Capítulo 30 ¡Sorpresa!

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Creo que al verlo tan cerca palidecí totalmente. Mi madrina se me acercó de nuevo para tomarme la temperatura con la mano y él avanzó hacia nosotras.

−Buenos días− interrumpió en forma de saludo

−Buenos días, ¿Y usted quién es?− preguntó mi madrina con ironía

−Él es Marcos madrina, mi amigo, él que me llama todas las noches por teléfono− interrumpí tratando de no mostrar más nerviosismo del evidente.

−Ah, usted es Marcos− comentó mi madrina observándolo detenidamente de pies a cabeza.

−Si señora. Mucho gusto− contestó ofreciendo su mano para estrecharla

−Igualmente− respondió mi madrina en tono seco. −¿Por eso te dolía el estómago?− preguntó refiriéndose a mí

−No madrina, la comida ya me había caído mal− me defendí

−Sí, ella ni siquiera sabía que me acercaría. Fue una sorpresa− comentó con una sonrisa triunfante

−Sí que me sorprendiste. ¿Y eso?− inquirí para evitar más preguntas.

−Bueno− interrumpió mi madrina −ya que está aquí, se la encargo mientras sigo viendo las tiendas− expresó refiriéndose a Marcos

−Claro que sí. Yo se la cuido− contestó con suficiencia

−Ujum... Más le vale, con mucho cuidado− respondió haciendo énfasis en sus últimas palabras, algo dudosa mientras se alejaba con mi hermana.

Marcos se sentó a mi lado y me tomó de la mano.

−Viste, no fue tan grave− respondió guiñándome un ojo

−¡Casi me muero!− coloqué mi mano en el pecho mientras respiraba para calmarme. −Debiste avisarme que venías. Pensé que me moriría− confesé

−No quería que me dijeras que no y además quería sorprenderte− se defendió

−Lo lograste− lo miré a los ojos para enfatizar mi respuesta

−¿Te sientes mejor? Estabas full pálida, no sé si fue por mí o por el malestar− interrogó realmente preocupado

−Por ambos. Y sí, ya estoy mejor. Igual me duele el estómago, pero ya no es tan fuerte.

−Ves, con mayor razón debía venir, soy como tú medicina− agregó mientras se acercaba un poco más. −¿Y mi beso? − reclamó divertido

−Espera un poco. Mi madrina puede estar por allí− miré en todas las direcciones intentando ubicarla

−Ella ni siquiera estaba pendiente. Además, la vi bajar− comentó dejándome sin argumentos

−Ok, uno rapidito−. Me acerqué a él y le dí un pequeño besito en los labios.

−Así no se vale− se quejó.

−Nonestito aquí con mi madrina no te puedo estar besando como si nada. En mi casa todo el mundo cree que sigo con Rafa.

−Ok, ok, pero algo tenemos que hacer. Yo quiero pasar el día contigo− sentenció

−Esperemos un poco ¿sí?− le rogué con los ojos

−Ok, y mientras ¿Qué hacemos?− preguntó

−Buscarlas. Prefiero tenerlas cerca, a no saber si nos llegarán de sorpresa− estaba muerta de miedo

−La verdad es que las perdí de vista, pero sé que bajaron.

−Ok− respondí algo preocupada mientras nos disponíamos a bajar las escaleras.

Malditos Recuerdos (Saga Recuerdos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora