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Habían pasado exactamente 5 años desde aquel día en que Erick se enteró sobre su prometida.

Erick trataba de engañarse a si mismo, trataba de mirar a Camila como un mujer, trataba de enamorarse de ella. Si, le gustaba su físico, ella era linda y divertida pero lamentablemente, no podía verla como algo mas que una simple amiga.

Erick dejo de ser maltratado por sus padres desde que esa misma noche que se enteró, hicieron una reunión familiar. Aquella noche Erick se sintió tan falso, tan manipulado y usado como si de un muñeco se tratase.

El es el muñeco de sus padres.

Erick aun así no ha salido de esa gran casa. Sus padres evitan que tenga contacto con el exterior, pero mas con los chicos, esperando que Erick se enamorara de la única persona que tiene a su alcance, Camila.

No podía evitarlo, el joven de ahora 17 años no dejaba de llorar. Ahogando sus gritos en su almohada y apretando las sabanas en un puño, lo único que podía hacer para desahogarse. Para expulsar esos sentimientos de rabia hacia el mismo, por ser una marioneta de sus padres y por no poder vivir la vida que todo joven normal conlleva; una donde pueda ser feliz con la persona que quiera y no con alguien ordenada por sus padres.

El castaño escuchó delicados golpes en la puerta, rápidamente se limpío sus lágrimas y acomodó su cama. Tratando de que aquella persona detrás de la puerta no se diera cuenta de sus hermosos ojos rojos e hinchados por tanto llorar.

—Pase... —dijo en voz alta acomodando su camisa. Una chica mas baja que él entró con una hermosa sonrisa en su rostro que desapareció al ver a su prometido en tales condiciones.

—Oh Erick ¿Estas bien? —corrió la chica hacia el y lo abrazo con fuerza, Erick no pudo evitarlo y se desato de nuevo en llanto.—¿Que tienes cariño?

El menor negó rápidamente y la alejo con cuidado. De nuevo sentía ese sentimiento asqueroso, dándose asco a si mismo. Se sentía la peor persona del mundo, engañando a Camila, haciéndole creer que la ama como ella a el. El nunca sentiría alguna atracción tanto sentimental como física hacia ella.

Erick siempre había pensado en esperar a su príncipe azul, como en los viejos tiempos.

Camila tomó el rostro de Erick y se acerco a el, sus respiraciones empezaron a mezclarse al igual que los sentimientos, lamentablemente opuestos.

Erick no la apartó.

Camila sonrió entre sus labios.

Camila lo beso.

Erick no dudo en corresponder.

Sus respiraciones se mezclaron y sus labios se juntaron con tranquilidad, un beso perfecto. A los ojos de Camila. El castaño cerro sus ojos con fuerza, no le gustaba, no quería besarla, tocarla o tratarla como si fueran una pareja. Por que no era así.

Todos lo usaban, sus padres, los de Camila y la misma Camila, jugaban con el y su ignorancia hacia la vida. Completamente dispuesto a sus ordenes, Erick sentía asco de si mismo, sabía que era utilizado pero estaba a garras del infierno, atrapado en el y sin poder ser salvado.

El quiere un príncipe que lo salve, no una bruja que le engañe y use como un pasatiempo.

—Adivina que Erick —le dijo Camila ahora acostada a su lado y abrazándolo.—, ¿Te acuerdas de mi hermano?

—¿Hermano?

—Si, el que te dije que no conoces por que fue criado por mis abuelos en inglaterra. —Erick asintió recordando aquella plática.—Bueno, resulta que regresará mañana  y mis padres harán una cena con nuestras familias para darle la bienvenida, ¡No es genial!

—Mhm, es fantástico. —dijo fingiendo felicidad al igual que fingiendo su sonrisa.

—¡Chicos! —se escuchó la voz de la señora Daysi mientras subía las escaleras. Esta abrió la puerta sin tocar y fingió sorpresa—Pero que hacen pilluelos, si van a hacer algo pongan llave a la puerta. —la señora Daysi empezó a reír al igual que Camila.

—Ay señora Daysi que cosas dice de verdad. ¿No es graciosa Erick? —este asintió, se sentó en la cama y coloco sus zapatos—Además, su hijo me respeta mucho, no es capaz de sobre pasarse conmigo. Es realmente el chico perfecto. —dijo la joven completamente enamorada y tomando la mano de su prometido.

Si tan solo supiera, pensó Erick mientras caminaba hacia la cocina junto con las dos mujeres.

—De verdad que me he ganado la lotería contigo Erick, eres el hijo perfecto.

Rabia, es lo que empezó a sentir en ese momento. Como su madre se atrevía a decirle eso, después de haberlo maltratado, haberlo engañado, expulsado de la sociedad y vendido a una familia para su beneficio.

—Me dijeron tus padres que tu hermano vendrá mañana y que harán una cena en su casa. —dijo la mujer sentándose frente la pareja.

—¡Si!, estoy emocionada por que quiero que Erick lo conozca. Seria genial que se hicieran mejores amigos. —Erick notó como su madre hizo una mueca extraña tras el comentario de su prometida, sabía la razón, al igual de lo que se esperaba.—Oh, mi padre dice que esta fuera. ¡Bueno me tengo que ir! —la chica le dio un casto beso en los labios a Erick y uno en la mejilla a su futura suegra.

Apenas salió, Erick sintió la tensión del ambiente. Si, sabía lo que le esperaba.

—No tenía pensado esto Erick, pero Camila quiere que vayas a la reunión y que pases tiempo con su hermano. Solo quiero advertirte algo Cariño, ni se te ocurra fijarte en el. Bueno aunque no creo que el lo haga en ti ya que las probabilidades de que sea un marica como tu son muy bajas. —Erick sintió sus ojos arder al escuchar esa palabra que tanto odiaba—Lo sabes Erick, estas advertido. No quiero que arruines nuestros planes, todo va perfectamente bien. —la señora Daysi se levantó y acomodó su falda—Que tengas una linda noche, hijo. —escupió con asco para luego dejar a su hijo ahí, solo y con el corazón roto.

Lo único que su cerebro repetía era esa horrorosa palabra, ''Marica.''

Erick quería escapar de una vez por todas, correr lejos de ese infierno, ser quien quiere ser.

Erick no quiere ser un títere.

Erick quiere enamorarse.

Erick quiere ser libre.

Erick quiere vivir la vida.

Erick solo quiere ser amado.

Matrimonio; ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora