Capítulo 19 - Víspera

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El reencuentro una semana más tarde con Amatista y Perla había acabado con una avergonzada Ruby, una incómoda Perla y una arrepentida Sapphire. La chica latina bromeó sobre el tema sin cesar durante todo el almuerzo hasta que un mensaje de su hermana le hizo cambiar el tema por completo.

La navidad estaba a la vuelta de la esquina. Una semana más y Sapphire y Ruby estarían besándose bajo el muérdago, junto a la chimenea de los padres de la morena. Pero, a pesar de llevar un largo tiempo viviendo en su piso actual, no había decoración ninguna. Y Sapphire extrañaba eso con locura. "Ruby, ¿y si compramos un árbol de navidad y decoramos un poco el piso?" le preguntó a su novia una fría mañana mientras tomaban algo calentito. Como era de esperar, Ruby enseguida asintió y prácticamente corrió a prepararse.

La peli azul sabía que contaba con un presupuesto ajustado para esas navidades, pero podría hacer un ajustillo aquí y allá para llenar ese vacío y comprar decoración. Desde que su madre la echó de casa, Sapphire anhelaba la sensación de calidez y confort que le brindaba la época. Tras prepararse, cogió su bufanda y el móvil y salió de la habitación para hacer una llamada. Dos, tres, cuatro tonos. Pero la persona al otro lado no contestó. Otro intento. Y otro. Pero nada. Tratando de sacudir la negatividad de sus pensamientos, Sapphire se unió a su novia junto a la puerta para ir al centro comercial más cercano. Llegaron allí cogidas de la mano, grandes sonrisas dibujadas en sus rostros y mejillas sonrojadas por el frío. Cuando se fueron a aventurar en la primera tienda de decoración, el teléfono de Sapphire sonó.

"¡Sapphire, cariño! Perdóname por no responderte antes, pero estaba algo ocupada. ¿Todo bien?" Sapphire suspiró aliviada, su abuela parecía estar en perfecto estado. "Sí, abuela. Despreocúpate. Sólo llamaba para ver cómo estabas tú y si nos veremos en casa de mi madre el día veinticinco. Llevamos ya bastante tiempo sin vernos y andaba preocupada". Al otro lado de la línea se oyó un suspiro y esta vez, la voz de Pink parecía triste. "No lo sé, cielo. Espero poder estar allí. Pero si no, trataré de visitarte en tu casita los días siguientes. ¿Te llegó ya mi regalo de navidad? Si no, revisa tu cuenta del banco". La peli azul no pudo evitar la tristeza que la invadió al pensar en pasar unas navidades sin su abuela, pero trató de ocultarlo para no levantar sospechas. "Está bien, si me llegó te avisaré luego. Te quiero, abuela. Hasta pronto".

Tras finalizar la llamada y poner al día a Ruby, las chicas entraron al pequeño comercio. A pesar de estar en unos grandes almacenes, en el lugar se respiraba el ambiente típico de un local familiar, con cada detalle meticulosamente cuidado y mucho mimo. Ruby enseguida fue a por las esferas rojas, siendo ese su color favorito. Sapphire, como era de esperar, gravitó por las azules. Ambas cruzaron mirada y rieron, sintiéndose algo estúpidas por ser tan predecibles. Lo que no esperó ninguna fue que les encantase tanto la sección repleta de adornos en distintos tonos de granate, púrpura y carmesí. Con algunos toques en dorado sería un árbol elegantísimo. Tras escoger los ornamentos, se despidieron de la amable tendera y entraron a la siguiente tienda a por el árbol. En apenas minutos se decantaron por uno pequeñito para colocar sobre la mesita de café junto a la puerta.

Donde ambas sucumbieron a gastar sin reparo, fue en la iluminación. Guirnalda de luz blanca cálida para el árbol, luces multicolores para la pared y otras tantas para el resto de la casa. Ruby parecía tan feliz que iba a explotar de un momento a otro. Y Sapphire amaba cada momento junto a ella.

Al llegar a casa, desempacaron todas las bolsas y tras un rápido cambio de vestuario a algo más cómodo, se pusieron manos a la obra. El árbol parecía una fusión de sus dos personalidades: si mirabas de cerca era algo caótico, pero en el exterior parecía ordenador y premeditado. Las luces hacían destacar las diferentes esferas y decoraciones de una manera preciosa, pero también lo hacía con sus ojos y Ruby jamás creyó en ser suertuda, pero ver el reflejo multicolor en la cara de su novia y su expresión de paz interior, le hacían sentir la mujer con más suerte del universo. 

Un par de horas más tarde, y tras recibir el aprobado de Peridot en la decoración navideña en la cena, la parejita se acurrucó en la cama, bajo la manta más suave y dispuestas a ver cualquier película navideña que se topara con ellas en el catálogo de Netflix. Sapphire, como de costumbre, se encontraba apoyada en el pecho de Ruby, abrazándola por la cintura y sintiéndose como en casa. Ruby, mientras jugaba con algún mechón de pelo de la melena azul de su novia, la abrazaba por los hombros para sentir sus cuerpos lo más juntos posibles. De vez en cuando, alguna robaba un beso a la otra. O algún roce provocaba cosquillas y acababan teniendo una pelea para ver quién aguantaba más riéndose sin parar. Dos películas más tarde, cuando la peli azul pensó que su novia ya estaba más que dormida, un susurro la sorprendió. "Sapphi, ¿alguna vez piensas en formar una familia? Sé que es pronto, que quizá lo nuestro no dure para siempre, que igual el amor de tu vida llame a la puerta mañana mismo y que no nos volvamos a ver. Pero por alguna razón, pensar sobre eso me tranquiliza. Me hace sentir bien. ¿Te imaginas? Una pequeña cosita tuya y mía".

Sapphire no sabía que decir. Sobre matrimonio sí que había pensado. Sobre acabar la carrera e irse a vivir las dos juntas a su hogar ideal. Sobre recorrer el mundo cogidas de la mano. Pero no sobre descendencia. Ante su silencio, Ruby se tensó visiblemente y sintió la necesidad de disculparse. Antes de que una sola palabra saliera de su boca, Sapphire se incorporó para plantar un dulce beso en sus labios y acariciar su mejilla. "No lo había pensado hasta ahora, pero creo que me encantaría. ¿Una mini-tú? Estaría encantada, corazón. No sé por qué, pero el simple hecho de darle vueltas a la idea me hace sentir cosquillitas en el estómago. Justo aquí" una de sus pequeñas manos se posó sobre el pecho de Ruby, justo a la altura del estómago. "¿Tú también lo sientes?" Ruby asintió, claramente sobrecogida por la emoción que rara vez era evidente en la voz de su novia. Agarró su mano y le besó la palma, provocándole reír tímidamente. Tras acurrucarse y susurrarse dulcemente lo mucho que se amaban, se quedaron dormidas. Aquella noche ambas soñaron en cómo sería una navidad con un infante correteando por la habitación. 

El amor a primera vista no existe [Rupphyre - Human Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora