Capítulo 28 El Reencuentro

52 8 184
                                    

Pasé casi toda la noche despierta, intentaba cerrar los ojos y descansar un rato, pero era peor. Me imaginaba a Marcos de frente, que me recibía en el terminal y aunque me moría por verlo no quería estar en el medio de él y mi madrina. No estaba emocional ni psicológicamente preparada para eso.

Le avisé a Marcos que apagaría el celular como a las 3 de la mañana porque me estaba quedando sin batería y quería poder avisarle cuándo llegara y se quedó más tranquilo.

Estuve un rato más mirando el camino por la ventana, cada peaje, cada estado que cruzábamos y no recuerdo el momento exacto, pero me quedé dormida lo que para mí fueron como unos segundos cuando me despertó el bullicio de la gran Caracas.

Los autos que transitaban por las calles en la ajetreada ciudad y las luces que se colaban por la ventana amenazaban con cagarme.

Encendí el celular y eran las seis y tanto de la mañana, inmediatamente le envié un mensaje de buenos días a Marcos y le notifiqué que ya estaba en Caracas.

Él se emocionó muchísimo, quería saber exactamente dónde estaba, pero temía decirle en dónde. Lo conocía muy bien y sabía que era capaz de llegarme de sorpresa en una moto taxi. Así que le dije que no sabía.

No podía verlo mientras estuviera con mi madrina. Estaba temblando de los nervios.

Hablamos un poco más por mensaje de texto, él literalmente estaba como loco, había pedido el día libre en el trabajo y no sabía dónde estar parado. Me lo imaginaba ansioso caminando de un lado a otro.

Mi madrina, por otro lado, estaba como loca también llamando a mi tío Lucas para que fuera por nosotras al terminal de la bandera. Yo solo quería descansar un poco antes de ver a Marcos y necesitaba con urgencia idear un plan para poder verlo.

«¡Necesitaba verlo! ¡Era ese día o nunca!»

Tío Lucas llegó al cabo de unos minutos. Él era un hombre muy activo, se sabía mover por Caracas con suma agilidad, era un hombre mayor de 55 años, cosa que no le restaba rapidez, tenía una agilidad envidiable.

Nos llevó a su casa en metro, y al llegar nos preparó el desayuno y nos invitó a descansar un poco. Yo aproveché para descansar un rato y cargar el celular.

Mi Nonestito por otro lado, estaba eufórico, preguntando donde estaba y cuando nos veríamos, intentaba calmarlo, pero ¿A quién engaño?, yo estaba peor que él. Le pedí prestada a mi tío su computadora para verificar la ruta del metro y la estación más cercana a la dirección de mi None.

Busqué rápidamente en Google maps y casualmente su dirección quedaba cerca de la casa de mi tío Leonardo, en Antímano. Estaríamos como a 30 minutos de diferencia. Sin darle muchos rodeos, llamé a mi tío Leonardo para avisarle que estábamos en Caracas y como teníamos tiempo que no nos veíamos fue por mi hermana y por mí a casa de tío Lucas.

Él era ese tío super despreocupado, alegre y cariñoso que todos soñamos con que fuese nuestro papá. Nos buscó y compró muchas cosas para compartir, desde chuletas de cerdo, compotas, frutas y chocolates, hasta unas cervecitas para pasar el rato. Nos tenía consentidas.

Esperé un poco para no sonar desesperada, cosa que no sé si logré. Luego de llegar a su casa y compartir un rato con él y mi tía, le pregunté si podía decirle a un amigo que se acercara a su casa y dijo que sí. Cuando mi tío afirmó su respuesta le avisé inmediatamente a Marcos.

Mi tío se ofreció a ir por él porque la dirección de su casa era bastante complicada. A lo que Marcos llegará a la estación del metro más cercano, nosotros lo pasaríamos buscando.

Malditos Recuerdos (Saga Recuerdos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora