Matrimonio; Chriserick

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Erick admiraba la poca luz de la luna resaltar el rostro serio de Christopher, el cual tomaba el volante con fuerza y se enfocaba en el camino de regreso a casa de Erick.

Ya era tarde, a no mucho de ser media noche. Christopher había preferido llevar a Erick a su hogar en vez de su departamento gracias a los repentinos y molestos cuestionamientos que llenaban su cabeza. Preguntándose una y otra vez temas sin sentido respecto a Erick Brian  y sus sentimientos.     

No podía evitarlo, Christopher se sentía feliz, pero a la vez frustrado. Estaba cansado de tantos rodeos, de tanto juego y de saber que en verdad él era el que estaba perdiendo en aquel juego.

Su rostro, su cuerpo, sus sentimientos y personalidad le enloquecían. Aún no entendía el porqué de tanta inocencia y belleza en una persona como Erick, lo volvía loco.

Erick se había convertido la completa perdición de Christopher.

Y Christopher se había convertido el mundo entero de Erick.

El mayor noto como Erick sobaba sus brazos y respiraba con dificultad, soltando humo de sus labios gracias al frio que aun resguardaba la camioneta. Estaciono a un lado de la carretera y se sacó el saco para colocarlo sobre los hombros de su menor con cuidado, Erick solo susurro un leve "Gracias" y le dedico una sonrisa para luego acurrucarse en la cálida prenda.

Christopher sonrió y tomo de nuevo el volante sin eliminar su sonrisa. Por último, Erick suspiro y devolvió su mirada a la ventana apoyando su cabeza en esta y sintiendo cada uno de sus sentidos al límite.

—Erick, mañana será navidad. Y pues como te había dicho, quería invitarte a la casa de campo con mis padres. —Comento Christopher prendiendo la calefacción del auto.

—Con mis padres igual, ¿No es así?

—No, Erick. Tus padres han rechazado mi oferta, bueno, en verdad fue tu madre. Y también me dijo que no te llevara, pero sabes que no le hare caso. —Erick rio y asintió—Decidimos invitar a la familia Cabrera en su lugar, pero claro, aún hay lugar para alguien más en mi habitación.

—...

—¿Qué piensas, pequeño?

—No lo sé, mi madre no me dejara y se dará cuenta que no estoy en cuestión de minutos. ¿No podríamos hablar con ella mejor? —pregunto mirándole con curiosidad y un tanto de miedo.

—No te dejara y será aún más complicado el sacarte de casa. Tengo una mejor idea. —Christopher se estacionó frente la casa de Erick y le volteo a ver—Mañana, en la madrugada pasare por ti. Subiré por tu balcón y te sacare de aquí para poder ir. Así que prepara una pequeña mochila, con lo básico, compraremos ropa nueva luego.

—P-Pero...

—Nada, no me arriesgare a hablar con tu madre. Estarás en navidad conmigo porque quiero y puedo, ¿Bien? —Erick asintió y abrazo a Christopher con fuerza, disfrutando de su calidez.

—Bien, estaré listo en la madrugada. —canturreo en voz baja y depositando un pequeño beso en la mejilla de su Chris.

—Hasta mañana, Angel.

—Hasta mañana, Chris. —susurro sobre sus labios antes de unirlos de manera dulce y lenta, finalizando la cita y despidiéndose hasta próxima vista. Erick se retiró el saco y se lo entregó al mayor, antes de salir del auto y entrar a su hogar en silencio.

El ambiente se encontraba tenso, por alguna razón las luces se encontraban apagadas y la construcción en completo silencio, como si ninguna persona viviera allí. Erick subió las escaleras observando cada una de las habitaciones en busca de su madre o padre.