Había descubierto que mi familia practicaba magia y no solo eso, existía la posibilidad de que lo hicieran entre ellos mismos. Esa noche me costó dormir como muchas veces, pero esta vez no fué de alegría.
Si mi familia podía hacernos algo a nosotros mismos, «¿Qué evitaría que se lo hicieran a otras personas?» No podía dejar de pensar en eso.
«Con razón la chica del accidente me dijo que me cuidará. Ella sabía algo que yo no, y esa vidente que contactamos también».
Deseaba poder descifrar todas sus palabras, especialmente lo de la maldición de sangre, definitivamente eso tenía que ver con la magia.
Aprovechando que mis tías estaban haciendo el ritual del espíritu de la navidad, me dirigí al ático y revisé de nuevo esa caja donde estaban todas esas cosas esotéricas, pero escuché pasos tras de mí y no alcancé a hacer nada.
Corrí a esconderme dentro de un escaparate viejo que tenía un espejo y por medio de él podía ver hacia a fuera, pero desde afuera no se veía hacia a dentro. Pude ver que entraron dos de mis tías y una vecina. No podía creer lo que estaba viendo.
Entre ellas se posicionaron en el lugar de la estrella y encendieron unas velas, formaron un círculo y comenzaron a recitar un hechizo o que se yo. Las tres lo recitaron al unísono y elevaron sus manos hacia el techo. No alcancé a comprender lo que decían, pero la imagen lo dejaba claro.
De pronto ví como la vecina comenzó a retorcerse dentro de su propio cuerpo y se balanceó adelante y hacia atrás hasta como si se ajustase dentro de ella. Se tambaleó hasta llegar a un frasco de agua ardiente y lo bebió como si fuese agua.
Cuando se recompuso su caminar fué diferente, como si no fuese ella. Mis tías la rodeaban como para que no se cayera y le ofrecieron asiento. Hablaron durante una hora aproximadamente y luego volvió a retorcerse como al principio.
Después de eso, volvió a la normalidad. Recogieron las cosas que utilizaron e iban de salida cuando escuché una voz masculina tenebrosa que me susurró al oído "Al fin solos".
Se me escapó un sonido gutural que ahogué lo más rápido que pude colocando mis manos en la boca y lo que sea que estaba a mi lado se desvaneció.
Mis tías le dieron una vuelta alrededor del ático buscando el sonido y hasta se acercaron al escaparate. Me quedé helada ante la posibilidad de que escucharán mi respiración y la contuve por unos segundos.
En vista de que no escucharon más nada, salieron de la habitación. Cerré los ojos por un momento y volví a respirar de nuevo.
Mi cuerpo estaba súper tenso y la piel la tenía erizada a más no poder. Un escalofrío de terror no me abandonaba y mi corazón latía con mucha fuerza, ponía sentirlo retumbar en mi cuello.
Estaba haciendo tiempo de que estuvieran lejos del ático para poder salir del escaparate y trataba de no perder la poca tranquilidad que me quedaba.
Cuando estuve segura de que no volverían a entrar de nuevo al ático, salí del clóset y miré a mi alrededor, buscaba con la mirada la voz que me sorprendió dentro del clóset.
−No te asustes, Natalie −interrumpió mientras se iba a acercando a mí.
−¿Quién eres? ¿Y cómo sabes mí nombre?−pregunté con voz temblorosa
−Soy alguien que quiere ayudar y sé que quieres respuestas−declaró
−¿Cómo sabe lo que quiero si no me conoce?−inquirí
−Hace mucho tiempo que te conozco. Fuiste la única que estuvo conmigo cuando estuve a punto de suicidarme−confesó
−¿Qué?−pregunté desconcertada
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Malditos Recuerdos (Saga Recuerdos #1)
RomansaEsta es la historia de Natalie, una joven común que no cree en el amor, pero la vida es caprichosa y se encargará de sumergirla en un triángulo amoroso entre dos chicos. Las confusiones estarán a la orden del día y no le permitirán decidirse por uno...