-Igualmente...no sé cómo hacerlo, ¿qué le digo? ¿La invito a salir? ¿De qué puedo hablar con ella?-me encojí de hombros.
-De cualquier cosa, lo que tienes que hacer es pasar tiempo con ella. Cuanto más esté contigo, menos lo estará con ellos. Haz que te coja cariño, no te digo que la enamores locamente pero debes hacer algo ya.
-¿Cuál sería el primer paso?-ladeé la cabeza.
-Debes hacerlo a tu manera, lo que te pida tu corazón. Ahora mismo, ¿qué quieres?
-Me encantaría ir a dormir con ella.-sonreí ante la idea.
-Te diría que lo hicieras pero quizás es demasiado precipitado. Mañana levántate primero que nadie y despiértala, cuando te pregunte que hace en tu habitación se lo explicas. Seguro que le parece, como mínimo, tierno.Asentí.
-Eres bueno en esto.-sonreí.
-Lo intento.-se encogió de hombros-Venga, a dormir. Pon la alarma en mi reloj.
-Gracias, Charlie.-programé el aparato.
-De nada.-apagó la luz.Al día siguiente, nada más escuché el sonido, lo apagué. Casi no pude dormir porque estaba bastante nervioso pero me levanté, me preparé y abrí la puerta de mi habitación.
Narra Samala:
-Sami...-escuché una voz suave y abrí los ojos.
-Ron, ¿qué haces en mi cuarto?-hablé adormilada.
-Puedo preguntarte lo mismo.-sonrió y miré a mi alrededor confundida-Te traje anoche, me dijiste que no querías salir así que lo hice por si los chicos subían a despertarte o cuando volvieran te molestaban.
-No lo recuerdo.-me senté en la cama.
-Estabas dormida, no vocalizabas nada.-sonrió.
-Ay...qué vergüenza.-reí con una mano sobre la cara.
-De eso nada, estabas adorable.-me imitó y me sonrojé.
-¿Dónde has dormido tú?-lo miré.
-Con Charlie.
-Lo siento.-junté las manos a modo de disculpa-Perdón por echarte de tu cama.
-De eso nada, te traje yo.-no dejaba de sonreír.
-Gracias. Tengo que ir a hacer el desayuno.-me levanté.
-¿Te ayudo?-se apresuró a decir.
-Claro, ven.