~Cap. XXI~

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Prinston llegó a la puerta de la cafetería donde a su vez estaba Zusmann bien arreglado con un ajustado vaquero y una blanca camiseta larga apoyado con un pie sobre la pared

-Vamos tenemos una cita con alguien - dijo nervioso

-¿Qué?, ¿Cómo? - le miró extraño

-Si por favor no preguntes, ahora lo entenderás todo - entraron ambos y nada más hacerlo la vio sentada en una pequeña mesa de madera redonda aunque en comparación a la chica era bastante grande y ella diminuta

-Bueno Agnes, pues... Este es Prinston - dijo sentándose limpiandose las manos sudorosas en los pantalones. La chica se levantó rápidamente, se acercó a Prinston y le dio un fuerte abrazo. Prinston miró extrañado a Zusmann, era incapaz de separarla por no hacerla sentir mal a aquella chica que rescató por lo tanto correspondió el fuerte abrazo. Agnes se separó, le dedicó una amable sonrisa y los tres se sentaron ante L mesa

-¿Cómo estás... Emmm?¿Te llamabas?

-Agnes, tu me salvaste de él - dijo removiendo el margarita que se había pedido

-Yo solo hice lo que haría cualquiera - ella dejó de remover el líquido y dirigió sus ojos caramelo a Prinston

-Pero lo hiciste tú, y te estoy muy agradecida

-¿Qué hacías allí? - Agnes suspiró

-Estuve un tiempo saliendo con él, pero empezó a comportarse de forma extraña, así que decidí dejarle. Pero cuando se lo dije me dijo que dejó inconsciente y cuando desperté estaba en una especie de habitación de almacén - Zusmann entrecerro los ojos observando a esa chica, lo sentía, estaba mintiendo, esa dulce y maravillosa chica no podía haber salido con una calaña así, se negaba a creérselo

-Lo lamento, por lo menos sabías que no te haría daño por la confianza que os teníais, a algunas de las personas que le ha hecho eso los arrebató de su familia un completo desconocido, pero de todas formas es muy doloroso que alguien que ames te haga eso - dijo rascándose

-Preferiría no hablar de eso si no es mucha molestia...

-Como siempre huyendo - susurro Zusmann, cuando la mirada extrañada de la castaña se dirigió al chico corrigió rápidamente sus palabras - eso eso Prinston, dejemos ese tema, que me traigan por favor una copa, mejor una ronda para todos

-¿Qué edad tienes? - Preguntó Prinston intentando salir de aquel incómodo momento

-Veinte años ¿vosotros?

-Han pasado 6 años, así que sabrás que yo veintiuno y Prinston tiene treinta - la chica lo miró sonrojada

-Y ¿vivís aquí?

-Si, vivíamos juntos en la base militar pero ahora vivimos en casas separadas¿y tú?

-Aunque como tú sabes veníamos de la base militar más importante, la de Texas - dijo interrumpiendo a Prinston

-Soy... Soy de Texas, desde que nací siempre he vivido ahí

-Hasta los quince - dijo Zusmann bebiendose el resto de la copa de un trago. Como no bebía le estaba haciendo efecto muy rápido

-Hasta los que fueran Robert Zusmann - dijo la chica desafiandole con la mirada

-Uhh - Prinston los miró a ambos con una amplia sonrisa empezando a sentir que conocía a esa chica - ¿Y ese carácter de donde te sale?

-Cosa de familia - dijo encogiendose de hombros - padre marine - a Prinston se le formó una amplia sonrisa

-Mmm... Marine¿de la tropa nacional de Estados Unidos?

-Si - dijo sonriendo orgullosa

-¿No será que le han mandado hoy de guardia por un cargamento de armas?

-Si... - dijo algo extrañada. Prinston apoyó su barbilla sobre su puño observándola fijamente

-Tienes enfrente suya a su jefe

-¿Jefe?¿Eres marine? - dijo imitando su acción

-Soy el sargento de la tropa nacional de Estados Unidos - Zusmann observaba los gestos de la chica, hablaba con Prinston pero no le quitaba el ojo de encima, tenía una extraña sensación, le estaba poniendo celoso. Muy celoso. No entendía la razón, bueno en realidad si, nunca dejó de amarla y ella también sentía algo por él o eso quería creer

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Pasó media hora de larga conversación y de tres o cuatro copas que se habían tomado los tres, a Agnes y a Zusmann le había afectado notoriamente más que a Prinston que ya se había levantado de la mesa dispuesto a irse

-Bueno pues yo me voy se esta haciendo muy tarde - dijo besando la mano de la chica. Agnes le dijo sonriente

-Muchaaas graciaas por todo... - dijo con la lengua trabada por el alcohol

-Tener mucho cuidado chicos - dijo dando unas palmadas en la espalda de su amigo, salió por la puerta y detrás Agnes hasta que la chica sintió los pasos tras ella de él ojiverde

-Te apetece... ¿Tomarte la última en mi casa? - Preguntó nerviosa con los brazos cruzados

-Cla-Claro - ambos se subieron al coche de Zusmann y se dirigieron al piso de Agnes con sus torpes explicaciones. Cuando finalmente llegaron la chica introdujo las llaves con las manos temblorosas, sentía su estómago encogido, como si volviera a tener quince años, como podía hacerla sentir lo mismo que hace cinco años. Zusmann cerró la puerta quedándose apoyado en ella, se quedó mirándola unos segundos, ninguno de los dos había encendido la luz y se veían por la luz de la luna que entraba por la ventana

-Bueno - dijo Zusmann rompiendo el silencio - pues vas a preparar tú las copas o yo - Agnes estaba enfrente de Zusmann mirándole detenidamente sus rasgos faciales prácticamente iguales a cuando le conoció, desde sus labios entreabiertos que los veía tan familiares, como su pudiera saber a que sabían aún, hasta esos ojos esmeralda que ahora la miraban, la miraban como si no hubiera pasado el tiempo, como si la chispa siguiera ahí en un fuego ardiente.

   Cuando el chico se dio cuenta de que Agnes le miraba tan fijamente como solía hacer cuando el la buscaba por las noches a su ventana y se miraban a través de esta se le curvo el labio formándose una sonrisa, sin darle tiempo a que reaccionará la chica junto sus labios con los del militar, Zusmann llevó una de sus manos a su nuca y la otra a su cintura consiguiendo atraerla aún más hacia él. Se apartó unos milímetros con los recuerdos agolpando su mente

-Porque te fuiste... - dijo acariciando su mejilla

-Ahora mismo solo deseo besarte Robby - dijo con la voz entrecortada debido al beso anterior y a los pensamientos que se agolparon en su mente. Agnes volvió a acercarse a él rozando sus labios

-¿Vas a hacerlo o lo tengo que hacer yo? - este miro a la chica detenidamente, dios cuanto la amaba, sabía que necesitaba explicaciones pero en ese mismo instante solo quería besar al que siempre había sido el amor de su vida, antes de que se lanzará a besarla su teléfono sonó repetidas veces
*Donde estas*
*¿Qué haces?*
*Ya es tarde*
*Te recuerdo que dos militares que te secuestraron aún andan sueltos*
*Dime algo o me voy a enfadar y no entras en casa*
*10 llamadas perdidas*

Agnes cogió el teléfono y lo tiró a alguna parte del salón para después volver a apresar sus labios con los de Zusmann, este agarró sus muslos haciendola saltar rodeando su cintura y llevándola a la primera habitación con la que se topó tumbandola en la cama y retirándose mutuamente la ropa, esto no era nuevo para ellos pero ciertamente los nervios hacían que se sentíera como si fuera la primera vez. Hoy volvía a ver su cuerpo, tan bello y perfecto, desnuda enfrente suya, la había visto decenas de veces así, pero sin duda ahora estaba mil veces más hermosa, con sus maravillosas curvas pero pequeña y acogedora, se quedó atrapada entre las suaves sábanas y los fuertes brazos de Zusmann que sin duda sus caricias demostraban las ansias y la tristeza que habia sentido por los años que habían pasado.

Wolf of War III: Los secretos nunca acaban {Completa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora