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P.O.V Irene

Al despertar estoy alterada pero no grito, pues mucha luz natural y dorada entra por la ventana, me quedo respirando entrecortadamente; finalmente mi respiración se calma al unísono que Lafayette entra.

-¿Estás bien, mi amor?-me pregunta con una dulzura genuina.

-No-le respondo con toda mi sinceridad.

Él me envuelve entre sus brazos, sin decir nada más. No nos besamos, simplemente nos quedamos ahí abrazados; hasta que entra un hombre alto que parece ser latino, tiene cabello castaño rojizo, profundos ojos marrones enmarcados por unos espectaculares lentes sin marco y cuerpo atlético. Este se presenta como el doctor Moisés Harker y me pide que lo acompañe. Le doy un último apretón a Lafayatte y sigo al doctor quien me escolta a través de pisos y largos pasillos hasta que por fin llegamos hasta una puerta en la que se lee: "Dr. M. Harker". Aunque toda la clínica huele a muerte, antiséptico y sangre, en cuanto paso por la puerta el olor que llena mis sentidos es algo parecido a la miel.

Obviamente tenemos una muy larga charla, pero a pesar de que nunca he creído en los psiquiatras este es muy bien. Al terminar me dice que puedo pasar por ahí cuando quiera. Le agradezco y luego salgo para ir a buscar a la madre de mi mejor amigo. Ella, Helena, Loki, Grove y Lafayette están sentados todos juntos en unas sillas de metal frío, que si no mal recuerdo te hielan hasta los huesos. Cuando me ven todos me sonríen, aunque estoy casi segura de que son falsas.

Al menos la de Alexandra es así. No me odia-o al menos espero que no lo haga-pero no puedes estar feliz cuando tu hijo esta inconsciente. Me siento sobre Lafayatte quien entrelaza su mano con la mía y me pongo a llorar como una tonta.

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TRES DIAS DESPUES

Ya tengo una semana aquí sin moverme, y para mi sorpresa Moisés me ha permitido quedarme a dormir en su oficina. Todos saben que no me moveré de aquí, hasta él. Todas las noches se queda alguien conmigo: Helena, Alyssa, Kenji, Grove, Lafayette, Ian, Loki, Alexandra o mi madre.

Entro despacio en la oficina pintada de color coral, hay un sillón espacioso de color marrón, un escritorio de caoba con una silla movible. En la esquina hay un archivador y nada más. Bueno si hay otra cosa: un baño pequeño cubierto de cerámica blanca y una ducha con puertas de cristal. Algo me dice que Moisés pasa mucho tiempo aquí. Quizás demasiado.

-Entonces ya lo sabes, Irene. Llego aquí todos los días a las 7:45 am-dice

-Así que apenas llegues debo irme, si lo sé tranquilo.

-Hasta que terminen las consultas, al menos.

-Buenas noches, pequeña-dice dándome un beso en la frente y saliendo del lugar.

Hoy se quedara conmigo Grove. Estoy tentada a bañarme y así lo hago. Me despojo lentamente de mi ropa y evito verme el espejo, seguro estoy demacrada. El agua hirviendo sobre mi piel quema, pero cuando mi cuerpo se acostumbra, me relajo. Duro allí dentro un largo rato; cuando salgo tengo la piel como una pasa. Arrugada. Entonces me seco con la toalla color marfil que me dejo Moisés. La pongo alrededor de mi cuerpo y salgo.

El rubio me espera sentado en el sofá con un bolso color naranja que parece brillar bajo esta luz. Al verme en toalla se enrojece profundamente, extiende el bolso hacia mí y decido ir a vestirme al baño. Cuando vuelvo a salir él está sentado en el suelo, sigo un poco molesta con él, pero tras ver cómo ha sufrido día tras día por Alex al igual que yo me he dado cuenta de que tal vez si siente algo por mi mejor amigo. Pongo a secar la toalla en la silla de Moisés.

Me acuesto en el sofá dándole la espalda, y un rato después el me cubre con una cobija de color purpura que reconozco en seguida pues Alex tiene la gemela de esta y ambas tienen una foto mía y de Alex decorándola. Dejo salir unas cuentas lagrimas pero no me muevo.

-Lo siento Ir, de verdad. No sé cómo rayos paso todo esto y jamás paso por mi mente que mi corazón iba a terminar removiéndose por un chico, y menos por Alex.-se le quiebra la voz, debido al llanto.-Te sigo queriendo mujer, es solo que creo que ya no quieres ni ser mi amiga.

No me muevo ni un centímetro porque no quiero tener que responderle esta confesión ahora. Cuando logro conciliar el sueño vuelvo a casarme con Lafayette, esta vez no mato a nadie y además Alex está allí.

POV NARRADOR (Kenji)

El asiático camina entre los corredores de la enorme clínica, ofuscado con quien sea que lo ha estado molestado. Ya le toca retocarse el mechón verde pero con todo lo que le ha pasado a Alex, finalmente llega al callejón en donde hay un hombre más o menos alto pero además de eso lo único que diferencia Kenji es una máscara de Jackson (el protagonista de viernes 13) y un abrigo negro.

-¿Quién eres?-pregunta

-Lo sabrás con el tiempo-responde el hombre con una profunda voz.-Ahora a lo que nos compete, yo se tu problemita con...

-Cállese.-el asiático no puede entender como rayos pudo haberse enterado.- ¿Qué es lo que quiere?

-Sólo quiero decirte un secretito, ¿sabías que dos de tus amigos son hermanos?

Kenji pone los ojos en blanco.-Obviamente, Alyssa y Alex son hermanos.

El hombre deja salir una profunda risa.-Alex tiene otro hermano y está muy cerca de él, es rubio.

Kenji ahoga un grito.- ¿Me estás diciendo que Grove y Alex son hermanos?

El otro asiente. Aquello cae como una cubeta de agua helada en su cabeza, después de todo se supone que ellos...

-¿Qué es lo que quieres que haga?

-Mantenlos separados.

Kenji asiente y asqueado con lo que va a tener que hacer se aleja para ir a ver a Grove, porque necesita urgentemente que el rubio deje de querer al menor, después de todo nadie puede enterarse del secreto que lleva tantos años guardando.

No ahora, no nunca. Aquí tiene una buena vida, buenos amigos y una buena familia no piensa perderlo todo por quien sea ese hombre. Por ello va a mantener a Alex y a Grove separados. 

El Internado HarrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora