14.

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Mía.


Luego de que John se va, recibo una llamada de Thomas invitándome a desayunar al día siguiente, encantada le digo que iré y me voy a dormir tan pronto como termino de limpiar. Normalmente en las noches suelo dirigirme a la habitación de Frank para recapitular nuestros días, pero hoy estoy cansada y quiero madrugar para arreglarme para mi desayuno, así que me salto esa parte del día.

Por la mañana cuando mi alarma suena, me despierto, me baño y me pongo ropa cómoda, en una especie de look deportivo pero femenino.

Mientras voy bajando las escaleras, escucho la voz de Frank llamándome desde arriba, me detengo y giro para encontrarlo recargado contra la pared del pasillo.

—¿Desayuno de negocios?

—No, desayuno con un chico — le hago saber, él sonríe.

—¿El chico de anoche? — pregunta.

—No — respondo —. El chico de anoche es mi consultor.

—¿Tú qué?

—Mi consultor, me ayuda a averiguar por qué soy la chica más dejada de la historia — le hago saber, él se queda callado por la sorpresa —. Fue tu idea — le recuerdo.

—Mia... — se pausa y se ríe un poco incómodo —... yo no iba en serio con esa idea.

—Pues ahora es real, la he puesto en práctica y no me importa si ibas o no en serio.

Frank se queda en silencio solo mirándome, no dice nada y eso me molesta. Es decir, no esperaba que me aplaudiera pero al menos esperaba que lo tomara con un poco más de humor y filosofía, porque tal vez él lo dijo en broma pero yo lo he escuchado y eso debería hacerlo sentir bien, debería darme un poco de apoyo por más loca que parezca en este momento.

—Ten cuidado, ¿ok?

Estoy cien por ciento segura que cuando pronuncia eso yo ruedo los ojos, pero me importa un comino porque en lugar de responderle, me voy de la casa.

Conduzco con un montón de pensamientos rondándome hasta la ubicación que Thomas me ha enviado, pero cuando llego al restaurante me propongo dejar de lado mi mal momento con Frank para disfrutar de mi segunda cita con el chico que me ha gustado desde siempre.

Con Thomas las cosas son fáciles y me gusta la practicidad que tiene al hacer cualquier cosa.

El desayuno es ameno, relajado y muy divertido, él sabe cuándo hacer comentarios graciosos. Yo, en cambio, le aporto lógica a todo lo que dice y ambos terminamos con la sensación de haber pasado un momento perfecto.

—Me gusta mucho salir contigo — me dice mientras camina conmigo hacia mi auto.

—Bueno, eso es algo mutuo — le explico.

Caminamos en silencio hasta que, justo a unos pasos de mi auto, Thomas sonríe, me toma de la mano y luego me acerca más a él, yo me rio divertida con su gesto. Y sin que yo lo prevenga, me toma por el mentón y me besa. Es un beso intrusivo pero me gusta. Sus labios son más suaves de cómo eran cuando niños, también son más expertos. Su tacto es cálido y me recorre una sensación de bienestar mientras estamos ahí.

Nos alejamos luego de algunos segundos y él sonríe.

—Servida, señorita — dice señalando mi auto.

—Gracias — le comento mientras quito los seguros, doy dos pasos hacia mi carro pero me detengo y vuelvo a él, solo para besarlo una vez más. 

DOCTOR CORAZÓN | Angie JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora