DOCTOR CORAZÓN | Angie Jack

18.

Mía.

Me duele hasta el cabello.

Bueno, quizás eso es una exageración, pero si me duele mucho la cabeza.

Frank me ha preparado una bandeja contra resaca y ahora está tomando un baño, alistándose para nuestro día de parrillada.

Mis padres organizan cada mes una parrillada a la que invitan a muchas personas. Este año será nuestra pequeña familia de tres, Frank, Claire, Joanna y Thomas, mi mejor amigo Charlie, algunos amigos más de mis padres, con sus respectivas familias, y John.

Estuve debatiéndome toda la mañana entre llorar por mi terrible malestar o simplemente dejar que Frank me cuidara para estar bien por la tarde, pero en lo que más me debatí fue en si debía o no invitar a John.

Aunque no tiene mucho que lo conozco, afianzar mi relación con él ha sido muy fácil porque a) él es muy agradable, b) sé con seguridad que no es ningún psicópata, c) hablamos muy a gusto cuando estamos juntos y d) porque me ha cuidado en una borrachera terrible.

Sin embargo, me sentía insegura respecto a invitarlo porque no sé qué hice o dije anoche que podría haberlo incomodado. Sé que tal vez no hice nada y me porté genial, pero apuesto más por la opción de que quizá dije imprudencias, porque tiendo a ser muy confianzuda cuando llevo copas de más.

—¿Has terminado? — inquiere Frank cuando entra a mi habitación, ya va duchado y cambiado.

—Estos chilaquiles picantes te han quedado geniales — le reconozco mientras asiento, porque sí, ya he terminado.

—Dale gracias a mi madre — se alza de hombros.

—Lo haré cuando la vea — acepto.

Frank no tiene mucha relación con sus padres, no desde que decidió no estudiar la carrera que ellos querían para él, pero se lleva mucho mejor con su madre que con su padre y de vez en cuando la visita, a veces yo suelo acompañarlo.

—Tal vez vaya a verla en quince días, por si quieres ir — sigue él.

—Claro — acepto rápidamente, todavía no tengo nada programado en quince días —. Además me vendrá bien el escape, porque luego de eso, no habrá descansos para mí por un buen rato — le recuerdo.

Mi gira del libro iniciará apenas se publique mi siguiente título y eso será en tres semanas, así que tengo menos de un mes para gozar mi vida cuanto pueda.

—John quedará desempleado por un buen rato.

Inclino la cabeza, con un leve gesto de confusión y siento que su comentario no ha venido a lugar, pero aun así le digo:

—No lo voy a desemplear, tenemos una proyección por meses y mi gira no la coartará.

—Oh — es todo lo que musita, toma la charola y sale de la habitación.

Me maldigo por tener una buena intuición y también por conocer bien a Frank, porque cuando lo veo marcharse, siento dentro de mí que mi respuesta lo ha decepcionado y solo existe una razón: está celoso de John.

Pero, ¿por qué?