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P.O.V Alex

Estoy ansioso por la broma que vamos a hacerle a Leo.

Cuando llegamos Em nos indica que vayamos a cambiarnos y así lo hacemos, en menos de cinco minutos volvemos a bajar, mi bestie con un vestido playero floreado y yo con un short corto y un suéter grande violeta.

-¡Ya es hora!-dice, burlona.

-Sí, señora.

La seguimos en fila india a través del oscurecido jardín de Harrison en dirección a la casa Licántropo. Como anteriormente la vimos, no me sorprendo mucho cuando veo la fachada color café, con letras doradas: "CASA LICÁNTROPO", aunque dejando esto de lado un chico realmente atractivo-aunque no es Leo-nos espera en la puerta. Él lleva lo que parece ser el uniforme de esa casa. Este consiste en un bermuda negro, botas negras por los tobillos, una camisa manga larga de botones de color café. Su insignia es un lobo aullándole a la luna.

En fin, el chico tiene cabello rubio brillante, ojos azules, cuerpo fuerte y seguramente unos cuadritos como chocolates muy comestibles. Cuando nos ve, sonríe prepotentemente.

-Hola, Em.

-Hola, ¿todo está listo?

-Por supuesto.-dice, como si dudar fuera una ofensa.- ¿Quiénes son ellos?

-Irene Simmons.-se apresura ella a presentarse. Vaya, vaya creo que mi amiga tiene un flechazo.

-Un placer.-él dice y parece que ella va a darle un pre-infarto. Y entonces dirige sus ojos de ensueño hacia mí.- ¿Y tú eres?

-Alex... Alex Zeller.

Estrechamos nuestras manos y sin despegar su mirada de la mía dice.-Mucho gusto, soy Grover Kalassi.

Después de tanta cachara entramos por fin. Debido a que voy de último solo puedo ver como mi bestie se devora con su mirada el, ejem, muy perfecto culo de Grover. Teniendo material para molestarla me pongo a su lado y le doy un empujoncito.

-¿Quieres un poco de nutella con eso?

-¿Qué?-ella no capta el chiste.

Pongo los ojos en blanco.-Prácticamente has estado babeando desde que llegamos y la baba sólo aumento cuando le viste el culo, depravada.-le respondo, soltando risitas tontas.-Aunque mi culo está mejor.

-Amigo mío, tu culo está muy bien pero ese, me lo como con y sin chocolate.

Sus mejillas se vuelven color rosa oscuro y nos reímos como tontos. Finalmente llegamos al salón, tres paredes son de color gris y la cuarta de color café, en esta se ve perfectamente un lobo gris aullándole a la luna. El sofá tiene forma de "U" de color gris opaco, frente a este está la TV pantalla plasma y en la pared restante varios poofs en distintos tonos de marrón. No está nada mal, pero prefiero con creces mi residencia. Grover nos lleva hasta el último piso-tal parece que este lugar tiene la misma distribución que en nuestra residencia-, y estamos frente a una puerta gris que en su pequeña tablita pone: "Leo Serrano, el lobito".

-¿Es una clase de código?-pregunto más para mi mismo que para los demás.

-Le decimos lobito porque es el líder.-responde Grover sonriendo.

Bien hormonas, relájense, este chico le gusta a mi mejor amiga.

-Sólo tienen quince minutos.

-Es más que suficiente.-asegura Em.

Asiente y sigilosamente, entramos en el cuarto de Leo. En la cama con sabanas color chocolate está tirado boca abajo el susodicho y se ve perfectamente su cuerpo. De acuerdo mis hormonas se están dirigiendo a este hombre ahora. Su cabello oscuro está despeinado, una de sus musculosas piernas-y por ende su culo-, sobresale de la sabana y sólo trae puesto un bóxer bastante corto y tan azul como el blazer de mi uniforme. Parece que este va a explotar. ¿Es que acaso aquí todos son tan perfectos?

Em saco moldes en forma de labios de su bolso y pintura en spray color rosa neón. A medida que ella y mi bestie pintan en la pared, más yo me inquieto.

-Ahora mi hermanito.-susurra Em en mi oreja.

-¿Estás segura?

-Demasiado.

Me acerco despacio hacia él y pongo el molde varias veces en su cuerpo. Una vez en su cuello, varias veces en su espalda, dos veces en cada pierna y una vez en su glúteo izquierdo-sus glúteos son muy tocables, así que mientras hago este beso en particular me aseguro de manosear lo más que puedo pero con cuidado para que no despierte-. Al terminar recogemos todo y salimos como alma que lleva el diablo. Afuera nos espera Grover, quien luce impresionado.

-Siete minutos.-sonríe.-Tiempo récord.

-No olvides quienes son los mejores de Harrison.-lo pica Em, y junto con ella nos reímos suavemente.

-Que no se les suba a la cabeza.-espeta.-Ahora, vamos.

Fuera él se despide dejando un beso en las mejillas de Irene y Em. Cuando yo me acerco me agarra uno de los glúteos sin pena alguna.

-Nada mal, nada mal.-se regodea.-Tenías razón las tuyas están mucho mejor que las mías, nos vemos por allí, enano.

Mientras corremos hacia nuestra residencia pienso en Grover y en lo pervertido que es y en como definitivamente haría una pareja perfecta con Irene. Aunque secretamente quiero que me bese a mí. Luego pienso en lo sexy que es Leo y tengo que pensar en una cabra cagando para que no se me forme una erección.

El Internado HarrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora