Capítulo 12 - Volver a comenzar

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Mientras recogía sus cosas, Sapphire no dejó caer ni una lágrima. Tampoco cuando se despidió de su hermana, ni cuando dio a su casa aquel último vistazo. Nadia había insistido en que en su casa era bienvenida el tiempo que hiciera falta, pero ella no dejaba de sentirse como una intrusa. Ahora, tras apenas probar bocado de su cena y ducharse en un lugar ajeno, Sapphire sentía cómo la angustia de su pecho se hacía cabida en sus ojos.

El calor del cuerpo de Ruby durmiendo plácidamente junto a ella le ayudaba a sentirse en paz con el universo, pero su mente estaba demasiado ocupada reviviendo cada momento de aquella desastrosa tarde. Nada ni nadie podía pararla ahora. Silenciosamente, rompió en llanto y se aferró a la almohada.

Cuánto tiempo pasó desde que comenzó a llorar hasta que quedó dormida, Sapphire no estaba segura. Abrió los ojos lentamente, sintiendo lo hinchados y resecos que estaban. En la ventana podía ver como brillaba la luna, y el gentil ronquido de su novia le recordó el porqué no estaba en su cama en primera instancia. Esta vez, cuando el pánico volvió a aferrarse a ella, escondió la cara en el pecho de Ruby.

Despertándose abruptamente, la morena se sentó en la cama y observó con toda la calma posible la situación. Sapphire estaba entrando en pánico y su única tarea era ser una buena novia para ella. La abrazó a su pecho y le murmuró cosas bonitas al oído, masajeando suavemente su cabeza hasta que la respiración de la otra chica volvió a una velocidad considerablemente normal. "Sapphi, ¿necesitas agua? Deberías beber agua. Háblame, por favor. Te vas a sentir mejor. Cuéntame qué te pasa" pero Sapphire seguía llorando silenciosamente junto a ella.

Las cuatro de la mañana no era una hora para tener conversaciones profundas, pero la peli azul necesitaba sacar todo aquello de su sistema. Dulces besos y caricias por gracia de Ruby acompañaron su relato, y cada vez que los castaños ojos de su novia brillaban en la tenue luz de la habitación, Sapphire sentía su corazón hincharse con afecto. Su principal preocupación no era el quedarse sola, en absoluto. Su hermana y el resto de su familia seguían queriéndola y su familia política era maravillosa. Pero el vacío de su madre era difícil de llenar y no quería vivir un año en casa de su novia. ¿Y si...?

Vender las joyas que había cogido de su joyero era una opción. Aquellos brazaletes de oro estúpidos que le había comprado su madre cuando a ella ni le gustaban igual podría sacarla de un apuro. En sus ahorros había algunos miles, destinados para la universidad. Pero estudiar podía esperar si sobrevivir se interponía en la ecuación. Su abuela no iba a estar feliz con esta decisión de su madre, estaba segura. ¡Eso era! Su abuela la adoraba y odiaba todos los estúpidos castigos que su madre le imponía. Ruby secundó la idea de inmediato, pero añadió que quizá debería esperar a una hora decente para hacer la llamada.

Después de aquella conversación ambas se sentían mucho más calmadas y el sueño volvió a atraparlas hasta bien entrada la mañana. El olor de café inundaba la vivienda familiar y Sapphire se encontró con una bandeja de desayuno junto a ella cuando abrió los ojos. Ruby y sus hermanas se habían tomado la molestia de llamar al instituto y excusarla de la tortura de tener clase por el día, la directora Alexandrite entendió la situación y les concedió a ambas unos días para asentarse. Después de todo, era sólo la primera semana de clase, así que podrían permitir un poco de indulgencia.

Ruby no quería preocuparse de más, de verdad. Pero las bolsas bajo los preciosos ojos azules de su novia le hacían arder en cólera. Su apetito había disminuido considerablemente también y sus carnosos labios se inclinaban hacia abajo en las orillas. La morena no deseaba otra cosa que besarla y prometerle que todo iba a estar bien mientras estuviesen juntas, así que tras un rápido desayuno, retiró la bandeja de la cama y se abalanzó sobre Sapphire.

La peli azul parecía sorprendida al principio, pero cuando las bonitas palabras de su novia alcanzaron sus oídos, lágrimas de afecto surgieron en sus ojos y una carcajada salió de su pecho. Cogió a Ruby de las mejillas y atrajo sus labios juntos para un beso que parecía no tener fin. El calor que desprendía el cuerpo de su novia le hacía desear sentir su piel contra la suya, pero quizá no era el momento de pensar en esas cosas cuando estaban pasando un momento tan duro. La lívido de Ruby quizá ni fuera existente.

El amor a primera vista no existe [Rupphyre - Human Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora