Prinston y Lydia llegan al enorme hotel con veinticinco plantas de cuatro estrellas y la de ellas era la veintiuno con unas vistas impresionantes, cogieron la tarjeta y cuando llegaron arriba Prinston paso la llave para que la maciza puerta de roble se abriera, dejó pasar primero a Lydia. Esta quedó maravillada y el brillo de sus ojos y su boca tornada en una inmensa sonrisa la delataba.
En frente suyo había una habitación enorme, el papel de la pared era de un suave color melocotón, una enorme cama matrimonial de sábanas negras que hacían resaltar aún más los delicados pétalos de rosas blancas que estaban esparcidos a todo lo ancho de la cama, en la mesa de al lado descansaba sobre el mantel de transparencias florales una cubitera con una botella de champán enfriandose en el hielo.
En la parte izquierda de la preciosa habitación había un sofá de tres plazas de un intenso color carmesí y entre los peluches de los osos amorosos que descansaban sentados y entre ellos se encontraban dos bañadores para el gran jacuzzi de la terraza con vistas al mar
-Prins-Prinston ¿y todo esto?, ha tenido que costar un dineral - el tiro de su muñeca obligandola a mirarlo
-¿Crees que el dinero vale alguna miseria a tu lado?
-¿Valgo más que el dinero? - dijo sonriente
-Vales más que cualquier cosa que exista o pueda existir en esta vida y la siguiente
-¿Incluso que la tortilla?
-Bueno, eso tendremos que discutirlo - dijo riendo dándole un beso en la frente y observandola con el ceño fruncido
-¿En qué piensas?
-En qué ya eres mi esposa, para toda la vida poder disfrutar de ti todos los días que me queden
-¿Eso te hace total y completamente mío?
-Totalmente, incluso más ahora que puedo estar agusto con lo que voy a hacer ahora mismo
-¿Y se puede saber qué va a hacer sargento? - el militar mío hacia la enorme cama
-Esa cama está demasiado perfecta, me apetece desordenarla y... - se acercó a su oído apartando un mechón rojizo para poder susurrarla - y ahora soy teniente
-¿Y que pasa sí me reveló contra él?
-¿Crees que puedes Rubí? - dijo agarrando ambas manos de Lydia a su espalda con una suya dejándola inmóvil - Lo dudo mucho pequeña - Lydia colocó su rodilla en la entrepierna de Prinston delicadamente
-Yo creo que si podría escapar
-Podrías intentarlo pero acabarías con una muñeca lesionada, además - dijo depositando un ligero beso en su mejilla - dudo que quieras escapar
-¿Sabes? Me encantaria probar algo... - susurro en su oído mordiendo su lóbulo
-Estoy creado para cumplir órdenes
-No se a ti, pero a mi me está llamando a gritos ese jacuzzi - Prinston hizo un puchero
-A mi me estas llamando la atención tú - dijo acariciando sí cintura para unos segundos quitarse la camiseta. Lydia sonrió quitándose de una el vestido, se acercó a Prinston de espaldas y señalando el broche de su sujetador negro de encaje haciendo juego con la parte de abajo
-¿Me ayudas? - Prinston trago saliva ya que nunca había disfrutado del cuerpo de Lydia tanto como el quería por la presión del matrimonio. El decidió girarla y pegarla a su pecho, comenzó a dar sutiles besos aumentando la intensidad cada vez más con leves mordiscos comenzando a bajar las manos hasta el broche
-Puede que si deberíamos ir al jacuzzi - dijo apartando la mirada con una sonrisa avergonzada
-No se, no me gustaría mojar este conjunto de Prada
-Pues quitatelo tú porque como te lo quite yo no sales de esta habitación - dijo mordiendose el labio y apartandose de ella mientras se quitaba los pantalones y cogía el bañador. Lydia se quito despacio la lencería cogiendo el bañador sin atarse la parte de arriba, se puso dandole la espalda a Prinston
-No puedo atarlo, ¿me ayudas? - recorrió con las llenas toda su espalda hasta llegar a las tiras del bañador atandolas con poca presión. Antes de irse al baño miro cada parte del bonito y delicado cuerpo de su mujer sin dudar ni un segundo lo maravilloso que era
-Me voy al baño, espero que estés en el jacuzzi para cuando salga - la pelirroja se metió en el agua caliente dando la espalda a la puerta observando el vaivén de las olas cerrando los ojos para relajarse con el sonido, sigilosamente Prinston se introdujo en el jacuzzi para en un rápido gesto tirar de Lydia para sentarla sobre él.
-Parece ansioso teniente, ¿se puede saber por qué?
-Llevo casi 11 meses reteniendo todos y cada uno de mis impulsos a una diosa como tu, como quieres que no esté ansioso
-Bueno, alguna vez no los has retenido¿no? - dijo besando su cuello
-Eso que ha pasado hasta ahora no es ni un cuarto de todo lo que puedo darte, bastante he conseguido aguantar 330 días con esta diosa banshee
-¿Los has contado?
-¿Cómo no los voy a contar? Cada día contigo es un regalo que merece la pena ser contado
-Te amo - dijo acercándose más a Prinston
-No tanto como yo - dijo agarrando su nuca y sentandola sobre el enlazandose con ella en un profundo y tranquilo beso sin poder separarse de esa sensación de cosquilleo que nunca desaparecía
~~~**~~~
Zusmann se encontraba tirado en el sofá con una pierna apoyada sobre el reposabrazos, sostenía una margarita que había cogido de la calle mientras que decía nervioso
-La llamó, no la llamó, la llamó, no la llamó, la llamó... Oh mierda maldito pétalo, pues... Llamemos a Heidicita - dijo cogiendo el móvil marcando su teléfono que ya se había aprendido. Nervioso sin darse tiempo a pensarlo dos veces presionó
-¿Robbie?
-Ho-Hola Nessie, ¿q-qué tal estás? - dijo con una sonrisa rascándose la nuca
-Bien ¿pasa algo?, pareces nervioso
-No... Solo tenía ganas de escucharte
-Si solo era eso losiento, estoy ocupada
-Odio como me esquivas, no entiendo esto, ya nadie me va a hacer daño, no tienes que alejarte de mí para protegerme
-Estoy ocupada Zusmann, no tengo tiempo para esto
-No no no, no entiendo este comportamiento, no te he hecho nada o-o eso creo
-No has echo nada, solo no puedo hablar, entiéndelo joder - dijo ya algo molesta
-Okey Okey, te dejos empaz pero que sepas que del amor no se puede huir - en cuanto oyó esas palabras salir de su boca colgó rápidamente de la vergüenza. Agnes miraba confusa, ¿amor?¿Otra vez? Se sentía como si fuera volviese a ser esa adolescente enamorada, como era posible que su amor volviese a resurgir de entre las cenizas.
Zusmann se rascaba la mejilla notando que se había puesto rojo, se moría de ganas por volver a recuperarla, recuperar aquello que perdieron por culpa de su falta de comunicación pero sabía que siempre iba a ser el amor de su vida.
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Wolf of War III: Los secretos nunca acaban {Completa}
Teen FictionSEGUNDA ENTREGA DE LA SAGA Wolf of War III no leer sin haber leído la anterior -----------------Sinopsis-------------------- ¿Pensabais que había acabado? La historia continúa. La venganza, te hace perder el control, si es necesario mata, mata...