Capítulo 41 - Noche de bodas

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[Sé que me retrasé un poco con la entrega, pero para compensar son diez páginas de documento word (unas 4500 palabras aprox. el capítulo más largo que he hecho hasta ahora). Es el último capítulo en el que iba a haber una escena de sexo, así que como es usual en mí, se me fue un poco de las manos. Espero que lo disfruten! Tienen notas a pie de capítulo]



Los hoteles en Beach City diferían mucho de los hoteles de las grandes ciudades. No había treinta pisos, ni cientos de personas, ni premios al mejor diseño. El ambiente era siempre acogedor y un tanto familiar, y eso era algo que una pareja de recién casadas que habían pasado todo el día bailando bajo el sol de julio lo agradecían completamente. Como regalo de bodas – y en compensación por no poderles ofrecer una más que merecida luna de miel en condiciones – Daniel y Nadia se habían encargado de cuidar de Garnet para que ellas pasaran una noche especial en la suite nupcial del mejor hotel de la ciudad, que curiosamente no estaba situado muy lejos de primera línea de playa.

El recepcionista, un hombre mayor con una entrañable mirada les dio la bienvenida al hotel y les ofreció su más sincera enhorabuena. "Si me permiten el halago, les tengo que decir, señoritas, que lucen ustedes muy bellas. Espero que pasen ustedes muy buena estancia. Al final de este pasillo encontrarán el ascensor, la suite nupcial es la única habitación en el último piso. Que pasen buena noche". Con una amigable sonrisa final, el señor les entregó la tarjeta y las volvió a felicitar, provocándoles una sonrisa a ambas de camino a la habitación.

En cuanto salieron del ascensor, Sapphire sintió su mundo ponerse del revés.

Literalmente.

Ruby la había cogido como si de un saco de harina se tratase y se la había cargado al hombro, riéndose silenciosamente mientras caminaba despacio hacia la puerta. "¡Ruby, así no es como cargas a tu esposa hasta la cama!" exclamó la peli azul algo indignada y sorprendida, había esperado que Ruby la cogiera, pero no de esa manera. La morena rio incluso más fuerte "Pues qué pena, Sapph. Porque tengo muy buenas vistas desde aquí". Sapphire iba a comenzar a protestar de que estaba empezando a sentirse mareada por todo el riego sanguíneo que se le estaba acumulando en la cabeza cuando una nalgada interrumpió su línea de pensamiento. No pudo evitarlo. La falta de oxígeno que la posición le estaba causando y la situación en sí le hizo estallar en carcajadas. Ruby dejó de andar para poder bajarla de su hombro y cogerla debidamente, dejándola recuperar el aliento antes de besarla como disculpa por haber sido tan bruta – aunque en realidad no lamentara en absoluto sus actos y ambas eran perfectamente conscientes de ello –.

Sapphire suspiró en medio del beso, enredando sus dedos en los rizos que adornaban la base del cuello de Ruby para sentirse lo más conectada a ella posible. Ella siempre había sido una persona práctica y no creía en la magia, en la religión, en las supersticiones ni el destino. Pero estaba segura de que Ruby y la forma en la que sus vidas se mezclaron no había sido casualidad y estaba eternamente agradecida por ello, ¿cómo podría haber sido su vida sin besar sus labios o mirar sus ojos tan llenos de amor? Que suerte había tenido de que Ruby sintiera lo mismo por ella porque ahora era incapaz de imaginar una vida sin ella. Y si forma de besar. La morena estaba besándola de una forma que la estaba haciendo derretir. Lentamente, sujetándola cerca de su cuerpo y siendo más una romántica caricia de los labios que un juego de lenguas voraz, ya habría tiempo de eso luego. La peli azul se separó de su cálida boca para acurrucarse en su cuello, aprovechando para depositar allí un par de carantoñas más. Si se entretenían mucho en el pasillo nunca iban a llegar a la habitación y ella sí que tenía planes para una noche de bodas en el sentido más tradicional. Sólo esperaba que Ruby tuviera la misma idea.

Descifrar cómo abrir la puerta sin soltarse la una a la otra y con pequeños ataques de risa estaba probando ser francamente difícil. Sapphire terminó por tomar la iniciativa y liberar una de sus manos del cuello de Ruby para poder hacer el trabajo y abrir la puerta. La habitación era bastante amplia, con una pequeña sala de estar, un balcón con vistas a la playa y una cama en la que estaban seguras de que cabrían cuatro personas. En la mesita de café la pareja descubrió una sencilla tarjeta de felicitación indicándoles que si lo deseaban, en el minibar había champán y pequeños refrigerios a su disposición como regalo de la casa. La única maleta que habían hecho para pasar la noche afuera estaba esperándolas junto a la cómoda, un bonito lazo sujetando la etiqueta de sus nombres.

El amor a primera vista no existe [Rupphyre - Human Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora