte grito.

Wolf of War III: Los secretos nunca acaban {Completa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora