Capítulo 23 - Sorpresa

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[Este capítulo es básicamente el capítulo 18 de "Lázuli" desde el punto de vista de Sapphire y Ruby]
Tras el tumulto de sentimientos que trajo el fallecimiento de Pink, las cosas volvieron relativamente a la normalidad. El final de octubre se acercaba estrepitosamente, indicando que el temido diciembre y sus exámenes estaban a la vuelta de la esquina. 

Sapphire, estando ya en su último año, había hecho la promesa de estudiar todos los días. Siendo diligente en su tarea, Perla y ella se encontraban cada tarde en la biblioteca local para repasar juntas. Algunos días, Ruby y Amatista se unían a ellas, pero eran días que daban por perdidos. La volátil dinámica entre las cuatro chicas juntas daba pie a horas y horas de risas y procrastinación.

Una mañana de sábado, mientras se preparaban para el partido, Sapphire empezó a encontrarse mal. No era nada grave, o eso quería creer ella. Un constante dolor punzante en su bajo vientre no era nada raro teniendo en cuenta que la regla estaba por llegar. Tras tomarse un paracetamol, se cambió a su uniforme de animadora y esperó a que su novia acabase su rutina. 

El partido había ido medianamente bien, el equipo local había ganado por sólo dos puntos de diferencia. Como usualmente, las jugadoras y algunas de las animadoras se reunían en el Big Donut para celebrarlo con dulces y batidos. Ruby, como ya era lo normal, pidió doble ración para compartir con su novia. Un sólo donut después, el estómago de la peli azul comenzó a sentirse raro. Un sabor extraño invadió su boca y las ganas de vomitar se hicieron casi imposible de evitar. Con toda la calma posible, salió de su puesto en la mesa y caminó hacia el baño. 

Ruby entró al baño y escuchó a alguien vomitar. Pensando que era Amatista por sus usuales costumbres de comer comida en mal estado, lo ignoró. Pero un sollozo le llamó la atención. Esa era claramente Sapphire. "Cielo, ¿eres tú?". Un solo gruñido de afirmación fue su respuesta. Después de lavarse las manos, la morena abrió la puerta del baño contiguo para revelar a su novia. Tez pálida, sudor frío empapando su flequillo y brazos agarrando su estómago. Ruby se arrodilló junto a ella y esperó pacientemente una explicación. "No sé qué me pasa. Algo debió sentarme mal anoche y ahora me duele el estómago. Creo que me voy para casa, no estoy como para celebraciones". Ruby besó su sien y le tomó la mano. "Entonces yo me voy contigo, no quiero dejarte sola ahora". 

Después de despedirse de las chicas, la pareja pagó su parte y se marchó a su apartamento. Tras una merecida siesta, Sapphire se despertó sintiéndose mucho mejor. Ruby, que hasta ese momento había estado entretenida jugando con su móvil, abrazó a su novia por la cintura y le besó la mandíbula. "¿Se encuentra mejor mi chica preciosa?" Sapphire sólo pudo sonreír y asentir, sonrojada por toda la atención que la morena le brindaba.

Pasaron un par de días hasta que el malestar volvió. Los vómitos no habían remitido, pero el dolor punzante y el sentir que su cuerpo estaba hecho de piedra habían dejado a Sapphire comenzar la semana con normalidad. El día en la universidad se le había hecho eterno, cada pocos minutos sentía ganas de ir al baño y las náuseas le estaban empezando a pasar factura cada vez que un olor relativamente fuerte alcanzaba su nariz. Mientras regresaba a casa, hizo una nota mental para pedir cita a su médico.

La mañana del martes fue la decisiva. No había parado de vomitar en toda la noche y el estar sin Ruby le hacía sentir ansiosa. De lejos escuchó a Peridot y Lapis conversando en la cocina y decidió unirse a ellas. Lapis estaba recogiendo y limpiando, más feliz de lo que la había visto en un tiempo. Como un muerto viviente, la peli azul se hizo una infusión de manzanilla mientras le aseguraba a Lapis que sólo era un virus estomacal. No había acabado la frase cuando las náuseas le atacaron con toda la fuerza y tuvo que correr hacia el baño.

Ese día Sapphire decidió no ir a clase y quedarse en casa. Era un lujo que no se podía permitir, pero su estado de salud no era el óptimo. Tras pasar por las náuseas, la peli azul se tumbó en el sofá en posición fetal, las rodillas pegadas al pecho en busca de confort. Sus pensamientos no paraban de girar en torno a este cuadro repentino de malestar. No había comido nada en mal estado, había estado comiendo sano, nadie a su alrededor había enfermado. Todos los síntomas los podría achacar al síndrome premenstrual, pero… Sapphire se quedó helada. ¿Cuándo había sido su último periodo? Con manos temblorosas, cogió su móvil de la mesita de café y checó su calendario menstrual. Su regla tenía que haber aparecido hacía una semana. 

La ansiedad y la soledad nunca habían sido una buena combinación. Sapphire se dio cuenta de que había pasado la mañana llorando cuando la fría mano de Lapis acarició sus piernas. Con un escalofrío recorriendo su cuerpo, se incorporó para dejar sentar a Peridot a su otro lado. Entre la pareja, la abrazaron y, tras Sapphire explicarles la situación, le ayudaron a contactar con Ruby porque sus lágrimas no cesaban.

En su cabeza mil futuros posibles se habían planteado y todos tenían uno en común: su embarazo era más real y tangente que nunca. Cuando la puerta se abrió y Ruby apareció tras de ella, Sapphire no dudó en correr hacia su novia y abrazarse a su pecho como si fuera un ancla que la devolviera a la realidad. El cálido abrazo de la morena fue suficiente para hacerla derrumbar otra vez. Entre sollozos, Sapphire le susurró que su madre iba a querer matarla. Ruby suspiró, murmurando cosas bonitas en su oído, asegurándole que todo iba a ir bien. 

Con un poco de esfuerzo, la pareja entró en el baño. El llanto de Sapphire había desaparecido y ahora el estrés y la preocupación era más evidente en el rostro de Ruby. Con la torpeza de los nervios, le ofreció a Sapphire las pruebas de embarazo. Sapphire se sentó en el suelo del baño y le pidió a su novia que hiciera lo mismo. Necesitaban hablar antes de tener una respuesta clara. 

"Lo siento, es mi culpa". Fue lo primero que salió de los labios de Ruby. Sus preciosos ojos marrones se habían aguado y sus dulces facciones reflejaban la amargura de su interior. Sapphire, indignada, se sentó mirándola fijamente a la cara. "No, Ruby. Es cosa de las dos. A veces las medidas de protección no funcionan al 100% y ambas sabíamos que esto siempre ha sido una posibilidad". Ruby asintió, aunque en su interior no estaba convencida del todo. "Tengo miedo…" fue todo lo que pudo decir la morena antes de que Sapphire, con lágrimas recorriendo sus mejillas, le besara. "Yo también… Vamos a salir de la incertidumbre". 

Tras hacer pis en un incómodo vaso plástico, Sapphire sumergió cada uno de las pruebas durante unos segundos. Ahora era el momento de esperar unos insufribles tres minutos para saber con certeza si su destino cambiaría para siempre.

El amor a primera vista no existe [Rupphyre - Human Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora