Me senté abrazando mis rodilas, suspiré con el viento acariciando mi cara y en contraste con la temperatura de este, comencé a notar como un par de gotas calientes recorrían mis mejillas.
-Tampoco lo está engañar a un Beatle con otro.-dije en voz muy baja con la voz quebrada.
Miré el césped y recordé cuando hablé con George bajo las estrellas la primera noche que pasé con ellos. Pasé una mano sobre las tiras verdes mientras intentaba detener mis sollozos.
-Oye Samala...-escuché a Brian y lo miré con los ojos llenos de lágrimas, viéndolo muy borroso hasta que cayeron al suelo-No pensé que te fuera a hacer daño, lo siento.-se sentó a mi lado.
-Da igual, vete.-apoyé la cabeza en mis rodillas.
-¿Necesitas hablar de ello?-se movió para ponerse delante de mí con las piernas cruzadas como cuando se medita.Suspiré.
-Sé que he hecho las cosas muy mal, fatal.-lo miré a los ojos, se le veía preocupado-No puedo arreglar mis errores pero...Brian me mandó a aquí para que los olvide, tenía que alejarme de aquella vida porque había caido en una espiral. Sí, me enamoré de dos Beatles y no dejaré de lamentarlo jamás.-volví a notar como las lágrimas caían-Lo único que quiero es aprovechar esta nueva oportunidad, no quiero volver.
-No vas a volver.-me dio un pañuelo de tela blanco con el que sequé mi cara-Te hace daño ese laberinto en el que te habías metido, lo mejor que pudiste hacer fue salir de él.-acarició mi mejilla-Lo siento, sé que debí haber pensado antes de hablar.
-Gracias, Brian.-sonreí muy levemente.
-¿Qué hora es?-abrió mucho los ojos y se apresuró a sacar su reloj de bolsillo-Vamos al ensayo en cinco minutos.-se levantó y me ofreció una mano la cual tomé para levantarme.