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P.O.V ALEX

Al día siguiente mis traidores amigos-Ire, Helena, Ian e incluso Loki salen juntos-por lo que me quedo solo en mi habitación, molesto, dolido, enfurruñado y llorando. Bien, tal vez está mal decir que no es justo que mis amigos se estén divirtiendo cuando estoy sintiéndome así de mal. Pero lo cierto es que es mi culpa, después de todo fui yo quien no les contó nada a ninguno de ellos.

Aunque mi estomago gruñe molesto y se mueve dolorosamente lo ignoro, porque no hay manera de que yo vaya a ir al jodido comedor con la cara hinchada y los ojos rojos. Suspiro sonoramente y decidido a creer que mi profesor y yo no podamos tener una relación no es el fin del mundo, me pongo de pie, agarro mi toalla y me dirijo al baño.

Al entrar, me encuentro con el chico que me vio como si fuera a violarlo el otro día. Esta vez ni siquiera me molesto en intentar racionar con él. Me deshago de mi ropa y me meto en una ducha. Me quedo allí hasta que el agua comienza a salir helada obligándome a salir. Con la toalla alrededor de mi cintura me doy cuenta de que el chico continúa parado allí, parece que esta esperándome.

-¿Y bien?-gruño con la voz ronca.- ¿Qué quieres?

El chico es claramente asiático, tiene los ojos de un apagado marrón, tiene el cabello negro en puntas y un grueso mechón de color verde eléctrico, una cicatriz recorre su cuello hasta debajo de su mandíbula. Igual a mí tiene solo una toalla alrededor de su cintura.

-¿Tú eres el chico que se declaró gay en el comedor no es así?-su voz es aterciopelada y ronca.

-Sí, lo soy.-trato de controlar mi sentimientos.-Mi nombre es Alex Zeller.

-Lo sé.-sonríe.-A Zarina le encanta hablar de ti y tus amigos.

-No es por ser mala onda ni nada...

Me interrumpe.-Soy Kenji Moshimoto, soy un grado mayor que ustedes y quería disculparme directamente contigo por mi actitud el otro día aquí en los baños.-me da una reverencia y al hacerlo su toalla se desliza.

Ahogo un grito de sorpresa. La cicatriz en su cuello no es la única. Sus piernas tienen quemadas de cigarrillos, gruesas líneas de carne cicatrizada rosa están en sus muslos, y, de lado a lado en su cintura justo sobre su lugar especial hay una cicatriz roja. Kenji se sonroja profundamente y se cubre tan rápido como puede. Mira al suelo avergonzado consigo mismo.

Me acerco cuidadosamente a él y pongo una mano en su hombro, lo que provoca que levante su sonrojado rostro.

-Espero que esto no sea ofensivo para ti.-empiezo.-Pero me gustaría que te sientes alguna vez en mi mesa.

Él pestañea confundido.-Pero, mi cuerpo...

-Tienes unas cuantas cicatrices, ¿y qué? Nadie es perfecto.-aseguro.-Si está bien para ti, quizás la próxima vez puedes sentarte conmigo y mis amigos.

-Eso no es una ofensa en absoluto, es un gran honor.

De acuerdo, no soy realmente un rey, pero como que me gusta mucho ser popular.

-Entonces, nos vemos por ahí, Kenji.

Me doy media vuelta y me alejo hacia mi habitación, cuando estoy frente a esta, Em me llama:

-Alex, el profesor Dunois está aquí para que vayas con él.-ella dice con una voz llena de reproche.-Él dice que tu fin de semana de castigo con él aún no termina.

Suspiro.-De acuerdo, entonces me vestiré.

Si tan solo mi líder supiera que no es ningún tipo de castigo estar tanto tiempo con él, sino justo lo contrario. Pero, después de nuestro apasionado beso, estoy seguro de que al menos va a ser incomodo. Me pongo un ajustado short negro que me queda un poco mas debajo de los glúteos, una camiseta de tirantes verde menta sobre esta mi chaqueta de cuero y para terminar el atuendo mis botas de combate que me llegan hasta la rodilla.

El Internado HarrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora