Capítulo 18 Quería ser como él

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Rafa es un chico muy lindo, tierno, compresivo y muy maduro en comparación con todos los chicos del colegio. Me gustaba mucho porque estaba enfocado en lo que quería, él no dudaba, no era un chico de andar con rodeos, le gustaban las cosas claras; aparte de que sus papás eran mayores y eso le daba un plus a su personalidad, era como ver a un hombre mayor en el cuerpo de un joven. Emanaba seguridad, autoestima y confianza, tenía mucho carisma y podías entablar una conversación con él, estaba instruido en varios temas.

Yo, por mi parte, era la sobrina de una de las mujeres más influyentes de la localidad y dado a nuestro hermetismo familiar éramos de las chicas más codiciadas del colegio, éramos las chicas bien, de buena familia, las que todo el mundo pensaba que éramos sifrinas o de alta sociedad. No nos veían en cualquier lugar ni con cualquier tipo de gente. Eso realmente me molestaba, yo no me consideraba de la alta sociedad, ni diferente a los demás, vivíamos bien, pero mucha gente y chicos de nuestra edad ya nos odiaban simplemente por ser de nuestra familia.

¿Acaso yo escogí nacer en esa casa de locos?...

Yo era bien sencilla, trataba de no mencionar mi apellido para no generar polémica y me metía en todo tipo de problemas, asistía a huelgas, recogía firmas para sacar a los profesores desagradables del colegio y me rodeaba de chicos de todas clases sociales. Siempre fui de ese tipo de personas que no ve el apellido sino la calidad de la gente, el que me ofrecía su amistad sincera era un hermano para mí y el que no, debía tenerme miedo.

Bueno, no es que fuese el diablo disfrazado, pero esa persona no contaría conmigo jamás.

En ese sentido, era parecida a Marcos, claro él era más dominante e irreverente, le gustaban las cosas claras, justas y detestaba las mentiras. Era un espíritu libre, hacía las cosas a su manera y no le importaba lo que los demás pensarán de él. Admiraba su determinación para hacer las cosas y esa manera de decirlas sin maquillarlas, pero sin herirte al decirlas. Quería ser como él. Tener ese coraje para hablar y esa seguridad que lo hacían ver blindado.

En mi casa las cosas no habían mejorado, pero tampoco empeorado; tampoco logré averiguar mucho sobre el tema de los dones y ya estaba tan cansada de vivir bajo el temor de mi papá que me enfoqué en hacerle frente, tenía cierto resentimiento hacia él. Quería molestarlo como Marcos me molestaba a veces, quería herirlo como él me hirió a mí. Quería ser mejor que él, superarlo.

...

Días más tarde llegó el cumpleaños de una tía que vivía cerca de la casa, vimos muchos vídeos musicales de rancheras y clásicos de su época, estábamos en nuestro mundo y la estábamos pasando bien, tomando y conversando en familia, de pronto mi papá se puso necio porque le escribía a Marcos sin descanso, y me moleste tanto, que el alcohol que había tomado no permitiría que me callara y lo reté delante de todo el mundo. Sin querer estábamos discutiendo en un tira y encoge que jamás pensé que lograría.

Por alguna razón, a pesar de que estaba dañando el cumple de mi tía me sentía bien al lograr molestarlo. Sentía que le devolvía parte del daño que me hizo en mi cumpleaños. Ese día entendí que si tomaba un poco lograría adquirir el coraje necesario para encararlo, no le tendría miedo y no me importaba lo que pensara, ese día fui valiente. Me sentí ee titanio.

3 meses después

Estaba en el colegio cuando Rafa me fue a ver de sorpresa y me invitó a dar una vuelta. Pasábamos un buen rato juntos cuando de pronto me encaró, estaba algo ansioso y preocupado por mi reacción, pero no aguantó más. Rompió el silencio alegando que ya teníamos 3 meses juntos y no nos habíamos dado nuestro primer beso.

Realmente me puse nerviosa, pensé que podía frenar un poco más la situación, pero en vista de que no y el estaba decidido y me armé de valor y le dí la razón.

Malditos Recuerdos (Saga Recuerdos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora