Luz, no más oscuridad: La dardo de plata Shi

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Tres años después...
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Era un día como cualquier otro en la choza subterránea en la que estaban todos reunidos bebiendo y comiendo, todo había cambiado desde la llegada de la pequeña peli castaña hace dos años atrás, ya nadie usaba las dichosas máscaras, la misma ya no era una niña.

Había crecido, siendo así objetivo de varios jóvenes que la observaban secretamente, mientras que el mayor les dedicaba una mortal y gélida mirada a cada unos de ellos, se había vuelto muy sobreprotector con el tiempo.

Anko: Ya tranquilo, Ibiki, tampoco es como si Tenten les prestara atención.

Intentó calmarlo.

Ibiki: No sé de qué me hablas, estoy igual que siempre.

Respondió viendo como la joven comía como si la vida se le fuese en ello, después de todo lo único que alejaban a los jóvenes era la actitud poco femenina de la chica, la cual contrastaba con la de Anko que vivía arreglando su cabello o maquillandose.

Tenten: ¿Ibiki, si les lanzó agujas en los ojos, estarás más tranquilo?

Un silencio reinó por más de diez segundos, cuando la peli morada soltó una sonora carcajada.

Anko: ¡No es necesario! ¡Ja ja ja ja ja!

Ibiki: Por mí está bien...

Soltó viendo como la chica tomaba las agujas, Anko la detuvo en ese mismo instante sin dejar de reír le explicó la situación a la peli castaña que ya más calmada las guardó, mientras esto ocurría la escotilla se abrió estrepitosamente, todos voltearon encontrándose a dos de los más reconocidos caza recompensas del lugar, pero uno de ellos venía extremadamente herido y el otro muy lastimado.

Mientras que a sus espaldas venía un hombre portando una extraña mascara, vestía una capa negra que cubría su cuerpo casi por completo dándole una apariencia misteriosa, todos se alertaron poniéndose sus respectivas máscaras, porque a pesar no ocultar su rostro entre ellos, sí debían mantener su identidad secreta con las personas del exterior.

Ibiki: ¡¿Quiénes son?!

Preguntó tomando su katana, la chica peli castaña estaba tras del mayor analizando la situación.

- Tranquilos, tranquilos, solo soy un cliente que necesita de sus servicios.

Habló aplaudiendo.

Anko: ¿Son Sabuza y Haku?

Preguntó por lo bajo.

Tenten: Al parecer si.

Respondió.

Ibiki: ¿Que es lo que quiere?
Le informamos que cliente o no, no debe de entrar a éste lugar, está prohibido.

Dijo bajando su arma.

Ibiki: Adelante, pase, no era necesario tanto escándalo, solo debía llamar a la puerta y decir el motivo por el cual está aquí, nada de otro mundo.

Amor en Custodia 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora