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Christopher no sabía qué hacer en ese momento.

Su celular vibraba entre sus dedos y reflejaba el nombre de su hermana sobre la pantalla. Su interior le decía repetidas veces que no respondiera, que solo apagara su celular y entrara de una vez a la reunión empresarial, porque Camila nunca le llamaba, ese había sido el trato, no hablarse a pesar de que fuera algo importante. Y el ver su nombre reflejado en la pantalla no hacía nada más que aterrarle, en verdad, le aterraba el hecho que Erick fuera el tema de aquella llamada.

Christopher no sabía si contestar sería la mejor opción.

—Vamos a la reunión Christopher, se está haciendo tarde. —dijo David confundido al ver que no despegaba la vista de su móvil con una expresión incomprensible—... ¿Christopher?

—Adelántate, te alcanzo dentro de cinco minutos. —su amigo asintió no muy convencido y entró al edificio de nuevo junto con su maletín y el de Christopher. El chico caminó hacia un árbol del jardín y se paró bajo la sombra mientras deslizaba su dedo por el señalamiento "Contestar" en la pantalla de su móvil.

Apretó el móvil entre sus puños con fuerza y mordió su labio inferior.

Christopher. —la voz de su hermana retumbó en sus oídos.

Su voz se encontraba relajada y seria.

—Camila.

Dos meses sin hablar, ha sido mucho tiempo. ¿Cómo te ha ido en tu nueva vida, hermanito? —el mayor identificó al instante aquel tonó de rabia en su voz—Has de estar muy feliz con Ana, ¿Cómo está ella?

—Estoy mejor que nunca, venir a Inglaterra fue la mejor decisión que pude haber tomado. —mintió—Ana está con su madre ayudando en el restaurante familiar, ella está bien. ¿Cómo está todo por allá?

En resumen, todos estamos decepcionados e impresionados; incluyéndome. —Christopher escucho de fondo las risas de Erick. Sintió un dolor inmenso en su pecho. Un pequeño silencio inundo la llamada luego de aquella voz, sabía que Camila se había callado por ello y eso le daba rabia. Christopher sintió grandes oleadas de múltiples sentimientos recorrer su cuerpo, rabia y tristeza principalmente. Christopher necesitaba colgar la llamada.

No puedo soportar esto.

—Voy a colgar, tengo una reunión muy import-

—Y dime, ¿No quieres saber cómo esta Erick? ¿No preguntaras por tu Ángel, Christopher? —el mencionado apretó la tela de su traje entre sus dedos y apretó los párpados con fuerza—¿No quieres saber por qué todos estamos decepcionados e impresionados? ¿No te come la intriga?

—Deja los malditos juegos para luego CAMILA. No necesito preguntar por Erick, el ya no existe para mí, él ya es pasado en mi vida así que no tengo por qué preocuparme o preguntar por él. Si quieres que me comunique con él, si quieres decirle la verdad de mi desaparición, entonces dile para que sufra y decaiga, para que tengas oportunidad de enamorarlo y quedártelo, por qué eso es lo que querías desde un principio, ¿Verdad? ¡Pues felicidades! Erick es todo tuyo, puedes casarte con él y hacer con él lo que te plazca. Erick ya no es mi problema, Erick ya no es parte de mi vida, ¿Bien? Así que no vuelvas a llamar por tonterías como esta. Tengo una reunión que atender y no tengo tiempo para juegos. —el silencio inundó la llamada por alrededor de un minuto. Christopher estaba a punto de separar el celular de su oído y teclear el señalamiento de "Colgar" si no fuera por la voz de su hermana la cual le había interrumpido por completo.

No pensé que fueras así de miserable Christopher Vélez, me das repugnancia al igual que pensar que tenemos la misma sangre. Y no, no pienso volver a intentar algo con Erick, él está enamorado e ilusionado gracias a una persona la cual le regaló uno de los mejores sentimientos, pero también se los arrebató. Él aun te ama Christopher, y no sabes cuánto.

Al momento de que el mayor había escuchado la voz de su hermana en aquel estado –furioso y apagado- sabía que algo no andaba bien, que ella no había llamado por simple capricho, en verdad había algo más grande detrás de ello.

Christopher quería parar, quería colgar y destrozar cualquier cosa que se le pasara enfrente; quería llorar de la rabia.

Christopher siempre había sido un hombre el cual no media sus palabras, soltaba sin pensar, hablaba sin razonar sus frases. No analizaba lo imponente que podía llegar a sonar o lo que podían provocar en alguna persona a la cual se le iba dirigida. Christopher por ello quería colgar, quería cerrar la boca y desquitarse físicamente con alguien o algo; necesitaba olvidar a Erick lo más pronto posible.

—Yo no amo a Erick, nunca lo amé. Erick solo fue un maldito juego joder, él no me interesa, hazlo saber, el solo fue un capricho más. No me interesa lo que le pase, para mi él está muerto, Camila. —sus manos empezaron a temblar y sus ojos empezaron a arder con ganas de soltar lagrimas las cuales llevaban aquellos dos meses reservadas, desde el momento en el que había besado la frente de Erick y se había despedido a escondidas de su pequeño.

—¡Mierda Christopher! ¡Tú no puedes hacerle esto a Erick! —el mayor logro escuchar un sollozo de parte de la chica—¿Por qué tenías que ir tras Erick? ¿Por qué tenías que ocasionar tanto daño, hacerle daño? Él no lo merece, no ahora... —un nudo se formó en la garganta del mayor al momento de escuchar a Camila llorar a través de la línea.

Christopher no sabía que ocurría.

—¿A q-que te refieres con "No ahora"? —Christopher se desesperó al no escuchar respuesta y azotó su puño contra la madera del árbol frente suyo—¡Contesta joder!

Está embarazado.

—¿Qué?

Christopher, Erick esta embarazado. Erick Brian está esperando un bebé tuyo, ya hicimos pruebas profesionales, y si está esperando un bebé; está esperando un hijo tuyo Christopher.

Al momento de que el mayor escuchó aquella frase, colgó.

Lágrimas recorrieron sus mejillas inconscientemente, sus manos temblaban y su celular se encontraba siendo apresado entre sus puños los cuales eran apretados con fuerza. Los nudillos de su mano izquierda habían empezado a sangrar debido al repentino golpe que le había proporcionado al árbol cerca de él. Christopher se sentó apoyado al árbol y cubrió su rostro con sus manos temblorosas. Christopher no entendía por que lloraba, no entendía por qué su corazón se aceleraba y sentía culpa, culpa por él mismo, por lo cobarde que era. Por qué Christopher lo sabía, sabía que era el hombre más cobarde que podía existir en el planeta.

Sintió unas manos posarse sobre las suyas y una voz más que conocida entrando a sus oídos.

—Todo está bien, amor. —susurró Ana contra su oído y acariciando su cabello con ternura—David me llamó, me dijo que te veías mal y vine corriendo del restaurante. No sé lo que te ocurra pero quiero que a pesar de todo sepas estoy aquí, contigo.

—Soy un imbécil Ana, no me merezco a alguien como él, no me merezco a Erick.

Con un corazón adolorido, Ana abrazó a Christopher y murmuró una pequeña frase sobre su cuello la cual hizo retumbar sus sentidos en cuestión de segundos: 

—Te mereces al mundo entero, Christopher. No te contengas, amalo, ama a ese chiquillo y arregla tus errores antes de que sea muy tarde. Se feliz para que yo logre serlo igual.

"Arregla tus errores antes de que sea muy tarde"

Tarde, ¿Ese momento llegaría? ¿Llegaría el momento en el que Erick creería aquella palabra entre sus personas?

Para Erick no existe un tarde para Christopher. Pensó el mayor con seguridad.

Lamentablemente Erick también era un persona la cual tenía limites, un límite el cual Christopher alcanzaría y se arrepentiría de ello. Eso estaba por seguro.

Matrimonio; ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora