En ese instante, todos a nuestro alrededor se desvanecieron, solo éramos él y yo.
Mi corazón latía como si no cupiera en mi pecho, un escalofrío recorría todo mi cuerpo, tenía toda la piel erizada y por alguna razón no tenía miedo, mi cuerpo había conectado con el de él y mi respiración se hacía cada vez más caótica. No me importaba si el beso me dejaba sin aliento, era como si toda mi vida lo estuviera esperando a él.
Nos detuvimos un momento, él clavó su mirada en la mía unos segundos en busca de mi aprobación y nos unimos de nuevo en otro largo y anhelado beso. Fue el mejor beso de mí vida. No tenía con qué compararlo, pero lo que estaba sintiendo era de otro planeta.
¿Es real? me pregunté. No podía creer lo que estaba sucediendo. Sentía que mi cuerpo no era mío, dejó de pertenecerme cuando él unió sus labios a los míos.
Cuando volvimos a tierra, todos nos miraban con asombro. Giré mi rostro hacia la izquierda y la mamá de una compañera de clases de mi hermana me observaba con detenimiento, obviamente me reconoció. Su mirada reflejaba sorpresa y la mía pánico.
«¡Mierda! maldije mentalmente».
─¿Cómo está?─ pregunté para amortiguar el espectáculo...
Estaba muerta. Ya podía imaginar una lápida con mi nombre en cursiva.
La Señora me devolvió el saludo y le envío recuerdos a mi familia.
Desde otro ángulo podía sentir la mirada inquisitiva de Angie que me pedía una muy buena explicación para aquel semejante beso. No paraba de hacerme señas con su mirada y puedo asegurar que me sonroje a morir. Justo allí escuchamos los gritos del entrenador de los chicos.
─¡Albert, Marcos!─ se notaba lo molesto que estaba por el tono de su voz.
─El entrenador está furioso─ comentó Albert refiriéndose a Marcos
─Que se esperé─ respondió restándole importancia
Nos despedimos de la Señora y caminamos de regreso al estadio.
Ahora mi corazón estaba siendo estrujado por una infinita tristeza. Acababa de vivir el mejor beso de mi vida con un chico que ni siquiera sabía si volvería a ver.
Debía ser justo él. Me quejé.
Se me acercó sacándome de mis pensamientos.
─Espérame, guardo el bolso y regreso─ declaró tratando de calmar mi angustia y yo, solo me limité a asentir.
Estaba tan triste, tuve un mega bajón emocional, pasé de estar entre las nubes y tocarlas con las manos a caer de golpe contra el suelo.
Con mi mente llena de esos pensamientos no noté cuando regresó y me pidió mi número, yo no tenía celular así que le di el número de teléfono local de mi casa.
─Realmente espero volver a verte cosita rica─ su frase sonaba casi a súplica
─Yo también─ respondí conteniendo toda la tristeza que sentía.
─No debiste esperar hasta el último momento, pudimos haber compartido un poco más─ me reprochó
─De verdad sentía mucha pena... ─esquivé su mirada
─No importa, fue genial. Por cierto, ¡Eres una mentirosa!─ sonrió
─¿Por qué?, ¿En qué te mentí?─ pregunté sin comprender.
─Me dijiste que no sabías besar─ expresó con una sonrisa en los labios.
Creo que eso era un buen síntoma, no lo debí haber hecho tan mal.
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Malditos Recuerdos (Saga Recuerdos #1)
Roman d'amourEsta es la historia de Natalie, una joven común que no cree en el amor, pero la vida es caprichosa y se encargará de sumergirla en un triángulo amoroso entre dos chicos. Las confusiones estarán a la orden del día y no le permitirán decidirse por uno...