Capítulo 9 Marcos Parte 1

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Sonó la alarma a las cinco de la madrugada como de costumbre, me levanté rápido y fui a darme un baño. El agua estaba fría como todas las mañanas, pero me gustaba ducharme así, de esa forma me despertaba bien. Debía hacerlo con rapidez porque estaba lejos del campo y el entrenamiento iniciaba a primera hora de la mañana.

Me demoraba casi una hora para bajar desde Miranda hasta Aragua y si bajaba más tarde demoraría más por el tráfico. Los Teques y Caracas eran una locura si nos dejábamos avanzar la mañana.

Mi papá había despertado primero y ya estaba casi listo para irse. Lo supe por el olor a café, nunca salía de casa sin tomarse una taza de café bien caliente. Para cuando salí del baño se había ido. Realmente no éramos de hablar mucho, total, casi no lo veía.

A mis dieciséis años ya me movía solo por la gran Caracas. Entrenaba en Aragua, estudiaba en Los Teques y trabajaba en Caracas, viajaba de estado a estado y era independiente, vivía como un adulto.

Me preparé algo de comer, desayuné y corrí al terminal. Si llegaba tarde el entrenador se molestaba y que lala escucharlo, afortunadamente, llegué justo a tiempo.

─¿Qué fue panas?─ saludé a los muchachos dándoles la mano y abrazándolos a medio hombro como de costumbre y vimos llegar al entrenador.

─Vamos muchachos, a calentar─ ordenó mientras masticaba un chicle Adams, su favorito.

Siempre nos hacía darle de cinco a diez vueltas al estadio y luego hacíamos el entrenamiento habitual, nos separábamos en dos grupos y jugamos un partido de unos cuantos innings para perfeccionar nuestra técnica.

Al final del entrenamiento nos reunió a todos y nos dijo que comenzaría un torneo de béisbol que tendría lugar en el Estado Falcón y dependiendo de nuestro desempeño estaríamos cuatro o cinco días.

La idea realmente me gustó, no conocía ese Estado. Así que entrenamos como locos durante varias semanas y entre los destacados estaba yo. No por presumir, pero soy bastante bueno y le doy ánimo al equipo.

Podría asegurar que era el alma de la fiesta.

Al cabo de unos días nuestros esfuerzos había dado frutos y estábamos de camino a Falcón. Al llegar pudimos notar el cambio de clima; Aragua y Caracas eran full frescos y fríos en ocasiones, pero allí hacia burda de calor. Seguimos en carretera pasados de la capital de Falcón hasta llegar al pueblo donde se realizaría el torneo, que debo decir estaba lo suficientemente alejado de la ciudad y era ligeramente más fresco que la ciudad de Coro.

Nos recibió el Profesor Pedro, un hombre moreno, alto y muy pana, distribuyó el equipo en diversas casas, en su mayoría todas cerca del estadio, a Albert y a mí nos tocó en la misma calle.

Albert es un chamo tranquilo, le gusta hacer las cosas bien y evitaba tener problemas, tanto con el entrenador, como con el equipo, era medio atontado, pero muy pana.

El pueblo no era muy animado que se diga, los únicos lugares de entretenimiento eran la plaza central y las playas.

Y bueno, solo podíamos compartir en la plaza porque todos éramos menores de edad y a la playa solos no nos llevarían. Tampoco vi chicas lindas, al menos no que me llamarán la atención y la plaza estaba llena de maricos, pero igual la pasamos bien.

Intenté no pararle mucho a eso, de igual forma solo íbamos por unos días y de regreso. Junto al Profesor Pedro estaban dos chicas, Angie y Vivian. Al parecer las chicas estaban apoyando al Profesor, eran panas, pero no eran mi tipo. Albert había cuadrado con Angie, no eran una pareja muy pareja a mi parecer, pero ese es su problema.

Al día siguiente, comenzaría el torneo y hasta el momento no teníamos madrina que nos representará. Era difícil que alguna chica del equipo viajará con nosotros, todos éramos varones y para todo el mundo teníamos las hormonas alborotadas, nos tenían miedo. Éramos un peligro andante.

Malditos Recuerdos (Saga Recuerdos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora