Vínculos inquebrantables...

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El enmascarado de cabello azabache observaba el caos que había logrado, el dolor que había vivido reflejado en cada uno de los miembros de Konoha Corporation, la desesperación en su mirada eran tan claras como las gotas de agua que caían de aquel cielo gris, sonreía complacido, no habría nadie que lo detuviera, Konoha Corporation al fin sería aplastado, luego de eso no habría nada ni nadie que le impidiera dominar el país a su antojo.

Veía aquellos ojos fríos luchando el uno contra el otro, Naruto y Tenten, dos almas cuyo vínculo de amistad incondicional había sido inquebrantable hasta hoy, un día en el que el egoísmo lo comenzó a devorar desde dentro, los sentimientos eran uno de los lazos más fuertes y mortales si no se eran lo suficientemente inteligente para poder controlarlos, Hinata deseaba egoístamente a Naruto mientras que Neji anhelaba una cruel venganza mediante por la cual se había alejado de la mujer que amaba, definitivamente sería su historia trágica favorita como la de Kakashi y él.

Rin, la mujer que lo había vuelto completamente loco, quería tenerla con él, quería que volviera, pero sabía que era algo imposible desde todos los puntos de vista posibles, se había esfumado entre las manos de la maldita azabache, esa satisfacción que sintió cuando dejó de sentir su repugnante presencia, esa satisfacción que sintió al provocarle el mismo dolor a su hermano, de saber que se estaría retorciéndose de dolor como él cuando le arrebataron al amor de su vida, valía cada gruesa lágrima que todos derramaron, fue él desde el inicio, desde el primer respirar de los primogénitos de la primera generación de Konoha Corporation, estuvo ahí, tras Gaara y Temari, tras Ino Yamanaka y Sasuke Uchiha, incluso tras Naruto, pero dos de los vástagos habían escapado de sus garras, Neji y Hinata Hyuga.

El había planeado todo para que el asesinato de Hizashi y Hisana se llevara a cabo, pero Shizune intervino salvando a Neji, llegó antes y logró recuperarlo sin saber que Hisana tenía otro bebé del que nadie más sabía, pudo quedarse con la pequeña Hanabi y convertirla en lo que ahora era, una herramienta fiel a el y ha Akatsuki, usaría el poder del Byakugan para acabar con cada uno de los agentes, y más que ahora tenía a Neji de su parte, no había sido difícil el incrustar la semilla de odio en ambos hermanos, los sentimientos eran realmente mortales.

Podía oír los estruendos de la batalla a su alrededor, Tsunade,  Kakashi y Jiraija contra la pequeña Hanabi que no se los dejaba fácil en lo absoluto, Temari respiraba irregularmente mientras Hidan y Kakuzu la acorralaban sin ningún esfuerzo, Sasuke y Gaara hacían lo que podían desde las alturas más la bella Konan  los atacaba con proyectiles explosivos que Sai intentaba frenar, Kiba defendía como podía a Karin e Itachi que disparaba un arma de fuego luego de haber despertado de su inconsciencia.

"Un caos perfecto..."

Pensó Obito, pero algo se podría poner mejor, solo un poco de desesperación podía ser la detonante a un desenlace interesante.

Ambos agentes tomaron distancia del otro respirando irregularmente, Tenten tenía uno que otro corte al igual que el rubio que la miraba con firmeza retomando su pelea, la peli azul protegía a su padre luchando cuerpo a cuerpo con los soldados de papel que la oji miel había desplazado, jadeaba presa del cansancio viendo de soslayo a su agente, sabía que estaban siendo delicados el uno con el otro, como odiaba todo eso, su tiempo se acababa, no entendía como todo había terminado así, solo quería una vida en paz, ¿era mucho pedir?, siempre fue víctima de las burlas siendo constantemente pisoteada, pero ahora tenía a alguien a su lado que la protegería de todos sus dolores y pesares, por lo que no accederia a perder lo que  había obtenido, no dejaría su felicidad a un lado si bien tuviera que acabar con los obstáculos.

Por un momento el tiempo se detuvo, se quedó perpleja al ver a un enmascarado frente a ella, lo reconoció de inmediato, el era el causante del dolor de todos en Konoha Corporation, Obito Hatake el hermano de Kakashi, rápidamente sacó su arma y abrió fuego, más las balas jamás le hicieron el mínimo daño, por alguna extraña razón estas lo atravesaban como si tan sólo fuese aire, al escuchar el sonido de los casquillos vacíos asestó golpe tras golpe sin conseguir absolutamente nada, cayó rendida y agotada, el peli negro rió sonoramente pero contra todo pronóstico acarició su cabello con suma suavidad.

Amor en Custodia 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora