🍃48🍃

994 94 18
                                    

Christopher caminó hacia Camila la cual miraba la escena cruzada de brazos y con el ceño levemente fruncido. El castaño había dejado a Erick platicando con su madre y su padre los cuales claramente amaban al menor y se encontraban apoyándolo a pesar de todo. Christopher observó cómo su hermana introducía su mano en su pequeño bolso de mano y sacaba un par de llaves de él. Camila extendió las llaves a Christopher y este las tomó confundido.

—Mi padre ha comprado una casa para Erick, el bebé y tú. Me dijo que ahora serán una familia y necesitaban vivir en su propio hogar como debería ser, y estas son las llaves de la casa. La casa ya está amueblada así que no te preocupes en comprar las cosas, bueno, el cuarto para el bebé lo dejamos libre para que Erick lo adorne, sé que eso le ilusionará mucho. —Christopher miró las llaves y suspiro con tranquilidad mientras guardaba las llaves.

—Supongo que iré a agradecerle a papá. —estaba a punto de voltear y dirigirse con sus padres y su –ahora- esposo, lamentablemente las manos de Camila se lo impidieron con rapidez.

—Antes que todo, quiero hablar contigo. —Christopher asintió no muy convencido y siguió a Camila fuera del salón.

El castaño saco su cajetilla de cigarrillos y tomó uno entre sus labios mientras se apoyaba a la pared detrás de él y buscaba un encendedor entre sus bolsillos.

—Bien, primero que todo, deja de fumar, le harás daño al bebé si lo haces en casa con Erick. —dijo quitando el cigarro a Christopher y botándolo a la basura—segundo —sacó una pequeña libreta de su bolso y la entregó al más alto—, esta libreta está llena de indicaciones sobre el tratado de Erick, están los nombres de la vitaminas y los horario, también lo que debe y no debe comer o hacer, entre otras cosas; es muy importante que lo sigas al pie de la letra y no le hagas caso a Erick si se niega a algo o quiere hacer algo lo cual tengo prohibido en la libreta. ¿Entendiste?

—Entiendo.

—Bien, eso era lo principal. Y por último, ¿Por qué cambiaste de opinión tan drásticamente, Christopher? Si tienes pensado volver a jugar con los sentimientos de Erick solo te digo que haré lo posible para alejarte de él, lo que menos quiero es verlo suf-

—Se acabó Camila, no quiero hacerle daño a Erick. —le interrumpió de nuevo sacando un cigarrillo y apartando las manos de Camila las cuales intentaron arrebatárselo—Quiero intentarlo.

—¿A qué te refieres, Christopher?

—Lo pensé mucho, pensé en las palabras que Joel me dijo el día que fui a su casa, antes de ir a la oficina de papá. Ya no quiero ser el Christopher de antes, todos tienen razón, ya no soy un adolescente, soy un adulto con responsabilidades. —prendió el cigarrillo—Todos estos meses que no estuve, cuando dejé a Erick y me despedí de el por medio de una nota; me hizo darme cuenta que estaba equivocado, yo realmente si podía amar a alguien y esa persona yo la estaba alejando por miedo a hacerme daño, pero me di cuenta que yo era el que me hacía daño, no él a mí.

—¿A q-qué quieres llegar con todo esto?

—Quiero intentarlo de nuevo, Camila. Quiero ser un padre y un buen esposo para Erick. Yo estaba equivocado, metía ideas a mi cabeza y me engañaba a mí mismo con que no amaba a Erick, que nunca podría amar a alguien; pero aquí estoy. Camila, yo ahora lo sé, yo amo a Erick.

Camila miró a Christopher con los ojos llorosos y con el ceño fruncido.

Camila no sabía que creer.

—No te creo. —murmuró la chica—Esto es muy repentino, no puedo creerte.

—Entonces no lo hagas, no necesito decir mentiras, ya no más. —sonrió triste y le entregó el cigarrillo a la chica— Voy a demostrarte que lo que digo es verdad, haré a Erick la personas más feliz del mundo, voy a remendar mis errores. —finalizó dejando a Camila sola y confundida en el pasillo del edificio.

Christopher entró al salón de nuevo y caminó hacia Erick y sus padres para agradecerles por el regalo y pedir permiso para retirarse. También se despidió de los padres de Erick de los cuales únicamente el señor Erito había respondido y felicitado a la pareja, la señora Daysi se había volteado y había caminado hacia la cafetería así evitando a los jóvenes.

Christopher tomó a Erick de la mano en silencio y bajaron hasta la primera planta donde se despidieron de la recepcionista que por igual a los demás les había felicitado. Al llegar al auto, con cuidado Christopher le había ayudad a subir debido la altura de esta, Erick agradeció tímido y se encogió en su asiento tratando de no hacer contacto visual con el castaño el cual por igual daba pasos torpes y nerviosos cada acción que realizaba.

Christopher manejaba en silenció mientras observaba a Erick de reojo el cual miraba con una leve sonrisa miraba el anillo de matrimonio en su dedo anular y con la otra mano posaba sobre su panza. Christopher miró su anillo por igual y sonrió enternecido por la situación.

Christopher no encontraba palabras para describir lo que sentía en aquel momento.

Nunca se había sentido de esa manera tan libre, de una manera la cual le hacia sentirse como la persona más afortunada del planeta al tener a Erick y a su próximo hijo ahí, con él. Por igual que se lamentaba el haber hecho daño a las personas que quería, sobre todo a su hermana la cual al parecer su corazón aun seguía latiendo por Erick y solamente se lo estaba arrebatando. Pero no podía negarlo, Christopher no se arrepentía de haberle hablado a Erick, de haber tratado de jugar con él y aprovecharse de su persona, ya que si no fuera por ello, Christopher no se encontraría ahí, no se encontraría camino a su nuevo hogar junto con su esposo y con un hijo en camino; no tendría una familia con la persona que amaba.

Porque Christopher ya no lo negaba.

Christopher sabía que amaba a Erick con toda su alma y que debía arreglar el pasado para tener una perfecta vida en el presente.

Una vez llegaron a la dirección de su nuevo hogar, Christopher bajó para luego abrir la puerta de Erick y ayudarle a bajar.

La pareja observó la gran casa con grandes jardines perfectamente cuidados y hermosas figura de piedra adornándolos por igual. La casa tenía un diseño moderno y sencillo el cual había hecho a los ojos de Erick brillar de la emoción.

Erick apretó la mano de Christopher y le volteó a ver con una hermosa sonrisa dibujada en su rostro—¿Vamos a vivir aquí? —Christopher asintió sonriente y acarició la mano de Erick con su pulgar—Es hermosa.

—Lo es. ¿Entramos? —Erick asintió y jaló la mano de Christopher hasta la puerta. El castaño sacó las llaves y se las entregó a Erick el cual con emoción abrió la puerta y observó los alrededores del interior.

La pareja recorrió la casa tomados de la mano y con la felicidad desbordando de sus cuerpos; por fin tenían su propio hogar. La casa era conformada por una oficina para Christopher, tres habitaciones –una para Christopher y Erick, otra de invitados y la última para el bebé la cual aún faltaba amueblar-, una gran cocina, un comedor, dos salones de descanso, un baño personal publico cerca del salón y uno en cada habitación, largos pasillos con ventanales de cristal los cuales llevaban al patio trasero y un pequeño invernadero al final de este.

Simplemente una casa impresionantemente perfecta.

Christopher abrió la última habitación la cual se encontraba vacía y con las paredes pintadas de color blanco, Christopher sonrió y miro a Erick el cual se preguntaba el porqué de esa habitación vacía a comparación de las demás que se encontraban completamente amuebladas.

—Esta será el cuarto del bebé, me dijo Camila que lo habían dejado así para que nos encargáramos de arreglarlo y que podría hacerte ilusión el hacer las compras y decorarlo. —dijo el mayor pasando sus brazos por los hombros del pelinegro y abrazándole por detrás con cuidado a no ejercer fuerza—¿Qué te parece si mañana vamos a comprar papel tapiz y muebles para empezar a decorar la habitación?

—Me parece fantástico. —Erick disfrutó del tacto del mayor mientras lo abrazaba, y disfrutaba el característico aroma de su mayor—Christopher... —Christopher le miró—Te extrañé, mucho. —Christopher sonrió triste y beso le mejilla del pelinegro.

—Yo igual te extrañé, no sabes cuánto.

Matrimonio; ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora