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Erick acomodó su saco café sobre sus hombros y se levantó para dirigirse a la salida del aeropuerto con una expresión decaída. Empezó a caminar hacia su auto, se sentó en el asiento piloto y colocó las llaves en él. Al momento de arrancar sintió como su celular vibraba en su bolsillo. Al sacarlo, su expresión desapareció, todo gracias a un mensaje de Christopher el cual le hizo sonreír y olvidar cada uno de los sentimientos deprimentes que albergaba en su mente en ese momento.

Chat con: Chris mi esposito.

"Se supone que debería de mandarte mensaje al llegar a Inglaterra y debería tener el celular apagado pero
 

                 la verdad no resistí. Vi como

estabas en el aeropuerto y realmente

no pude evitar romper las reglas y encender mi celular antes de que el
avión despegara."

Recibido 9:13 a.m.

"Verte triste me pone triste, verte feliz me hace feliz. El tiempo pasará rápido y cuando menos te lo esperes estaré contigo y Santiago . Recuerda que te amo Erick."

Recibido 9:14 a.m.

El pelinegro  sonrió y guardó su celular en su bolsillo de nuevo.

A pesar de que cada uno de los recuerdos de meses atrás volvía a su mente, no podía evitar sentir aquella tranquilizadora sensación de confianza, y el amor entre su cuerpo y el de su esposo. Siempre dicen que el amor está sobre todo, y Erick creía ciegamente en él.

Erick prendió la calefacción del auto y acomodó su suéter de cuello de tortuga correctamente antes de arrancar y dirigirse a casa de los padres de Christopher, donde había dejado a Santiago  mientras la pareja iba acompañada al aeropuerto. El pelinegro  no tardó más de diez minutos y estacionó frente la gran casa en aquella colonia adinerada. Al bajar y tocar el timbre, claramente escucho las risas de Santiago  al otro lado de la puerta, junto con risas adultas. Luego de un rato, el señor Lenardo abrió la puerta con Santiago  colgando de su hombro junto con su pequeño overol hecho un desastre y completamente embarrado de yogurt.

—En serio, Santiago . —Se quejó Erick cansado al ver a su hijo en tales condiciones—Tenemos que ir a casa de tu abuela y recuerda que si ella te ve así va a castigarte sin comer tus dulces caseros.

—Perdón papi... —murmuró el pequeño bajando del regazo de su abuelo paterno y abrazando a Erick.

—Erick, ¿Cómo estás? —el mencionado miró al señor frente suyo y relajó su cuerpo mientras soltaba un suspiro de completo cansancio.

—Ni siquiera yo lo sé. Christopher se irá por mucho tiempo, le extrañaré mucho. —el señor Erito asintió y le regaló una sonrisa cálida—Pero es trabajo, y me alegra que tenga la capacidad de arreglar sus problemas. —añadió—Bueno, señor Leonardo, tengo que ir a casa de mis padres, me prometieron un desayuno en la mesa esta mañana.

—Entiendo Erick, puedes retirarte. —Erick se despidió y cargó a Santiago.

—Muchas gracias por cuidar de Santi. Salude a su esposa de mi parte. —el hombre asintió y se despidió de nuevo del pelinegro.

Erick sentó a Santiago  en su asiento especial trasero y colocó su pequeño cinturón sobre su cintura y pecho para poder así evitar cualquier accidente. Santiago  agarraba sus carritos y aviones de juguete mientas los movía en el aire y simulaba sonidos de aquellos móviles, al igual que saltaba sobre su asiento y trataba de zafarse para sentarse en el lugar de copiloto junto con su "papi" mientras su "mami" le cargara, cosa que hacían cuando Christopher estaba con ellos.

Matrimonio; ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora