4.

410 41 0
                                    

Mía.


"¿Acaso te burlas de mí?" leo una y otra vez en la pantalla.

Estoy vestida sobre mi cama a punto de ir a la escuela, en mi mano sostengo el teléfono a donde me ha llegado la notificación de que John Maxwell ha respondido mi mensaje preguntando si estoy jugándole una broma, cosa que no hago, pero entiendo el origen de su pregunta.

La noche anterior, luego de que Frank se fuera a dormir a su habitación, me quedé vagando por el internet y pensando en su sugerencia de hacerle las preguntas que tengo a alguien con más conocimiento y experiencia. Y mientras observaba las publicaciones recientes de Facebook, me encontré con una muy peculiar.

Mi compañero de filosofía, quien también es el hijo del magnate más adinerado de la ciudad, publicó que buscaba empleo debido a que se encontraba en bancarrota. Al principio lo ignoré y seguí observando las demás novedades, pero de alguna forma mi cabeza comenzó a volar y eventualmente tuve una idea. Tal vez fuera mi conversación con Frank o la confirmación de que debería ir al psicólogo, pero terminé enviándole un mensaje a las dos de la madrugada.

El cual decía más o menos así:

Hola John, buena noche. Tal vez no me recuerdes, pero soy Mia Parker de la clase de filosofía. El motivo de mi mensaje es el siguiente: he visto que buscas empleo y si no es alguna broma de tus amigos, es decir, si realmente necesitas dinero yo puedo ayudar un poco. Lo cierto es que estoy a punto de proponerte algo que incluso a mí me parece descabellado, pero si accedes, realmente estoy dispuesta a pagar por ello. Sucede que necesito a alguien como tú. Y sé de muchas fuentes que eres un experto en mujeres (espero que no lo tomes a mal), que comprendes de una forma completa las necesidades del género femenino con relación al masculino y es justo lo que busco. Yo soy una chica inteligente, también entiendo a los hombres, escribo sobre ellos de una forma en la que muchos adolescentes se identifican, pero por alguna razón no logro descifrarlos en mi vida personal. La verdad es que he tenido algunas cuantas relaciones pero justo cuando van a llegar a lo serio, los chicos simplemente se marchan sin dar explicaciones. Admito que me gustan los retos y trabajar en mi persona, así que pensé que tal vez tú podrías ayudarme a descifrar que es lo que está pasando, porque además de lo que ya he mencionado, sucede que también estás en la carrera de psicología. Así que, ¿qué opinas? ¿Accederías a que te contrate como consultor personal?

Y luego vino su pregunta sobre si estaba burlándome de él, a lo que yo respondí brevemente:

"Por supuesto que no me burlo. Déjame invitarte a comer y podremos hablarlo más ampliamente".

Tomo mi bolso con las cosas que necesito y bajo las escaleras. Me llega un delicioso olor a panqueques y lo atribuyo a la otra persona en la casa, y acierto. Frank aún viste el pijama pues se supone que no regresara a la escuela hasta el inicio del siguiente semestre y si sigue tan acomedido como hasta ahora, entonces yo tendré quien me cocine el desayuno por un buen rato.

—No te acostumbres — dice mientras pone mi plato con panqueques frente a mí, como si supiera que dentro de mí ruego porque nunca pare de hacer esto.

—Bien, no lo haré. Yo sobreviviría muy bien sin ti aquí — hago un puchero para que él entienda que bromeo y por supuesto que lo hace, él me conoce mejor que muchos.

Frank vuelve a la cocina y yo me concentro en terminarlo todo pronto, pero el sonido de mi celular con nuevas notificaciones no es de mucha ayuda, así que me desenfoco de mi misión para leer la respuesta de John.

"Bien, nos ponemos de acuerdo al final de la clase".

Sonrío satisfecha con el resultado y vuelvo al desayuno.

Devoro todo tan pronto que me sorprendo de mi misma, pero supongo que todos hacemos cosas extrañas en momentos de desesperación. No lavo mi plato, ni siquiera lo llevo hasta el lugar que le corresponde, simplemente lo coloco sobre la encimera y salgo corriendo hasta mi auto. Pongo todo lo que llevo en el asiento del pasajero y antes de subir al asiento del conductor doy una mirada fugaz a la casa donde Frank se encuentra diciendo adiós con un gesto sutil y una sonrisa.

—¡Te veo más tarde! — grito antes de cerrar la puerta.

Conduzco hasta el campus. El camino es tan rutinario que me hace pensar en que podría realizarlo dormida, pero como no soy de esas personas aventureras e irresponsables, no me arriesgaría nunca a intentarlo.

Estaciono en mi lugar de siempre, justo al lado de donde estaciona Charlie. Su espacio aún está vacío y entonces recuerdo que los lunes llega hasta el segundo periodo. Tomo mis cosas y justo antes de subir a la acera veo a John, pero no ha llegado en su descapotable y en lugar de eso tiene a su mejor amigo Mike como chofer.

¿De verdad le ha ido tan mal? 

DOCTOR CORAZÓN | Angie JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora